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Reseñas Portada del álbum: B2 Designs / Diseño: Dirección de arte AM:PM. Portada del álbum: B2 Designs / Diseño: Dirección de arte AM:PM.

Trampantojo / Malaka

Las redes sociales en Cuba fueron un catalizador para sumirnos (más) en la globalización. Las consecuencias de este proceso son muchas pero me voy a restringir a una correspondiente al campo del lenguaje: el uso de neologismos. Así, escuchamos hoy términos como gaslighting, red flags y poser. Y, aunque no me guste servir de portavoz a anglicismos innecesarios, recuerdo que al escuchar Trampantojo de Malaka, inmediatamente lo califiqué como mainstream.

Ahora bien, a muchos de nosotros y con nosotros me refiero a la generación milénica el término poco nos dice. El vocablo es un concepto compuesto en su lengua de origen, formado por main que significa principal y stream corriente. La traducción final que arroja Google es convencional y por ahí viene la idea. Pero más que un concepto, mainstream es una etiqueta que califica un producto comercial.

Trampantojo (Di Benedetto Productions, 2022) es el primer álbum de la artista lanzado a mediados del año pasado. En entrevista con OnCuba, la propia Malaka expresó que el fonograma la representa totalmente. Con motivo de esta declaración, me parece muy pertinente analizar la imagen de la artista y su obra.

Aterricé en su perfil de Instagram por casualidad. Sin escuchar su música, consumí el contenido. En general, me llevé una imagen alternativa, desprejuiciada y empoderada. Su desenfreno para tratar y exponer su sexualidad mientras defiende su derecho al respeto (me encanta la etiqueta que usa #RespetameAsere) la puso un paso muy por delante de muchos artistas en esta Isla. La chica tenía algo que decir. Logró convencerme, de ahí fui directo para YouTube a escuchar el disco. 

Primero di con Lengua, el single que comenzó a marcar el cambio en su carrera. Me desazonó un poco que un mensaje tan controversial y actual (la relatividad de los comportamientos sexuales asociados a la homosexualidad) se musicalizara con fórmulas tan obsoletas; sin embargo, establecí una especie de analogía entre la vieja escuela y las nuevas ideas. Era una óptica distinta. Pero luego de escuchar los nueve temas que conforman el álbum Trampantojo, la conclusión fue que la artista no sabía hacer otra cosa.

La propuesta es una amalgama poco elaborada de trap, reguetón y rap, con menos presencia de este último elemento, donde Malaka (o su productor) toma beats de canciones que, para colmo, fueron hits y los reproduce con dos o tres arreglos para evadir una demanda de derechos de autor. Entonces la fórmula nos queda de la siguiente manera: reguetón de los 2000 (con todos aquellos efectos especiales de disparos y sirenas que yo daba por superados) y trap latino impregnados con modulaciones low fidelity de los sintetizadores. 

Hay dos marcados aspectos que remarcaría a lo largo del disco: el barroquismo y la monotonía. El primero está dado, en mi opinión, por el abuso de los registros medios y graves que saturan los canales de audio. El segundo se explica solo. Es como batir juntos a Daddy Yankee, Don Omar y Tego Calderón. Fresco ahí, solo la voz de Malaka que bien pudiera ser más explotada pero no, el registro vocal en cada canción resulta plano y solo se escuchan jadeos a ratos en giros lírico-melódicos.    

El reguetón al menos tiende a ser pegadizo, pero no es el caso. Los coros no generan magnetismo por su extensión y sus cansinas aliteraciones silábicas. Por otro lado, no puedes resetear el disco y mientras oyes Tijeras, escuchas Bellacoso. El canon del reguetón verso + estribillo + perreo es inviolable del sexto al noveno tema. Eso sí, la organización del álbum es bien coherente a nivel musical y las modulaciones lo-fi están bien construidas. El mal sabor de boca se atenúa con dos canciones salvables: Mami poderosa y Que quieren.

La primera es la presentadora del álbum y hubiese sido un single exitoso. Su composición está marcada por el trap en riffs sobre una base sonora al estilo del pop latino. Y llegamos a un punto crucial para mí en esta crítica: los 23 segundos de presentación de la canción donde, entre otras técnicas de sugestión, Malaka es comparada con nada menos que Nathy Peluso. Y así, la artista condenó su obra poniéndole zapatos que no puede llenar. Quizá en un par de álbumes más adelante logre deshacerse de tantos esquematismos y encontrar su propio estilo, o al menos eso espero.

Que quieren no es por sí solo un tema muy logrado pero dentro de Trampantojo es la bocanada de aire, la última coca cola del desierto o el santo grial. La balada pop tiene una instrumentación y un retoque lo-fi muy finos.

Dejé el discurso para el final porque tenía grandes expectativas con él. La Mami poderosa que abre el disco, soez y picante, se va desvaneciendo de canción en canción. ¿Se entaconó por despecho o por deseo propio? Miss perritud no se vende pero ladra sobre el background conocido como la fórmula del éxito. Silenciada bien podía haberla escrito en la adolescencia.

El Trampantojo es una ilusión óptica que engaña la percepción y muestra una visión no real. Para Malaka esto tiene una lectura, para mí otra. ¿O tenemos la misma y ella sabe que yo sé? Hay un desfase claro entre la artista potencial y su obra. Creo que la performance, la imagen e incluso todo el talento de Malaka, siguen escondidos bajo esa superficie. 

Laura Lara Lobaina Laura Lara Lobaina Resulta que, además de literatura, puedo escribir de música; pero realmente me apasiona la psicología. De profesión lingüista. Más publicaciones

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