Magazine AM:PM
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Ediciones Portada: Jennifer Ancízar. Portada: Jennifer Ancízar.

Magazine AM:PM no. 8

Si bien toda la vida ha sido relevante para cualquier decisor o participante en la cadena comercial de la música acceder a datos que le informen adecuadamente sobre qué se produce, cómo se distribuye y quién consume qué, hoy —con el acelerado desarrollo de las tecnologías y el exponencial crecimiento del consumo online de música a nivel mundial— la información asociada a nuestro ecosistema de trabajo es abundantísima. Conocerla, acopiarla e interpretarla es de una importancia vital.

Datos y estadísticas no son lo mismo que información. Aunque a menudo se utilizan indistintamente, los datos y las estadísticas se convierten en información cuando se consideran en el contexto del evento u objeto que está siendo analizado. Podemos usar los datos y las estadísticas para perfilar información sobre eventos u objetos y proyectar estrategias o políticas. Esto vale tanto para les[1] compositores, les artistas, las discográficas, las plataformas digitales de streaming, las instituciones o los gobiernos.

La evolución de la distribución y consumo de la música en la era digital modificó el sector para siempre. Tradicionalmente, el éxito en la industria de la música siempre estuvo asociado con las giras, la venta de CD y las listas; sin embargo, con la rápida digitalización del mundo, nuestro ecosistema se ha movido a una nueva forma de medir el éxito: los datos. Hoy los algoritmos matemáticos y la inteligencia artificial son los verdaderos nuevos actores en el panorama de la promoción y el consumo musical. Con 286 millones de usuaries actives y una cuota de casi el 40 % del mercado mundial de streaming, los datos son un factor crítico del reconocimiento mundial de Spotify. Y lo que diferencia a Spotify de sus competidores es su potente servicio de recomendaciones, basado en modelos de Machine Learning (ML).

Por otra parte, los grandes datos (big data) se han convertido en un mecanismo cada vez más destacado para resolver diferentes problemas en diversas industrias. Parece claro que la música en particular está buscando una solución a las ineficiencias estructurales inherentes al sistema actual, en el que se estima que se pierde el 100 % de sus ingresos actuales o lo que es lo mismo, pierde tanto como ingresa.

Los grandes datos son cada vez más importantes y la industria musical está empezando a utilizarlos para permitir que el consumo sea más transparente y eficiente.

En nuestra industria el levantamiento consuetudinario y con metodologías científicas y confiables de datos acerca de los procesos de la música cubana, así como su exposición y accesibilidad, son asignaturas pendientes, más allá de los esfuerzos de instituciones gubernamentales como la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei) y de otras específicas del sector cultural como el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello. Pero esta ausencia y su capitalidad para el desarrollo de la música cubana —incluso como producto exportable— no es un descubrimiento de nuestro magazine. En este número veremos hasta qué punto es una prioridad y quiénes están trabajando en resolverlo.

De todos estos temas y sus respectivos enfoques desde nuestro país o con respecto a la música cubana, pero también de los riesgos que para la creación musical o para la diversidad en el consumo tiene la tecnologización de la industria musical global, queremos comenzar a hablarles. Ese será nuestro foco delirante durante 2021.

Con nuestro trabajo sostenido desde el periodismo, analizando dónde están los datos, quién los tiene, por qué no están a la vista, cómo usarlos y convertirlos en información valiosa, cómo lo hacen otres, qué influencias tienen en las decisiones y las tendencias en el sector, estaremos contribuyendo a una mejor comprensión de los avatares actuales del ecosistema musical cubano.

En esta edición:

  • Arqueología (parcial y musical) del Paquete Semanal (infografía) — Emilio Suárez González, Daniel de la Osa y Rubén Cabra
  • Proyectando el streaming del 2021 (artículo) — Alfonso Peña
  • Sala Teatro del Museo Nacional de Bellas Artes (Desmontando la noche) — Darsi Fernández
  • Leyendas de la música cubana: Antonio Machín (cómic) — Adrián del Pino (Neos) y Yodalis Ramírez
  • La industria musical en números: ¿tierra baldía? (artículo) — Indira Hernández
  • Descarga — Roberto Díaz
  • ¿Por qué son relevantes los metadatos en la distribución digital de la música? (Consultorio musical) — Darsi Fernández
  • Hablar es complicado, fotografiar no (galería) — Evelyn Sosa
  • Otra “exhumación” en la música cubana (reseña) —Pepe Menéndez
  • Viento y tiempo. Live in Blue Note Tokyo / Gonzalo Rubalcaba y Aymeé Nuviola (reseña) — Rosa Marquetti
  • La fórmula del mambo / Juancho Valencia (reseña) — Rafael Valdivia
  • La noche alternativa habanera tiene una diosa: Telmary (perfil) — Rafa G. Escalona

Además colaboraron:

Jennifer Ancízar / Lysbeth Daumont / Håkan Moberg / Camilo Nieto / Eduardo Rawdriguez / Adalberto Roque

 

[1] Nuestra revista ha decidido usar el lenguaje inclusivo, pero no lo impone a sus autores. Desde el primer día que nos lanzamos a esta aventura, elles son libres de escribir como más cómodes se sientan.

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foto de avatar Magazine AM:PM Revista cubana de música, sin distinciones de géneros o geografías. Más publicaciones

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  1. María Mercedes García Gómez dice:

    Magnífica propuesta para difundir el legado de músicas y especialmente para hombres y mujeres del mundo y en manos expertas

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