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Entrevistas DJ Belinda Baker. Foto: Carmen Carrazana / Tomada del sitio web de Tribe Caribe Cayo Hueso DJ Belinda Baker. Foto: MARKOSALAS / Tomada del sitio web de Tribe Caribe Cayo Hueso.

Cayo Hueso y el nuevo evangelio de Andrés Levin

Hace cosa de un siglo, durante los años de la Ley Seca en Estados Unidos, miles de norteamericanos encontraron en Cuba un refugio al cual escapar para evadir la prohibición del consumo de bebidas alcohólicas. Por entonces, William Caldwell promocionaba su Bar Neptuno como un lugar con una “selecta cocina americana y el mejor alcohol que el dinero puede comprar. Un espacio de reunión favorito para los norteamericanos”. Un siglo después, otro gringo intenta rescatar este espacio en el corazón del barrio de Cayo Hueso (Centro Habana) con la intención de convertirlo en un epicentro de la vida cultural caribeña. No es un gringo cualquiera, ni siquiera es realmente gringo. 

Andrés Levin es un ciudadano del mundo nacido en Venezuela, fogueado en New York como productor musical y fundador de esa hermosa mezcolanza sonora que fuera Yerba Buena. Un nombre que probablemente conoce cualquiera que haya estado involucrado en la vida cultural habanera de las últimas décadas. Alimentado por el espíritu de Brooklyn y de mentores como Niles Rogers y su propio padre, Levin es un experimentador nato; su trayectoria y su experiencia colaborando con proyectos tan rutilantes y diversos como Orishas, el musical In the Heights o Guava Island, le han permitido aparecer como un referente para cualquier proyecto que involucre a la escena musical cubana. Ahora Levin intenta capitalizar todas esas conexiones dentro y fuera del país para darle forma a un sueño: Tribe Caribe.

En los más de 30 años que lleva grabando y produciendo en tres continentes, dice, siempre le ha llamado la atención la falta de comunicación entre las culturas caribeñas. En una entrevista reciente se puede leer que Tribe Caribe es una plataforma que se propone estrechar las relaciones entre Latinoamérica y el Caribe. “Es momento de empezar a contar una historia donde se fusionen todas estas culturas y crear una voz única en donde participen Jamaica, Cuba, México, Colombia, Trinidad, Haití, República Dominicana, Puerto Rico y claro, Nueva York, que es la ciudad más caribeña del mundo”, explicaba.

Uno puede rastrear su biografía reciente a través de las canciones en las que ha estado trabajando. El año pasado lanzó The Man with the Hat and the Tan (ManHatTan), un sencillo que cuenta la historia de un tipo que viene de Manhattan para La Habana, y en la que colaboró con Jon Baptiste, Pedrito Martínez, Daymé Arocena y Ron Blake. Su más reciente tema Chano’s Manteca es una versión contemporánea de la mítica grabación de Chano Pozo, en la que le rinde pleitesía al legendario percusionista y al barrio de Cayo Hueso, y para lo que convocó a varios músicos nacidos allí (Pedrito Martínez, Yissy García, Gonzalito Rubalcaba, Samuel Formell, entre otros). Más adelante proyecta sacar una versión afrocaribeña de Le Freak (Freak Out), el clásico de su maestro Nile Rodgers junto a Chic, en donde pretenden juguetear con lo que muchos no angloparlantes entendían al escuchar el tema: “AAA-África”. Es fácil leer esa trilogía como la banda sonora del empeño que es hoy Tribe Caribe.

“Tribe Caribe nace con la intención de crear una voz única del Caribe, principalmente a través de la música, pero puede ser a través del arte, del cine, de la comida, de la hostelería, del estilo de vida”, me dice Andrés Levin.  Es un hombre notablemente alto, de complexión atlética, piel clara y cabeza rapada. Andrés Levin no pasa desapercibido, le encanta estar en el centro de atención y jugar a ser el yuma aplatanado, un papel que desempeña a la perfección. Estamos sentados en lo que será el restaurante Manteca, en la sede cubana de Tribe Caribe, un restaurado edificio de cinco pisos ubicado en la esquina de Neptuno y Aramburu, en el corazón de Centro Habana. Nos acompaña un perro chino que se pasea por el lugar como si fuera el verdadero dueño de todo. Según me cuenta (y aparece reseñado en el sitio web), allí estuvo el bar Neptuno, “un local que en los años 50 acogió a artistas de la época como Los Zafiros” (me pregunto cómo es que nadie se ha dado cuenta de la errata, considerando que la agrupación se fundó en 1962). 

Lo del restaurante Manteca es una de las muchas referencias que tendrá el espacio a los íconos de la barriada. Andrés parece estar obsesionado con que la gente del lugar conozca su historia, con educar a la comunidad a través de la música. “Yo me atrevería a decir que la mayoría de las personas menores de 35 años no saben el patrimonio musical del barrio en que nacieron”, me dice, “entonces parte de lo que quiero hacer a través de la música, eventos y actividades, es hacerles conocer que aquí vivieron o por aquí anduvieron Formell, Los Zafiros, Chappottín, Carlos del Puerto, Omara, Moraima, una pila gente.

“Ahora que venía el Festival de Jazz se me ocurrió coño, y qué tal si hacemos algo pa’ Chano y Formell en el Parque Trillo”, sigue (unas semanas más tarde se celebraría el evento, “Una misa para Chano y Formell”, que fue un éxito, si hacemos abstracción del sempiterno problema de audio que acompaña a los espectáculos cubanos). “Mira, este es el tema”, me dice mientras lo reproduce.

Suenan los icónicos compases introductorios de Manteca, con el bajo y las tumbadoras marcando el contagioso ritmo, pero con un twist más funky, de mambo, “gringo latin”. No sé cómo lo hace, pero lo logra una y otra vez. Una banda habita su cabeza, y lo único que tiene que hacer es darle forma con los materiales que tiene a mano (¿y qué puede salir mal musicalmente cuando tienes materiales como “Alain Pérez”, “Yissy García”, “Los Van Van” y “Pedrito Martínez”?).

Foto: Carmen Carranza / Tomada del sitio web de Tribe Caribe Cayo Hueso.

Foto: Carmen Carrazana / Tomada del sitio web de Tribe Caribe Cayo Hueso.

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A la pregunta de qué siente que está faltando para generar esas conexiones entre las culturas de la región y cómo pretende aportar Tribe Caribe a disminuir esa brecha, Levin responde con una frase muy voluntariosa.

“Para mí las cosas hay que hacerlas, y yo estoy probando en mi música que sí, que tenemos que ver más de lo que pensamos (lo que es bastante obvio, además). O sea, a los jamaicanos les encanta la música cubana, a los cubanos les encanta la música jamaicana… Yo me acuerdo de salir del Mío & Tuyo [un bar habanero] hacia el aeropuerto, para ir a Kingston, un viernes, y la noche siguiente estoy en Kingston, escuchando, en inglés, los mismos beats, casi los mismos bailes, la misma gozadera, la misma africanía. Está todo demasiado cercano, es todo demasiado bueno como para no hacer algo. Y yo estoy puesto para eso”.

Cuando Levin habla del proyecto, despliega sus mejores dotes de vendedor. Y vaya si sabe vender. “Yo no escogí a Cuba, Cuba me escogió a mí”, dice. “En Nueva York yo ya no voy a estar más. Me encanta México, pero México no es Cuba. Este es un lugar que me llena y [donde] sé que puedo hacer un cambio. En México cambiarle la vida a un barrio entero es imposible; en Nueva York, olvídate, y creo que lo que me interesa ahora no solo es hacer una canción, sino crear un proyecto social y que la música sirva para un cambio social real. 

DJs Belinda Baker y Landeep en el Block party en Cayo Hueso. Foto: Carmen Carranza / Tomada del sitio web de Tribe Caribe Cayo Hueso.

DJs Belinda Baker y Landeep en el Block party en Cayo Hueso. Foto: Carmen Carrazana / Tomada del sitio web de Tribe Caribe Cayo Hueso.

“Me encanta este concepto de que el hotel sea también el sello, y que las personas que vengan aquí van a participar en algo musical, y la gente del barrio se va a ver afectada por una idea que surja entre un inglés y un jamaicano, todo ese tipo de yuxtaposiciones en sí es una cultura sonora.

“Creo que es bastante innovador que Tribe Caribe tenga un ala de creación de contenido y también un lugar físico, que sirva como destino, donde podamos proclamar este gospel [evangelio]. El estudio lo estoy construyendo aquí [en el barrio], yo voy a grabar aquí. De aquí a cuatro meses los artistas pueden venir y grabar. Esto del proyecto no es el hotel de Andrés, que está en Miami comiendo mierda. No, yo voy a estar aquí, con la gente, creando y contando historias”.

En el sueño de Andrés Levin, en Tribe Caribe Cayo Hueso podrían confluir un día cualquiera Jon Baptiste y Koffee, Juan Luis Guerra y Natalia Lafourcade, Santa Fe Klan y los hip hoperos de Colombia. “Poder crear un diálogo real, físico, es lo que pienso hacer. Una vez que consiga los recursos, me voy a traer uno de cada país, a ver qué coño hacemos”, dice.

“Por ejemplo, en el block party donde tocó Osain [una fiesta comunitaria organizada el pasado 10 de diciembre, que incluyó, además de la presentación de Osain del Monte, una exposición de fotografías de Juan Carlos Alom y los sets de los DJs Belinda Baker y Landeep], la DJ era una socia mía jamaicana. A las cuatro de la tarde, ella empezó a tocar música de Jamaica y del Caribe. La gente del barrio estaba como que me gusta, pero no sé…. Ya para las 6:30, estaba todo el mundo gozando con la música jamaicana. Mi idea es crear un ambiente de estímulos donde el concepto sea pancaribeño, afrocaribeño —en la comida, en el sonido, en la vestimenta—. Así es como me imagino esta zona, este barrio, que sea un epicentro caribeño. No solo en enero, y no solo cubano.”

Block party en Cayo Hueso. Foto: Carmen Carranza / Tomada del sitio web de Tribe Caribe Cayo Hueso.

Block party en Cayo Hueso. Foto: MARKOSALAS / Tomada del sitio web de Tribe Caribe Cayo Hueso.

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El martes 24 de enero de 2023, mientras cae la noche en Centro Habana, una tarima y un sistema de altavoces congregan al barrio de Cayo Hueso para celebrar una misa para Chano y Formell. Andrés Levin (para la ocasión con una chaqueta de hermoso diseño de pedrería que clama “ESTOY PA CAYO HUESO”) y su equipo de Tribe Caribe, han convocado un todos estrellas de la música popular cubana que incluye a Pedrito Martínez, Alain Pérez y Los Van Van. Cuando, a las 8:30 p.m,. Pedrito arranca a tocar, justo frente al edificio donde creció, las miles de personas reunidas en el Parque Trillo comienzan a gozar. Al principio de manera titubeante, luego se dejan contagiar por el ritmo. La noche no hará más que mejorar, e incluirá el paso del legendario conguero puertorriqueño Giovanni Hidalgo y el cierre de Los Van Van. Mientras me retiro, y observo el rastro de desechos de latas de cerveza y bolsas de naylon, mientras veo cómo retorna la gente a sus casas hasta el próximo día de penurias, me pregunto si este proyecto de Tribe Caribe Cayo Hueso no le deberá más al afán de emprendimiento escapista de Cadwell que a la bohemia cultural habanera. En un país desangrado por la crisis, el pueblo agradece unas horas de música excepcionalmente buena. Pero Tribe Caribe tendrá que demostrar si puede ser efectivamente un agente de cambio social del barrio o si se trata del noveno ensayo de gentrificación de esta ciudad.

foto de avatar Rafa G. Escalona Padre de una revista de música. Procrastinador profesional. Su meta es ser DJ de una emisora en la madrugada. Príncipe del aleatorio. Más publicaciones

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