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Entrevistas Adriana Brawns. Foto: Cortesía de la entrevistada. Adriana Brawns. Foto: Cortesía de la entrevistada.

Adriana Brawns: “Muy pocas veces los transformistas tenemos el placer de estar en los teatros”

Aunque podría simplificar mi apreciación con una mirada acusadora y una aseveración del tipo: “el reguetón es homofóbico”, quisiera proponer una mirada un poco más compleja. Si bien las masculinidades que se construyen en torno a los intérpretes del género muestran básicamente un modelo o ideal de “macho” ante la sociedad, las peculiaridades de cada país exponen una escena más diversa. 

La presentación de los roles de hombres y mujeres en el reguetón cubano reflejan estereotipos como resultado de procesos históricos y socioculturales que se expresan en las obras como en las dinámicas de un género musical en el que son pocas las mujeres que toman un micrófono y socializan mensajes que las empoderen. Los hombres reguetoneros son, entonces, el grupo hegemónico y las reguetoneras una minoría que se encuentra minimizada en la palestra pública. A este contexto tan esquemático hay que sumarle el hecho de que, hasta el momento, ningún reguetonero o reguetonera cubana se ha declarado abiertamente homosexual, por lo que más allá de lo cisgénero hay todo un imaginario sexual ausente en el reguetón en Cuba.

La hegemonía ejercida por la masculinidad excluyente muestra un solo tipo de hombre “reguetónico” cuyo principal atributo y mérito ante la sociedad es su poderío sexual. Es por ello que casi cada tema de reguetón se convierte en una oda a ese varón, al tiempo que discrimina o ignora otro tipo de masculinidades y reitera estereotipos que no incluyen la diversidad sexual entre sus discursos, temáticas y proyecciones.

Aunque no suele reflejarse de manera explícita, la homofobia y la transfobia en el reguetón local se aprecian por contraste en el sinfín de temas dedicados al poder sexual del hombre y la subyugación de las mujeres ante él. Además, el modo más trillado de ofenderse entre hombres en la canción es restarle poder a la sexualidad del otro, excluyéndolo de un gesto de heteronormatividad donde el único modelo concebible es ser el macho fuerte, poseedor de dinero, mujeres y objetos materiales, mejor si lujosos.

En las disputas por el poder (masculino), en esta escena se emplean términos como “penco”, “le tengo el dedo puesto” o “maricona” para denotar una supuesta debilidad del otro. Acá van dos ejemplos que lo ratifican:

El Insurrecto: “Yo a ti te noto confuso y amanera’o, ¿quiere que te de la estilla pa’ que te pongas los senos?” (Duro frío). 

El Nene Yomil: “Yo sí no tengo mujer que me compre carro y casa, que aquí to’ el mundo sabe que tú eres wasa wasa” (Pa’ un principiante). 

¿Por qué no es visible en nuestro entorno un reguetonero o reguetonera homosexual o bisexual que defienda sus derechos, sus verdades y realidades? ¿Por qué la escena reguetonera cubana aún no ha sido, siquiera, feminista, por dar un primer paso? Esas son algunas de las interrogantes que me planteo. 

En medio de ese escenario hasta acá descrito, Adriana Brawns se presenta como una drag queen que canta reguetón —me atrevo a decir, después de varios años de estudiar esta escena en Cuba, que es la única que hace música urbana en la Isla— e inmediatamente quiebra lo preestablecido y enriquece el imaginario cubano con su otredad. 

Su repertorio está conformado por temas como La respuesta o Mayores (Becky G), Tusa (Karol G ft. Nicky Minaj), Ay, Dios Mío y Bichota (Karol G), La noche de anoche (Bad Bunny ft. Rosalía), Te boté (Anuel AA, Cosculluela, Bad Bunny, Ozuna, Wisin, Nicky Jam, Yandel, Jlo) y La relación (Sech, J Balvin, Daddy Yankee, Rosalía y Farruko); todos de reguetón latino. Menciono cada una de las canciones que interpreta Adriana Brawns porque pienso que la mejor manera de conocer a un artista es al apreciar la obra que defiende —aunque no sea de su autoría—. 

La apropiación del discurso para la posterior reinterpretación de estos temas hace que la significación y relevancia de este suceso esté potenciado. Imaginen estas canciones cantadas por una drag queen. Además de la diversidad que aporta al espectáculo, es un acontecimiento en toda regla, al tiempo que resignifica la presencia femenina en el entorno urbano con una performance con códigos sexuales diversos.

Lo que sigue es el testimonio de esta transformista que defiende un género sexista en sus fundamentos pero que nos devela, a su vez, otros discursos alternativos y diversos. 

Adriana Brawns. Foto: Cortesía de la entrevistada.

Adriana Brawns. Foto: Cortesía de la entrevistada.

¿Cómo surgió la idea de incorporar temas de reguetón en tu repertorio como drag queen?

“Consideré que el transformismo debía tener un cambio, porque lo que se acostumbra a hacer son baladas, canciones de temperamento, tal vez temas bailables, pero no de reguetón. Yo decidí ser diferente y empecé con los temas que más estaban en alza en su momento, para hacer algo distinto. Además de que me gustan mucho”.

¿Cómo te identificas con las canciones que cantas? 

“Depende del momento que yo esté viviendo, puedo identificarme o no con las canciones que interpreto. Cuando son de fiesta, por ejemplo, trato de sentirme lo más feliz posible para lograr lo que quiere decir la canción. Como normalmente trabajo en discotecas y bares, donde hay mucha alegría y baile, me es fácil. Más difícil es cuando tienen que ver con relaciones, pues tengo que meterme en el papel que está interpretando la cantante en ese momento”.

¿Consideras que el reguetón es homofóbico o sexista?

“En los temas que he escuchado y escucho no hay discriminación contra la comunidad LGBTIQ+. Tal vez pueda pasar que en un momento determinado un cantante tenga alguna canción que discrimine o insulte, pero las que escucho e interpreto no las considero homofóbicas.

“Sí pienso, sin embargo, que el género musical es sexista y machista, incluso cuando cantan las mujeres, pero es lo que le gusta ahora al público. No estoy a favor de las conductas machistas y sexistas, así que decidí hacer estos temas porque muchos de ellos defienden a la mujer, como Relación, por ejemplo. Sech ahí está protegiendo a la muchacha, al igual que cuando canta Rosalía, ella está defendiendo su derecho”.

Para la selección de tu repertorio, ¿tienes en cuenta esos aspectos?

“Soy muy selectiva por ese lado. Generalmente las canciones que escojo son interpretadas por mujeres, y en la mayoría ellas se sienten empoderadas en la lucha contra la violencia de género”.

¿Cómo preparas el show que quieres presentar? ¿Vinculas temas de reguetón con otro tipo de géneros? ¿Qué vestuario usas? Coméntame sobre ese proceso. 

“Cuando voy a seleccionar mis temas busco que estén en las listas de éxito, para que así todas las personas conozcan la canción y puedan disfrutar de ella. Preparo unos mix, combino los hits buscando un orden en el que el último sea el más movido. Los vestuarios casi siempre trato de que sean combinados, tener tres en uno, al igual que las pelucas, recursos así, para que el show sea ameno”.

¿En qué lugares te presentas regularmente?

“En bares y discotecas; muy pocas veces los transformistas tenemos el placer de estar en los teatros”.

¿Por qué crees que no hay reguetoneros abiertamente homosexuales en Cuba?

“Creo que es por la sociedad machista que tenemos aquí, [por] la tradición de que la mayoría de las personas son machistas, incluso las mujeres. Si muchas personas que no son famosas se quedan en el closet por el machismo, imagínate alguien que sea reconocido. Incluso los reguetoneros de otros países que adoptan conductas homosexuales no son bien vistos aquí, como por ejemplo Bad Bunny, quien salió en un video vestido de mujer. Escuché a muchas personas criticándolo por ponerse uñas postizas muy largas”.

¿Cómo sueñas un reguetón gay cubano? ¿Qué debería decir? ¿Cómo debería sonar? ¿Lo cantarías en un show?

“Me gustaría que tuviera su imagen propia, sin las estéticas y los patrones que llevan normalmente los reguetoneros. Que estos artistas sean libres de vestirse como quieran, que sus canciones defiendan completamente la comunidad. Me gustaría que sonara bien animado porque pienso que el reguetón, más que nada, es para animar a las personas, así sea para bailar o para estimular las emociones. Claro que lo cantaría en mis shows”.

¿Cómo ha sido la reacción del público al verte cantar reguetón? ¿Tienes alguna anécdota que quieras compartir? 

“Cada vez que salgo al escenario con temas de reguetón las personas enloquecen, porque ven algo diferente. Yo pienso que es como refrescar el show. Casi siempre me dejan de último en todas las presentaciones por ser el momento de bailar. Tengo un amigo que cuando estaba en auge la canción Ay, Dios mío de Karol G me puso en un estado de WhatsApp como ʽla Karol G de Cuba’, y así muchos me han llamado desde entonces”.

El propio hecho de que Adriana exista, de que haya decidido encaminar su arte a diversificar el discurso urbano es, en mi opinión, relevante; por los nuevos colores que introduce en la palestra musical reguetonera de la Isla. Se avecina un cambio, que tal vez demore, pero quizás el transformismo sea decisivo para la transformación del género en Cuba.

Lalau Yllarramendiz Alfonso Musicóloga y especialista en temas como el reguetón cubano. Egresada de la Universidad de las Artes (Isa). Miembro de la Rama Latinoamericana de la Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular y de MyGLA Músicas y género. Grupo de estudios latinoamericanos. Las nuevas tecnologías son la casa de sus proyectos investigativos. Más publicaciones

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