
¿Sueña Ruido Blnco con máquinas dormidas?
Los acólitos de Pitágoras afirmaban que los planetas, al girar, producen una vibración que llega a la Tierra en forma de sonido. La música del cosmos. Los humanos, según ellos, no podían escucharla porque de alguna manera siempre lo habían hecho. A eso le llamaron silencio. Cuando este se mezcla con una señal que contiene todas las frecuencias posibles, genera lo que los científicos nombraron “ruido blanco”, cuyas ondas sonoras son capaces de sumergirnos en un entorno de calma total. Su sola presencia puede ayudar a conciliar el sueño.
—Nosotros queríamos hacer música en tiempos de silencio— dice Marcos J. González, vocalista, compositor y alma de la banda de indie rock Ruido Blnco, tras darme la explicación con la que inicia esta entrevista.
Más tarde, Marcos aclara algo más: que el nombre de la banda que comparte con Raúl Nápoles (guitarra y coros), Alejandro Brito (guitarra, teclados), Marcos Wong (bajo), Adiel Cruz (batería) y Daniel Danko Rosete (teclados, percusiones menores), proviene también de una canción que aman, aquella de título homónimo que Izal incluyera en su álbum Autoterapia (2018) y que habla de “olas de información perdida”, del “sonido nacido en extinción”, del “ruido blanco de máquinas dormidas”.
Pero Ruido Blnco, antes de ser Ruido Blnco, se llamó Ikaros; y nació en San José de las Lajas, el municipio de mayor extensión de la actual provincia de Mayabeque. Nació en una época en que solo estaban Raúl y Marcos, cuando tener un proyecto musical en la secundaria era, quizás, un juego de niños. Luego la vida y sus destinos los llevaron a ambos por caminos dispares. Hasta un día.
—Tres años después, cuando estábamos en décimo grado, ocurrió el inicio real —continúa Marcos—. Recuerdo que me encontré con Raúl un día en la calle y me dijo: ¡tenemos batería! Como deciendo: “ya, somos imparables”. Quedamos en ensayar y nos dimos cuenta de que necesitábamos otra guitarra. Entonces llamamos a Alejandro.
Vinieron los ensayos, el primer concierto, la incorporación a la AHS, y el servicio militar. Ikaros no se detuvo, pero los intentos de echar hacia adelante el proyecto no se materializaron. Como gota que derramó el vaso, perdieron al bajista y al baterista. Llegó la universidad y la banda necesitó nuevos integrantes. Pasaron varios. Hasta que sucedió lo inevitable.
—Pusimos un cartel de “Se buscan baterista y bajista”. Por ese anuncio Adiel nos fue a ver a una peña que teníamos en una galería de arte y Marcos [Wong] nos escribió. Él tocaba guitarra y, de repente, quiso ser bajista. Nos escribió sin mencionar ese dato. No sé cuántas veces él había tocado el bajo antes.
—Nunca —interrumpe Wong—. Cuando llegué al primer ensayo tenía mi primer bajo recién comprado pocos días antes.
De manera que esa segunda etapa fue un poco caótica. Ikaros todavía buscaba un sonido, cambiaba constantemente de repertorio, aún no mutaba a lo que es hoy. Fue justo en el momento en que los integrantes decidieron comenzar de cero y ganar en coherencia que apareció el nombre de Ruido Blnco. Fue, casi, como hacer borrón y cuenta nueva.
—Ese reseteo llegó también con el nacimiento de los temas del que será nuestro primer disco, Canciones para sombras— señala Marcos, en tanto añade que se trata de un álbum soñado durante ya casi dos años.
Y es que la pandemia y el aislamiento retrasaron la producción del debut en larga duración de la banda. Aun así, Ruido Blnco decidió lanzar algunos singles en plataformas digitales y en ese nicho natural que es, para ellos, su canal de Telegram: Sombra, Cambia, Qué manera de estar rotos y Canciones para sombras, tema homónimo al disco, se convirtieron en punta de lanza de un proyecto mayor que tiene 10 canciones y que hoy en día se graba en el estudio de República Records. Un fonograma que, según estos músicos, va de la autoaceptación y las batallas internas del ser humano. Parte —dice Marcos— del concepto jungiano de la palabra “sombra”, ese aspecto inconsciente de la personalidad que el Yo consciente no reconoce como propio.
Sin embargo, el orden del disco poco tiene que ver con el nacimiento de las canciones que lo conforman. Muchas de ellas fueron compuestas antes, en la época en que Marcos, Raúl, Alejandro, Wong, Adiel y Danko comenzaron a embriagarse de sonoridades foráneas, sobre todo de las defendidas por bandas españolas.
—¿Cuáles son esas influencias?
Danko: Vetusta Morla, Zoé e Izal. Es curioso porque estas tres fueron las últimas que descubrimos. Pero el mero hecho de encontrar bandas que hicieran un rock tan bueno en español nos dio un poco de esperanza.
Raúl: Sí, porque nunca nos planteamos no hacer música en español.
Marcos: El hecho de que sea en nuestro idioma va más allá de la métrica, la manera de lograr sensaciones distintas varía por completo. Estas influencias también nos ayudaron para regirnos como banda. De hecho, últimamente hemos tomado la costumbre de compartir por etapas lo que escuchamos de modo individual. Es un ejercicio importante ese, el de sincronizar las influencias. Nos ayuda a entender el contexto en que una idea tiene valor. Siempre que uno compone, que uno trae una idea inicial —ya sea de canción, de riff, de línea instrumental—, esa idea está suelta, no se entiende por sí misma. Por eso es imprescindible que todos compartan el contexto. Así todos podemos aportar y saber en qué direcciones se puede desarrollar esa idea.
Wong: Exacto. Pero además de esas tres bandas teníamos a Fito Páez, a Charly [García], que no eran bandas, sino más bien solistas. Y ahí la dinámica es diferente.
Marcos: Incluso habíamos consumido Soda Stereo, pero el formato es muy distinto. Y eso me lleva a otro asunto: muchas de las influencias que teníamos en español eran de otra época, con algunas décadas de diferencia del sonido que buscamos ahora.
—Pero seguramente Ruido Blnco quiere desmarcarse de esas influencias y buscar un sonido propio. ¿O no? Si es el caso, ¿cuál sería ese sonido?
Raúl: El sonido de trastear y probar miles de herramientas de producción en el estudio sin ningún tipo de miedo, diría yo.
Alejandro: Lo que hace que la banda suene de la manera que lo hace es la identidad de cada uno de nosotros. Cada vez que probamos una estructura para una canción, siempre se manifiestan los gustos de cada cual, esos detalles que están metidos en el subconsciente. Al final salen 15 canciones y las 15 tienen formas, estructuras y efectos de sonido distintos.
Marcos: Lo individual, lo peculiar, lo original surge de la acumulación de muchas influencias diferentes. Siempre que nosotros encontramos una influencia nueva queremos aprender fervientemente. Pero pasa que las influencias anteriores siguen estando ahí; entonces no terminas pareciéndote a esa persona o a ese grupo que descubriste y ahora te deslumbra, sino que aparece un consenso. Siempre hay un punto en que tú, fascinado con lo que estás oyendo, dices: coño, aquí me hubiese gustado que hiciera tal cosa. Con eso en mente, no tenemos reservas a la hora de querer llenarnos con el sonido que descubrimos. Nunca hemos tenido el propósito de desmarcarnos; los rasgos identitarios surgen de manera natural con el tiempo. También cada vez que aparece una nueva influencia constituye un punto de inflexión o de ascenso en nuestro recorrido. Pasan los años, ensayamos, pero el punto más notable es cuando encontramos una influencia y nos apropiamos de ella. Es un punto de crisis creativa, incluso.
—Hablemos un poco de algunos temas del disco. Canciones para sombras, el sencillo, es para mí una de las más hermosas, sobre todo la versión acústica que, pienso, tiene un sonido superior a la original. ¿Cómo nació?
Raúl: Canciones para sombras fue uno de esos temas que salió de un riff. La idea del acústico fue de República Records, donde la grabamos en vivo. A partir de ese momento nos planteamos revolucionar la canción y hacer una versión totalmente distinta. El silbido estaba incluso desde antes de concebirse la letra; de hecho, el riff lo inventé en la guitarra, silbando un día. Así que dos o tres años después, cuando pudimos hacer el acústico, dije: este es mi momento de meter el chiflido.
—¿Y Qué manera de estar rotos?
Marcos: Esa es quizás la única canción de amor del disco. El resto tienen que ver más con el autoconocimiento y con esas batallas internas que tenemos que librar. Esta canción, sin embargo, habla de ese tipo de relaciones en las cuales las cosas funcionan por normas en el interior de la pareja que no serían comprendidas desde afuera. No todas las relaciones responden a las estructuras a las que estamos acostumbrados. Qué manera de estar rotos tiene el valor añadido de la complicidad.
—¿Nada pasa, de la que lanzaron un video lyric en noviembre, forma parte del disco?
Marcos: Nada pasa es una canción que habíamos escrito mucho antes del disco. Durante un tiempo sentimos la necesidad de lanzarla, pero siempre en un formato acústico. Nunca creció hasta el formato del grupo entero. Aunque no forma parte del álbum, fue la primera canción que utilizó el concepto de la sombra que manejamos, cuando dice: “baila con la sombra de tu propia danza”. Esa frase después se retomó en Canciones para sombras, el sencillo, y es precisamente una alegoría al proceso de autodescubrimiento del cual hablaba. Decidimos lanzarla ahora porque estuvimos mucho tiempo en silencio, a causa de la pandemia. Nos pareció incluso coherente por esa recurrencia en la temática que predominará en el álbum. Además, la sacamos como un agradecimiento al apoyo que tuvimos durante la competencia de Indie Cool.
A finales de septiembre de 2021 el medio español Indie Cool puso en marcha otra edición de su concurso de artistas emergentes, que tiene como propósito descubrir y promover proyectos noveles. Participaron más de 200. Ruido Blnco apareció en la nómina de los 32 finalistas. A partir de ahí, la competencia —con un modelo de eliminatoria parecido a los mundiales de fútbol— dependía únicamente del público y del nivel de convocatoria en redes, sobre todo Instagram, que tuviese cada proyecto. Los cubanos, a pesar de ser un evento internacional, quedaron entre los 8 primeros del certamen.
Esa fue una oportunidad de conectar con otras escenas del indie, más allá de nuestras fronteras.
—¿Qué entiende Ruido Blnco por indie rock?
Danko: la palabra indie viene de independiente y surgió en los 80 cuando los artistas querían desmarcarse de las discográficas y de lo que estuviera ocurriendo en el mercado. Es una música atemporal, que no se hace atendiendo a lo que esté de moda. Hoy en día el término ha evolucionado tanto que el indie se asocia a un sonido, a una estética. Es una evolución de lo que antes era el new wave, y todas esas “cuerdas” que en el indie encontraron una especie de nuevo hogar. Pero, al final, es hacer tu música y que no venga nadie a imponer nada. En la banda, por ejemplo, la música se hace dentro de esta. Hay personas que están fuera y que ayudan en otras tareas, pero la música se concibe solo por los miembros de la banda.
Marcos: Exacto. El indie es la música concebida enteramente por el artista, sin que medie ningún actor externo ya sea una discográfica o un productor. Hay artistas indie, como los mismos Vetusta Morla, que firman con una disquera, pero mantienen en el contrato todo el poder de decisión sobre su trabajo. Ello da cierta garantía de fidelidad al sentido original de la obra. El viaje que harás como artista será determinado solo por ti. Es una nueva dimensión de la música de autor, un producto completo donde determinas lo visual, lo comunicativo, incluso.
Raúl: En nuestro caso, siempre hemos tenido total libertad creativa en República Records. Nada ni nadie nos ha limitado a testear lo que nos hemos encontrado en el estudio, para lograr el sonido que queremos. Por ponerte un ejemplo, en Canciones para sombras hay una voz muy allá atrás que yo grabé en mi casa, que está colocada de manera muy espacial, se escucha poco, pues la grabé con un micrófono de bajo costo. Cuando la llevé a República, al principio me miraron raro, pero luego quedó y funcionó.
Danko: También todo el contenido que hay en redes ha sido producido por nosotros, a excepción de algún videoclip o las portadas de los singles. El mismo video lyric de Nada pasa lo hizo Marcos, por ejemplo.
—Pero ¿no creen que el indie rock pasa también por una espiritualidad?
Danko: Sí, realmente yo creo que sí. El indie es más que un género musical, yo siento que es una especie de actitud hacia el arte.
Marcos: Nosotros hemos utilizado la música como un elemento transformador en nuestras vidas. En mi caso, hacer canciones va de la mano de mi camino espiritual, personal. Es un proceso relacionado con mis inquietudes. Pero al final nosotros dependemos también de la relación con el público. Y ahí aparecen varias preguntas: qué vale la pena decir, cómo vale la pena decirlo, qué tiene más fuerza, qué me mueve al punto que pueda hacer mover a otra persona, la dimensión humana es muy importante.

Ruido Blnco. Foto: Lucy Gmorell.
—¿Creen que hay una escena del indie rock en Cuba? ¿Con cuáles bandas se reconocen?
Wong: Sí. Existen muchas bandas y con mucha calidad. Los Locos Tristes son mis favoritos en Cuba. Ahora, hay algo que no se puede dejar de mencionar, y es que dentro de esa escena hay dos “grandes” estudios que, creo, llevaron o llevan la iniciativa un poco más allá: BandEra Studio y República Records. De ahí han salido o salen muchas cosas interesantes, no solo indie rock, sino indie en general.
Danko: Bandas como Los Locos Tristes, que ya mencionaba Marcos; Compaz, De Grises, Miel con Limón, Sweet Lizzy Project que ya no está en Cuba.
Marcos: Aquí desde hace tiempo existen estudios privados donde los artistas van a grabar porque es muy complejo llegarle a los estatales. Pero ahora está pasando algo que tiene mucha trascendencia y está relacionado con República Records. Esa gente está haciendo una pincha dirigida sobre todo a lograr el sonido que quiere el artista. Nosotros estamos muy agradecidos, porque llegamos con una propuesta que no era igual a lo que había hecho el estudio, y ellos tuvieron la paciencia de buscar el sonido que nosotros queríamos. Lo que se está nucleando en República podría convertirse en una escena indie cubana, con sonidos muy distintos, con realidades muy distintas. Con BandEra creo que esto no pasaba, pues el estudio imponía su sonido, hacía mucho trabajo gratis, pero quedaba una estética BandEra común. Ninguna de las dos posiciones está mal, pero hay una diferencia.
Wong: Una escena no depende solo de bandas y artistas, también necesita de medios que la apoyen, salas de conciertos, festivales, espacios. Creo que las bandas tienen potencial para llamar la atención de mucho público, pero si no hay nada que las empuje no crecerá esa escena.
Marcos: Para mí es al revés. Creo que las bandas harán que surjan esos espacios. La relevancia que adquiera el movimiento, independiente del apoyo que reciba del sector institucional, hará que crezcan los espacios. Para mí el factor determinante es que exista el público y creo que existe. En esta época tenemos los medios para producirnos nosotros mismos, por eso las buenas ideas que hay se están realizando. En etapas anteriores, quizás no se consolidó una escena porque no existían las herramientas de ahora.
Precisamente con ese dominio de las herramientas que el mundo moderno le ofrece a la industria musical, Ruido Blnco se convirtió en días recientes en la primera banda cubana en lanzar música en formato NFT. A ese universo de casi ciencia ficción para los cubanos, la banda entró de la mano de Ernesto Cisneros —pianista, arreglista y compositor responsable de la banda sonora de la telenovela cubana El rostro de los días—, quien vio en ellos el potencial para incursionar en ese mercado.
—Este es un ejercicio creativo singular —apunta Danko—. Con los NFT estamos a medio camino entre crear contenidos para redes sociales y crear un producto más completo. En los próximos meses lanzaremos unos coleccionables en este formato, a partir de Canciones para sombras. Serán reinterpretaciones de la intro de la canción con intervenciones visuales. Este mundo es una especie de limbo, una dimensión creativa curiosa que queremos explotar para seguir soñando.
—¿Y con qué sueña Ruido Blnco?
—Soñamos muchísimo, lo hacemos constantemente en los ensayos —bromea Marcos—. Pero tenemos uno que es un sueño eterno: hacer la música que nosotros queremos escuchar. Llevar nuestra carrera a otro nivel, ser reconocidos en el mercado latinoamericano y español, que es donde están nuestras influencias; pero, por encima de todo eso, soñamos con ser la banda que nosotros queremos escuchar y queremos serlo en Cuba.