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Beats & Bits Diseño Portada de Nengo Shaman Diseño: Mayo Bous

Nengo Shaman, psicología, música y Web3 (Parte I)

Nengo Shaman (Marcel para los que estudiamos con él) es una persona incansable, con ese tipo de energía que parece no acabarse. En los años de universidad siempre era parte de algún equipo en los Juegos Caribe. Es de estas personas que simplemente todos conocían, por una u otra razón, siempre dispuesto para cuanto invento se diera. Son los primeros recuerdos que evoca mi mente cuando pienso en él.

Hoy es un joven psicólogo con muchos caminos abiertos y un sentido claro para sus pasos. Se ha dado a la tarea de llevar adelante, con sus propios esfuerzos, la unión entre artes y tecnología, a través del uso del conocimiento científico y su propio crecimiento personal. 

Si le preguntas “¿a qué te dedicas?” te responderá que es artista, community builder y emprendedor; aunque su vida se puede sintetizar en la palabra música. Se considera, sobre todo, alguien dedicado a los sueños. Le apasionan la innovación y la creatividad. Desde hace más de un año está inmerso en la Web3 y todo esto de la IA en la cultura. Ganó la beca de la organización argentina Futurx, entre otras tantas cosas.

Nengo: ¿Qué he hecho? Música, emprender, estudiar, trabajar y soñar. En esa línea he trazado un proyecto personal alrededor de mi música. Busco crear  una comunidad alrededor de mi arte; una comunidad de impacto social positivo. 

Este proyecto es lo que representa a Nengo Shaman. “Nengo” es la esencia y mi impronta dentro de él. Así me dice mi familia desde pequeño, y el “Shaman” (Chamán) es por el deseo de provocar con lo que puedo hacer un cambio real en las personas. Estoy trabajando en mi primer disco que se va a llamar Ícaros. Ya saqué dos temas (Bésame y Trascendencia); pero me tomé un tiempo para convertirlos a NFTs y poder moverlos también de esta forma. Mi idea es que el disco sea completamente en formato Web2 y Web3. Para tiendas digitales y también para Marketplaces y coleccionistas de arte.

También he tenido otros sueños como Altamira, que era un emprendimiento cultural con matices de sello discográfico. Pero cuando salieron las mipymes y las nuevas leyes y normas para los actores económicos, se vio limitado el alcance de esta propuesta porque la música no estuvo incluida.   Literalmente, casi no se puede emprender en la  música desde el sector privado. El decreto 48 prohibió su producción, comunicación y distribución independiente de las instituciones ad hoc. Entonces lo he reenfocado a algo así como un laboratorio; generador de conocimientos y espacios para las tecnologías. Sería también como un archivo o un «think tank» que aporte data a la industria musical cubana. De Altamira pasamos a llamarnos Innovuzz.

Y bueno, otro espacio al que he dedicado mucho es B612, que fundé junto a otros amigos con la visión de que se convirtiera en una ONG de servicios comunitarios. Sin embargo, dada la ausencia de una política y voluntad sobre  asociaciones, que permita fundar este tipo de organización, no se ha podido inscribir tal cual.  No obstante, nuestras  acciones en los últimos 3 años son  una forma igual de legitimarlo. La familia de Nativos B612 es algo que nos marcó para siempre. 

Edu: ¡Es tremendo, Marcel! Si yo te pusiera a escoger las cosas más importantes que has hecho, ¿cuáles escogerías?

Yo no creo que haya hecho cosas tops;  puedo haber hecho cosas relevantes o importantes y dentro de los emprendimientos que te mencioné puede que alguna cosa durísima. Para mí, algo a destacar sería ganar un Grammy, acabar con la pobreza o con una enfermedad, descentralizar la industria musical cubana… esos sí son cosas tops. Pero lo que yo he hecho es trabajo cotidiano.

Trabajo, por supuesto, colectivo que, eso sí, hará  que suceda alguna de estas  cosas tops. Para mí, lo más importante hoy es que estamos creando una comunidad en torno a mi música.

Respecto a la industria en Cuba, sí he estado participando en plataformas que puedan apoyar a descentralizarla: Altamira (ahora Innovuzz, como te decía), y desde julio estoy becado con Futurx, que es la comunidad latinoamericana de aprendizaje sobre música y tecnología con foco en la Web3, energizada por la empresa argentina 432 Hertzios. Allí he estado intercambiando y trayendo cosas al contexto cubano, lo que ha sido de mucho aprendizaje.

A propósito de creación, háblame de tu disco. Es algo particular, según entiendo.

Ícaros no es un disco que va a ser tipo: “¡consuman esto!”. Va a ser creado en comunidad. Van a ser ocho canciones para plataformas tradicionales y, a la vez, serán ocho NFTs, cada uno con su propia dinámica. Vendrán proyectos individuales que se lancen, se soporten y se distribuyan en comunidad. Quiero vincularlo con cuestiones de impacto social real, con grupos de personas desfavorecidas, con discursos cotidianos necesarios. Es un álbum de rap que incorpora varias sonoridades. 

Yo comparto la opinión de que los sistemas educativos deberían enfocarse en desarrollar capacidades que se reflejen luego en bien común y crecimiento personal, que apoyen el deseo intrínseco de aprender. La forma en que se enseña hoy es muy distante. Ahora mismo es indispensable el dominio de los conceptos de la web y de cómo manejarse en este nuevo medio, que al final ya no es tan novedoso. Sería interesante conocer  la forma en que lo ves  y cómo ha sido entrar en todo esto.

Coincido plenamente. En la educación, en la música y en todo, hay que trabajar en tres cosas: el conocimiento, qué impacto tiene ese conocimiento y cómo se puede vivir de eso. Entonces, yo veo que se aboga mucho por la primera. Te doy el conocimiento; acerca del impacto y de cómo vivir de eso, arréglatelas tú. Al menos, es lo que  siento.

Es importante, ahora que estamos hablando de música, tener conocimientos del tema, que se enseñe y que venga acompañado de los impactos de ella, y pienso en música comunitaria, aplicada a la clínica, por ejemplo. Muchos artistas desconocen los impactos reales que puede tener positivamente la música. Estas son cosas que sería muy bueno incorporarlas como parte del conocimiento, porque mucho se puede hacer desde ahí. Lo otro es: cómo vivir de la música.

Muchos artistas desconocen las maneras que hay de vivir de la música y encuentran refugio únicamente en las clases particulares o en shows en vivo. Solo a través de la tecnología puede haber mil formas. Yo llegué tarde a la música, pero ya con nociones de los otros puntos. El impacto y el modo de vivir de la música lo conocí por mi propia historia de vida. Fui manager de artistas, fui project manager, estuve en emprendimientos, estudié estos temas durante la carrera, porque me interesaron.

Ya en 2020 cogí los poemas que tenía y los convertí en música. Si hubiera tenido la opción de elegir, hubiera escogido empezar estudiando en una escuela de música y comenzar esto antes, porque es lo que me llena. Al final ocurrió de esta forma y me alegra, porque puedo tomar caminos y hacer cosas que a lo mejor, si hubiera estudiado música, no las haría. 

Mi aprendizaje en general ha sido autodidacta, respecto de la industria musical. Lo bueno es que se me han abierto puertas para seguir aprendiendo y estudiando. 

Los artistas cubanos deben ser muy sacrificados, más que en otros contextos y en otros países. Aquí no existen, ni van a existir, por mucho tiempo, escuelas y asociaciones que tengan que ver con industria musical. Las hay en planos no siempre legítimos y más bien por necesidad. Se ve que en marcos institucionales no es necesario ni mucho menos, porque en Cuba no hay una industria musical real, sino un monopolio del mercado de la música. Esto te lo digo también desde mi experiencia como trabajador en el Ministerio Cultura, que es donde hago mi servicio social desde que me gradué. 

No puede haber una asignatura en una escuela sobre el negocio de la música, porque cuando una persona quiera especializarse en eso o salir a trabajar en el campo, simplemente no va a encontrar sellos discográficos independientes. Eso es lo que pasa. En Cuba hay que poner mucho para poder hacer más que los shows en vivo y para llegar a otros públicos y otros países. No hablo solo de Spotify y esas cosas. En esas plataformas estamos limitados por otras cuestiones, también de índole política, como el bloqueo.

Todo tiene que ser muy independiente, comunitario, y digamos que hasta filantrópico. Y la Web3 trata mucho de eso. 

Imagino que quienes sigan la columna deben tener alguna idea de lo que es Web3, pero sería interesante que me comentes brevemente qué es y me cuentes cómo llegaste hasta aquí.

Hay varias formas de dividir esto de las numeraciones de las webs y tiene que ver con un constructo pensado para entender la evolución del internet, según determinadas características y fases. Muy escuetamente: Web1 era básicamente leer, Web2 interactuar y leer y Web3  interactuar, leer y poseer.

La diferencia sustancial aquí es que el usuario es dueño de cosas y posee contenido (NFTs). Es algo que la Web2 no permite, porque si subes una canción a una plataforma tienes el problema de que depende de las políticas o los intereses de la plataforma, el alcance, la permanencia, y hasta el precio de ese contenido. Al final no tienes el control. Cosa que en Web3, gracias a la tecnología blockchain, sucede de forma muy diferente. 

Todo esto me llevó a la Web3. Antes de lanzar mi música tuve encuentros y experiencias con otros artistas y me enfrenté a los problemas que tenemos aquí para distribuir la música con Web2. Las distribuidoras o agregadoras exigen métodos de pago en línea que se dificultan desde aquí. A ver, es algo a lo que siempre habrá que encontrar alternativa, pero no quise estancarme en esa única manera de socializar lo que hago. 

Las plataformas digitales, por su parte, ponen un precio por streaming y/o descargas, independientemente de la calidad del producto. Cosa que no tiene mucho sentido para mí, porque si quiero ponerle un valor X o dejarlo gratis para que lo disfruten y hasta lo posean, es mi decisión.

Por la parte creativa, está la posibilidad de vender una obra de arte única y que pueda contener un concepto multidisciplinario. La Web2 no me ofrece esto. En ninguna tienda de música yo puedo hacer esto. Estas plataformas [de la Web3] son más pro que eso. Puedo hacer una canción, vincularla con arte visual y publicarla como una misma pieza.

También están los contenidos «desbloqueables» y las dinámicas que ofrecen. Puedo entregar como parte del NFT un certificado que te permita entrar gratis a mis conciertos, cosas de valor personal, y mucho más. Entonces, uno puede ser creativo en cualquier plataforma, es verdad, pero ejecutar como tal las ideas, es mucho más fácil aquí.

La palabra sería “equitativo”… Un artista merece ponerle precio a sus obras  y recibir la mayor ganancia por la venta de las mismas. Mientras que en la industria musical (digamos, Web2) los artistas reciben por lo general menos de un 20% de lo que genera su obra, en este nuevo ecosistema es diferente, porque hay menos intermediarios. La vocación comunitaria de la Web3 es tremenda. La comunidad es ponderada por sobre la audiencia. Con todo esto, nos ponemos en mayor semejanza de condiciones entre usuarios.

Esto se aleja también un poco de la concepción de cálculo del mercado contemporáneo. Hablo del entramado actual que funciona con inversiones calculadas de antemano, en función de ganancias esperadas e igualmente proyectadas a través del uso manipulable de plataformas y empresas oligopólicas.

Y luego, entre los tantos puntos que pudiéramos tocar, está la Inteligencia Artificial (IA) y todas las herramientas de diseño, de redacción, que pone al alcance de cualquier persona con un móvil o una PC. Ahora también podemos complementar nuestros proyectos de muchas maneras que, al menos para mí, resultaban bastante costosas económicamente. 

Aquí en Cuba, ¿cómo ves el panorama y lo que puede significar la introducción de estas formas de gestión?

Creo que la Web3 podría tener un papel muy positivo. Cuando en el mundo entero se habla de un tránsito Web2/Web3, aquí se puede hablar de una industria Web3, porque en este país no hay una industria afianzada. Hay personas que saben más o menos y mueven su música.

Los sellos que mayor protagonismo tienen hoy en Cuba ni siquiera son nacionales. Son sellos y empresas que tienen bases en otras regiones y vienen a explotar talento nacional. Entonces, si empieza a utilizarse la Web3, puede iniciarse un cambio muy positivo para la industria cubana.

Lo que más nos limita a nosotros es la distribución, y eso es algo en lo que la Web3, si se adopta masivamente, puede ser determinante: que se pueda cobrar lo que se genera a través de criptomonedas, lo que tampoco dependería de un banco en otro país. Por otra parte, potenciar nuestra cultura y poder exportarla a través de las nuevas tecnologías, puede traer muchos beneficios para los artistas. Creo que la Web3 será una realidad como lo es hoy la Web2. Por eso, los invito a estar preparados.

foto de avatar Edu O´Bourke Profesor e Investigador en Ciencias Sociales. Psicólogo y cantautor. Más publicaciones

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  1. Maria Luisa dice:

    Genial!, excelente entrevista, Cuba está llena de inteligencia y talentos como este, se impone reconocerlos y que cambien el panorama cultural cubano, gracias Edu

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