
Raúl Marchena
Me enganché con la banda sonora de la canción. Y es que la orquestación de la obra Contruçao del gran Chico Buarque es eso: una banda sonora. Empecé a ver esa película primero. Todas las posibles narraciones me atrapaban una a la vez o de a mil en cada repetición de la canción, mientras la escuchaba sin parar. La música sola era una película. Abstracta; pero que rezumaba claramente una profunda angustia.
Después me llegó lo que en cine llaman argumento. La idea más amplia de la canción. Me llegó de forma súbita y sin que yo decidiera entender nada de la letra. Como la escuchaba en portugués, fui poco a poco entendiendo. De un momento a otro mi cerebro ató las partes, se dio cuenta de cuál era el asunto de la canción y me lo contó. Ya consciente, así como de la nada, me dije: “Mira de qué hablaba esto”. Y traté de entender el guión.
Intentando ver cómo me contaban lo que había descubierto, vi que venía difícil. Era un guión “rashomónico” pero en el que cada visión nueva de la historia se contaba en otro plano de la comprensión y aunque se presentaba distorsionada y retorcida, contaba igual. Aumentaba la intensidad, pero sin más ruido que antes y con las mismas palabras. Hablaba ya no de la historia básica sino que la evaluaba con una extraña agudeza: igual que se presentaba fría e imparcial, te conmocionaba hasta la lágrima. Chico descubrió la manera de hacer que, con unos pocos cambios, cayera no solo un hombre sino que todo, absolutamente todo, comenzara a desbarrancarse, pero no desde allí desde donde antes, sino desde otro cada vez más oscuro lugar del alma humana…
La escuchaba todo el tiempo durante horas sin parar. Después supe del momento en que se hizo la canción y su historia. Después, de toda la obra de Chico Buarque: grandísima, imprescindible. En fin. La escuchaba todo el tiempo y desde entonces no he podido hacerlo sin conmoverme; me dejo llevar de nuevo por todos los niveles de la película y lloro inconsolablemente.
Si tuviera que irme sin remedio y me dieran a escoger dos canciones ésta sería una: Construçao. En serio lo escribo.
Construçao, realmente no me la llevaría, ella me consume. Como todo un aberrado melancólico, vuelvo a ella y caigo como pájaro sin alas. No, no me la llevaría, asusta tal compañía . Comparto tus lágrimas, que se quede en el lugar donde la lloro.
Construçao esta hecha para aniquilarnos. Gracias por el texto, espero que vuelvas a este espacio con cosas tan grandes e intimas.
Flotó por el aire cual si fuese un pájaro, ojos embotados de cemento y lágrimas. Ahí me quedé, y vuelvo: amó aquella vez como si fuese última. No me explico cómo pudo Chico llegar hasta allá, y la música provocando vértigo. Mil gracias por el texto y espero más muestras de tu intimidad con la música.
Y la otra? Cuál sería la otra que te llevarías?