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Entrevistas Pablo Riverón El Pollo en concierto de Adictox en El Mejunje. Foto: Tomada de las redes sociales. Pablo Riverón "El Pollo" en concierto de Adictox en El Mejunje. Foto: Tomada de las redes sociales.

Cosas de una vida de Adictox

Hace seis años, en los pasillos de la Facultad de Comunicación, supe del movimiento punk de Santa Clara gracias a una compañera friki del aula. Ella soñaba con ir hasta allá, pernoctar en festivales y vivir la experiencia en vivo.

Ese mismo año, Gabriela (la muchacha) y Pablito (El Pollo) empezaron a fantasear por las redes sociales, pues los separaba una distancia provincial. Así flotaron las conversaciones, ella en La Habana y él en el centro del mapa isleño, hasta que se encontraron en un festival de rock en Pinar del Río. Un tiempo después, se fueron juntos con la banda de él a un festival de música en Calgary, Canadá. Por ese entonces ya era 2017 y Adictox llevaba cerca de siete años en los escenarios. 

Pablo Riverón, conocido como El Pollo, era un viejo conocido en las lides santaclareñas. Desde pequeño, el hoy guitarrista y cantante se emocionaba con la música hasta el punto de provocar ligeros disturbios en las aulas. Ya adolescente, siguió la misma música que consumía su hermano mayor. Bebió también del barrio, de las descargas con los amigos y la (escasa) huella que dejó su estancia de un año en la Escuela Vocacional de Arte, donde estudió trompeta. La música era su ruta definitiva. 

“Es que el rock and roll es lo que me apasiona. Es como algo sexual la relación que tengo con él”, se lee en una referencia de la visita de Pablo a la emisora Estereocentro, de Santa Clara.

Su debut como músico había sucedido con Eskoria, agrupación comandada por el desaparecido William Fabián. William estaba desanimado, no encontraba instrumentistas y presentía la desaparición de la banda. El panorama cambió con la llegada del joven Pablo y de Karel Fleites a aquella banda precursora del punk cubano que sedujo por años a un público enorme, que los seguía por todo el país.

Tras la muerte del fundador, vocalista y guitarrista William Fabián, Eskoria quedó disuelta.

“William era una estrella del rock. Sin quererlo, lo fue. Para mí es la mayor estrella del rock de Cuba. Como persona era un loco; hizo con su vida lo que quiso”, rememora Pablo. 

Tanto admira y recuerda al líder de Eskoria, que incluyó sus piezas, tiempo después, en el repertorio de Adictox.

La oleada de Adictox llegó en abril del 2010, un fruto de las raíces frikis de Santa Clara, concebido por dos de los ex integrantes de Eskoria. La dulce secuela del no olvido. Fundaron la banda Pablo Javier Riverón como vocal y guitarra, y Ricardo Javier Triana Mass (El Ricky) en la batería. 

El Pollo y El Ricky traían el ritmo de la última formación de Eskoria. A los ensayos se sumó Ricardo Espinosa Manzo (El Yoyo) en la guitarra y los coros, y un par de meses después se unió Landy Chaviano en el bajo.

Como lo han contado, su primer concierto data del 19 de octubre de 2010. Ese mismo año participaron como banda invitada en el Festival Ciudad Metal de Santa Clara. 

Aunque Adictox se presentó como una agrupación punk, su director ha declarado que se abre a múltiples tendencias: “La idea que sea, la inventamos en los ensayos, y así sea metal o lo que sea, lo tocamos si nos parece bien para lo que queremos. Solo buscamos sentirnos bien”.

 ¡¡¡En la calle!!!, el primer demo de la banda, llegó con un intro y 11 piezas. A excepción de la versión de El Rey, todas las canciones fueron compuestas por el cuarteto. El disco se grabó en La Habana, en La Paja Records, entre septiembre y octubre de 2011. Ciro Díaz Penedo, director de La Babosa Azul y guitarrista de Porno Para Ricardo, se encargó de la grabación, mezcla y masterización, mientras que Juan Raúl Fernández, creador del portal Cuba-Metal, diseñó la portada.

La banda no sufrió cambios de integrantes desde sus inicios. Su furia se abrió paso por varios festivales nacionales cubanos. Los vieron romper tarimas Ciudad Metal (Santa Clara), Atenas Rock (Matanzas), Rockasol (Cienfuegos), Patria Grande … más los proyectos culturales de la AHS como las Romerías de Mayo, entre otros.

Aquello no se detenía. Llegaron más giras por otros sitios: Trinidad, Jatibonico, Sancti Spíritus, Cienfuegos, La Habana, Matanzas. Compartieron escenarios con bandas como Arrabio (Trinidad), HUHO (EUA) y Previous Tenant (Canadá). 

“Una vez fuimos a tocar a La Habana, en algo de la Agencia ‘Habanera’ de Rock, que se dice cubana, pero  solo cuenta con bandas capitalinas. Nos invitó a tocar allá un amigo, y nos confesó que lo habían regañado por invitar a una agrupación punk. De más está decir que ninguna banda punk estaba en la plantilla de la Agencia ‘Cubana’ de Rock”.

En 2014, el cuarteto trajo a los oídos de su público un nuevo disco que se titula 2, con nueve temas. Puta Vida, Alas del Deseo, No seas Kontrolado y Cosas de la vida estaban entre los más sonados y conocidos. 

El Pollo grita. La letra sale disparada, vuelta loca. Los dedos en las cuerdas son igual de escandalosos. El ruido tiene su propia poesía. 

No temo a la muerte

No temo a la vida 

No temo a los cuerpos de la policía 

No temo a la curvas

No temo a las rectas

No temo a tu padre

Aunque tenga escopeta

No temo al juez

Número uno

La verdad es que no temo a ninguno

No temo a la ruina,

no temo al dolor 

Para eso siempre

Llevo aspirina 

El líder de Adictox lleva el pelo rubio, violeta, azul, verde, rojo. Casi siempre, una flor de romerillo enredada en la oreja izquierda. 

“Me identifico con el movimiento punk de nuestro país; sobre todo en la zona central —Sancti Spíritus, Trinidad, Santa Clara y Cienfuegos— tuvimos mucha unión entre las bandas. Hay un proyecto, Solidarity Rock, que nos ha unido a todos a través de amigos canadienses. Así nos fortalecimos durante esos años e hicimos varias giras”.

Los vieron en estadios, bares y festivales en ciudades de México, Canadá, Estados Unidos. Regresaban a Cuba a repletar los nuevos conciertos y luego volvían al extranjero. Las fotografías publicadas en sus perfiles muestran que en todas las fases de ida y retorno, era El Mejunje la gran terminal, el limbo, la casa. 

En el 2018 Pablo y Gabriela se fueron a vivir a Valencia. Sin anunciar finales escandalosos, la banda quedó en stand by

Pablo y Gabriela. Foto: María Lucía Expósito.

Pablo y Gabriela. Foto: María Lucía Expósito.

Cuatro años pasaron en el marcador. Al calor de junio del 2022, El Pollo volvía a pisar por un lapso corto el mismo hogar, que ahora le pareció distinto. Aún así, la añoranza insistió en revivir aquella temporada de Adictox en El Mejunje de Silverio. El concierto se anunció entre la gente de la ciudad. El Pollo desesperaba por retomar el micro. Nostálgica la energía de las caras. Abrazos. Más abrazos. 

Como pocas e insospechadas casualidades, los vi un domingo a finales de julio en la fachada rosa de la Casa de la Amistad de la Avenida Paseo, en La Habana. Encontré a Gabriela y a Pablo junto a Irwin Cao (DeadPoint) y un grupo de amigos del centro del país. Pablo quería trepar los barrotes del local, cerrado por un estimado exceso en la capacidad del concierto. Yo conocía al pianista. Le dije, cuando vino a buscarme, que conmigo entraban todos ellos. Una vez dentro, los cuerpos más longevos en la cola de la cerveza identificaron a los santaclareños. 

A las nueve y algo en la Casa de la Amistad recogieron las sillas y las mesas plásticas. Salimos. Subimos por toda la calle Zapata. Hubo un intento por tomar la noche en La Madriguera. Tocaban dos bandas muy jóvenes. 

“Yo recuerdo muy buenos tiempos en Cienfuegos, de aquellos festivales que ya estoy seguro que no se hacen. Las noches en coma —ríe—. Había un loco que una de esas noches estaba para robarle a unos amigos yumas que habían sido amigables con todo el piquete. Primero hablé con él. Después, no entendí. La botella, con ron y todo, se la partí encima. Son muchos cuentos”. 

De La Madriguera nos fuimos en un santiamén. El punto final de aquella coincidencia lo puso el parque de G. “Hace unos días pasé por aquí, pero esto estaba vacío. No pude ver a nadie descargando. Cuatro años sin venir a Cuba se sienten”, me dijo Gabriela.

El miércoles siguiente un avión los devolvió a Valencia. Pude hacerles, apenas, un par de fotos. Lo que me permitió la poca batería. El secuestro del minuto en que me miran. Abrazos y adiós, por la calle 19. 

Me voy a casa arrugando la voz con las tres líneas que repite el estribillo. La sexta del segundo disco: “Cosas de la vida. Cosas de la vida. Cosas de la vida… Cosas”. 

María Lucía Expósito Más publicaciones

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  1. Ricardo Riverón Rojas dice:

    Soy el padre de El Pollo. Gracias por este artículo, donde aprendo a conocerlo un poco más. Me siento orgulloso de su constancia y dedicación a lo que siempre fue su estrella polar: el rock.

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