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Entrevistas Dafnis Prieto. Foto: cortesía del artista. Dafnis Prieto. Foto: cortesía del artista.

Dafnis Prieto: “Disfruto mucho «eso» que se llama tradición, pero no me quedo allí”

Cuando no está de gira o se despierta temprano para dar clases en la Universidad de Miami, a Dafnis Prieto (Santa Clara, 1974) le encanta jugar con sus dos perros y tomarse un café tranquilo en la cocina con su pareja. Radicado en Hollywood, Florida, después de varios años viviendo en Nueva York, su historia se parece a la de otros músicos cubanos que hay esparcidos por el mundo. Prácticamente desconocido en la Isla, Dafnis es solicitado como baterista por grandes figuras de la música como Michel Camilo o Steve Coleman. Ha sido mimado por la crítica musical y entre sus premios figura la beca MacArthur de 2011, un reconocimiento que en 37 años solo han recibido dos percusionistas: el mítico Max Roach, y él. Si eso no bastara, Dafnis ha consolidado una obra propia pletórica de innovación y búsquedas en distintos formatos que ahora mismo coloca a la música cubana, tal y como la conocemos, a mil años luz de distancia. Un buen ejemplo es su último disco, concebido para un formato de big band, por el que que acaba de recibir una nominación a los Grammy como mejor álbum de jazz latino. Su nombre es Back to the Sunset, y a mí me suena como un flamboyán recién florecido sobre el horizonte.

“Este proyecto surgió cuando el productor del disco, Eric Oberstein –ganador de un Grammy americano por The Afro Latin Jazz Suite, de Arturo O´Farrill–, me llamó por teléfono y me dijo que quería hacer algo conmigo. Yo le comenté que iba a aprovechar esta ocasión para grabar un disco de big band, que es algo que me faltaba por hacer. Ya había escrito por encargo varios temas para este formato, pero nunca había armado una con toda mi música y mis arreglos”.

¿Cómo hace un baterista para componer nueve temas, liderar a los 17 músicos de una big band y cuidar hasta el más mínimo detalle de la grabación?

“Cuando me siento a escribir música, no soy solamente un baterista, sino un músico en su integridad. Me gusta escuchar y concebir la música en su totalidad, es parte de quien soy. Este es mi séptimo disco como líder, así que estoy un poco acostumbrado a llevar esta responsabilidad. He producido todos mis discos anteriores, incluyendo otros publicados por mi disquera Dafnison Music”.

Hace años dijiste en una entrevista que en tu “cabeza en realidad no existe una clasificación específica de música” y que eso te ayuda a concebirla de una manera muy abierta. ¿De dónde viene entonces esa vocación tuya de querer ir siempre más allá del baterista que eres, y crear, ser un artista con ambición?

“Hay algo en mí que me lleva más allá de la batería, y más allá de las categorías que le ponen a la música. Debe ser el arte en general y la necesidad de crear. Lo mismo disfruto escribir una canción, un tema para big band, música de cámara, que hacer un solo de batería. Yo ni veo ni siento esos límites del género, o mejor dicho, los veo pero no me limitan. Lo que a mí me interesa es la calidad y esto puedo ocurrir en cualquier género de música”.

Es difícil hablar de big bands en Nueva York y no pensar en las noches del gran Chico O´Farrill en la ciudad. ¿Qué recuerdos tienes de tu encuentro con él?

“Conocí y trabaje con Chico O’Farrill un par de veces cuando llegue a New York. Toqué su música cuando él conducía su big band en el Birdland. Fue allí que empecé a conocer y escuchar su música. No tengo recuerdos de que conversara con él, pero bueno, para eso siempre estuvo la música”.

¿Hasta dónde crees tú que se puede estirar la tradición de las big band en la música cubana de hoy?

“La tradición de las big bands es como todas las tradiciones; fueron creadas por seres humanos como tú y como yo. Todo se puede cambiar y tomar otra forma, los conceptos cambian y también las maneras de ejecución. Como he mencionado antes, yo disfruto mucho “eso” que se llama tradición, pero no me quedo allí, me desarrollo, continúo mi camino personal. Todas las épocas tienen representación en varios tipos de música, y cualquier tradición se puede desarrollar desde el presente. Yo vivo y hago música de la manera en que vivo y siento, no pudiera hacer música como otra persona”.

Dafnis Prieto con los músicos de la big band. Foto: Cortesía del artista.

Dafnis Prieto con los músicos de la big band. Foto: Cortesía del artista.

 Una vez más, el tema que abre el disco, tiene una melodía muy nítida, un tumbao que invita a la fiesta y, al mismo tiempo, una carga de lirismo que lo atraviesa todo como un río. Eso es lo que veo, pero me gustaría saber cuáles son los ingredientes en tu concepción de big band.  

“Cada tema tiene su propia historia, sus maneras de existir. Este tema en específico lo escribí para Eddie Palmieri y Brian Lynch, con quienes he tenido el honor de tocar más de una vez. Lo escribí pensando en Eddie y su música. Yo soy fanático de la melodía y el ritmo, y en este tema intenté hacer un balance de los dos. Los ingredientes son esos y un toque de tradición, pero con una mirada personal y actualizada”.

Hablabas de tu sello Dafnison Music, bajo el cual ha salido gran parte de su discografía como solista. ¿Qué aprendizajes te ha dejado ese trabajo como gestor de tu propio trabajo?

“Pues sí, el sello Dafnison Music salió a la luz en el año 2008, hace ya 10 años. He aprendido sobre cómo funciona el negocio de la música. Un aspecto importante es la necesidad de independizarte y no depender de las grandes disqueras. He pasado tremendos aprietos económicamente, porque al final tengo que pagar por todo lo que hago. Pero a la vez siento la satisfacción de hacerlo con libertad y a la manera que quiero. Y eso no tiene precio. Me gusta estar al tanto desde la primera nota que se graba, de la portada, de las líneas del disco, de la mezcla y la masterización, de la promoción y la venta de los discos”.

En tu disco rindes tributo a 22 músicos. ¡Casi un salón de la fama, con jugadores como Chano Pozo, Art Bakley y Bebo Valdés! ¿Por qué estos y no otros?

“Siempre van a quedar muchos fuera, pero hice una colección bastante justa de los que han sido fundamentales para mí. Son músicos y artistas que me han influido e inspirado. Con la mayoría he tenido el placer de tocar, grabar y aprender. También dedico algunos temas a otros músicos que aunque no conocí personalmente me han influido de múltiples maneras. De esta manera les hago un homenaje de aprecio y gratitud”.

Ayer (1ro de octubre) justamente falleció el pirata de Calle 54, el trompetista Jerry González. ¿Qué te evoca el tema que le dedicas aquí, The Sooner the Better, ahora, después de su muerte?

Pensé en Jerry haciendo un solo. Ese tema se lo dediqué a Egberto Gismonti y a él. Toqué muchísimo con Jerry, hice varias giras con su grupo Fort Apache. Fuimos buenos amigos y compartimos gratos momentos. Así que siempre recordaré todos  esos detalles.

Hablemos un poco de Cuba. Aquí todavía hay gente que recuerda a Columna B (la superbanda que fundaste en 1993 junto Roberto Carcassés, Descemer Bueno y Yosvany Terry). ¿Qué recuerdos te quedan de esa etapa? 

Esa fue una de las etapas más lindas de mi vida, crecí junto a estos amigos y grandes músicos. Creo que todos aprendimos de todos. Éramos muy apasionados y logramos crear un sonido y una energía fuerte como grupo. Siempre recuerdo aquellas giras nuestras por España y Estados Unidos.

¿De cuánto te sirvió el background que tenías de tus estudios en Cuba cuando saliste al mundo a defender tus proyectos?

Mis estudios de escuela en Santa Clara y la ENA en La Habana fueron generalmente de música clásica. Me dieron una buena base de conocimiento musical general, cosas como harmonía, solfeo, contrapunto y otras técnicas musicales. Pero también, al mismo tiempo, contábamos con una gran influencia de la música cubana. Eso era inevitable. A algunos estudiantes nos gustaba también el jazz, así que nos pasábamos grabaciones de mano en mano. Aprendimos un montón así. En mi caso, además de recibir clases de percusión clásica en la escuela, trataba de aprender a componer y a tocar la batería por mi cuenta. En general te puedo decir que fue una mezcla de varias cosas.

¿Hay planes en el futuro inmediato de tocar Back to The sunset en Cuba?   

Sí, estamos planificando tocar la música de este disco en el Festival Jazz Plaza de enero del 2019. Ojalá y todo salga bien. Llevaré los músicos de mi sexteto, y allá en La Habana invitaremos a otros once músicos cubanos a completar nuestra big band. Otro deseo es tocar con el sexteto en la Fábrica de Arte. Cuando llegue el momento, será una alegría inmensa compartir mi música con los amigos y la gente de mi país.

Back to the sunset (Dafnison Music, 2018)

  1. Una vez Más (dedicado a Tito Puente, Eddie Palmieri y Brian Lynch)
  2. The Sooner the Better (dedicado a Egberto Gismonti y Jerry González)
  3. Out of the Bone (dedicado a Steve Coleman y Michel Camilo)
  4. Back to the Sunset (dedicado a Henry Threadgill y Andrew Hill)
  5. Danzonish Potpourri (dedicado a Bebo Valdés, Art Blakey y Jane Bunnett)
  6. Song for Chico (dedicado a Chico O’Farrill, Arturo O’Farrill y Mario Bauzá)
  7. Prelude para Rosa (dedicado a Bobby Carcassés y Dave Samuels)
  8. Two for One (dedicado a Buddy Rich, Chucho Valdés y Hermeto Pascoal)
  9. The Triumphant Journey (dedicado a Dizzy Gillespie y Chano Pozo).

Dafnis Prieto batería y dirección musical
Mike Rodríguez, Nathan Eklund, Alex Sipiagin y Josh Deutsch en trompetas y fliscornos,
Román Filiú  en saxos alto y soprano, flauta y clarinete,
Michael Thomas en saxos alto y soprano, flauta y piccolo,
Peter Apfelbaum en saxos tenor y soprano y melódica,
Joel Frahm en saxos tenor y soprano,
Chris Cheek en saxo barítono,
Tim Albright, Alan Ferber y Jacob Garchik en trombones,
Jeff Nelson en trombón bajo,
Manuel Valera en piano,
Ricky Rodríguez en contrabajo y bajo eléctrico,
Roberto Quintero en percusión.
Invitados: Henry Threadgill en saxo alto, Brian Lynch en trompeta y Steve Coleman en saxo alto.

Marcel Lueiro Editor y poeta. Padre responsable. Capacidad para juntar sensibilidades. A menudo sueña que es un chamán que pone a cantar a las serpientes. Más publicaciones

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