
Canciones para Sombras / Ruido Blnco
Un profesor de artes plásticas me enseñó, en uno de mis intentos (frustrados) por aprender la técnica del claroscuro, que ningún color es más intenso que las sombras. Aunque algunas veces más nítidas y otras insondablemente oscuras, estas siempre aparecen, como producto de la luz al bordear nuestros contornos.
Una sombra diseccionada sobre un fondo vacío: la portada del primer LP de Ruido Blnco, Canciones para Sombras, es una declaración de intenciones. El grupo indie rock habanero, tras una larga etapa de grabación, producción y autopromoción, publicó su ópera prima; un disco cuyo eje central es un sondeo de la contraparte oscura de nuestras personas.
Cuando en 2019 lanzaron el sencillo Mis fantasmas, la banda sentó las bases de una estética influida por artistas como Zoé, Vetusta Morla, Fito Páez e Izal. Como alumnos aventajados de la escena alternativa local, Ruido Blnco entiende que una agrupación es un ente vivo; debe tener unas formas propias, un discurso que la caracterice más allá de qué tanto se permita mutar sobre su misma esencia. Y, sobre esa idea, decidieron crear un disco con todo lo aprendido desde sus primeras composiciones.
Canciones para Sombras es un rara avis dentro de la música alternativa en Cuba: coherente tanto en lo musical como en lo lírico, construye su universo sonoro a través de letras más sugeridas que explícitas, acompañadas de una producción musical prolija y rebosante de texturas, gracias, en parte, a la mano experta de República Records.
Marcos González, vocalista y director del grupo, recurre constantemente a las imágenes en detrimento de un lenguaje directo; aquí la forma es mucho más atractiva que el contenido. Obviamente, las letras encriptan significados percibidos sin necesidad de escarbar demasiado; pero estos importan poco si los comparamos con las sensaciones inducidas por fragmentos como “una manzana muerde tu boca” (Cambia) o “promesas de humedad / te manchan la piel” (La resistencia).
La ambigüedad refuerza el carácter universal de sus temas. Malos besos, por ejemplo, nos remite a esos momentos en los que somos víctimas de la tentación, pero cada verso, lejos de integrarse congruentemente con el resto, reconstruye un escenario particular. Quizás por eso muchos fans del grupo se preguntan quién es esa Alejandra referenciada en el tema homónimo del álbum. La inserción de un nombre propio contrasta e invita a mapear mensajes ocultos. Accept the mystery! Sugeriría uno de los personajes de los hermanos Coen.
Canciones para Sombras, aunque esencialmente rockero, se debate entre el overdrive de sus guitarras y una sensibilidad pop rock muy marcada en Nada pasa, Qué manera de estar rotos o Arrancarse la canción. Aunque he de admitir que no son las pistas que más disfruto, aportan otros colores sin necesidad de concesiones.
Destaca la energía de sus guitarras (con uno de los sonidos mejor logrados para este instrumento en una producción de factura local), apoyadas por una sección rítmica precisa y sin florituras excesivas. Ruido Blnco transita por caminos apenas explorados en el rock cubano a través de un matrimonio bien llevado entre fuerza y melodías pegajosas. Cada tema se desarrolla en una vorágine de texturas sintetizadas y arreglos de guitarras, paneados en todas direcciones, cargados de delay y reverb.
Malos besos y América rompen al disco por momentos. La guitarra acústica que sirve de introducción a Malos besos recuerda, inevitablemente, por su cadencia y tono oscuro, a Queens of the Stone Age. América, por otro lado, y como delata su título, nos redirecciona a un fenómeno tangible, abogando por la unidad y el despertar de una conciencia regional.
Cambia es formularia en su disposición de estrofas sutiles / estribillos explosivos, pero aprovecha esa simplicidad estructural para convertirse en una de las más enérgicas del conjunto. Canciones para Sombras, corte que pone título al álbum, destaca por la voz de Marcos que, en lugar de hacer lo evidente y alzarse en los coros, se mantiene tenue e indiferente a la intención del resto del instrumental, lo que transmite extrañamiento y enajenación, muy acordes con su letra.
A La resistencia y La caída las une un carácter casi cinematográfico, que invita a imaginar historias capaces de encajar en sus momentos más simbólicos: desde mundos post apocalípticos a sociedades distópicas. Mientras La resistencia es más directa y avanza a marcha de post punk, La caída abre con el riff más memorable de todo el disco y recrea paisajes rotos por el paso del tiempo.

¿Sueña Ruido Blnco con máquinas dormidas?
Lorena Sánchez03.12.2021El disco, desde los límites impuestos por un formato convencional de rock, logra explotar todas sus posibilidades. No obstante, y si bien el resultado es cohesionado (y se agradece), hubiera sido interesante que no todas las canciones se asumieran desde filosofías tan similares en la producción; permitir que, sin alterar el discurso del álbum, cada una tuviera un sabor particular.
Las bajas pasiones, la renuencia al cambio, las máscaras y traumas habitan esa otra mitad nuestra plasmada en Canciones para Sombras, un auténtico oasis en el panorama rockero nacional. Con solemnidad, pero sin celebración, Ruido Blnco intenta lidiar con la proyección, irremediablemente oscura, de nuestros contornos.