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Reseñas Los Cuban Pipers. De pie, de izquierda a derecha: Tony Suárez Rocabruna y Regino Tellechea. Sentados, de izquierda a derecha: Hermes Goicochea, Virgilio “Yiyo” López y Gilberto Valdés Zequeira. (Foto tomada del blog www.desmemoriados.com). Los Cuban Pipers. De pie, de izquierda a derecha: Tony Suárez Rocabruna y Regino Tellechea. Sentados, de izquierda a derecha: Hermes Goicochea, Virgilio “Yiyo” López y Gilberto Valdés Zequeira. (Foto tomada del blog www.desmemoriados.com).

Memoria y justicia poética

En medio de las turbulencias de la llamada blogosfera –universo donde lo humano, lo divino, la responsabilidad y la frivolidad bailan y se dan la mano en la era digital– es posible encontrar joyas. Yo mismo hallé una de la que no me desprendería por nada del mundo. Se trata del blog Desmemoriados. Historias de la música cubana (www.desmemoriados.com). Todas las entradas, que datan de 2014 hasta la fecha, han sido redactadas por Rosa Marquetti, quien se define a sí misma como una persona “privilegiada de trabajar en algo que me gusta mucho. Vivo la música, el cine y las artes visuales. Trabajo en temas de derechos de autor, aunque también me apasiona hurgar en la historia de la música y los músicos cubanos, por ello investigo y escribo sobre ellas”.

Yo diría más: Rosa, quien se desempeña como especialista en la Delegación Cubana de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) es una investigadora intelectualmente rigurosa y obstinadamente tenaz, como solo lo puede ser una escritora que en sus textos conjuga análisis y documentación, hipótesis y certezas, objetividad y pasión.

De las páginas del blog ha pasado a la antigua pero todavía tremendamente vigente y eficaz página impresa – ¿quién dice que la galaxia Gutenberg se ha extinguido? –, y esto fue posible por el interés de la editorial colombiana La Iguana Ciega y la Fundación Cultural Nueva Música, responsables de la publicación del libro Desmemoriados, selección de algunos de los textos difundidos inicialmente en la bitácora digital de la autora.

Portada del libro Desmemoriados: historias de la música cubana, de Rosa Marquetti Torres.

Portada del libro Desmemoriados: historias de la música cubana, de Rosa Marquetti Torres.

El volumen, a manera de suite, se estructura en 16 movimientos, cada uno de ellos consagrado a iluminar procesos, episodios o aspectos biográficos –a veces muy puntuales y no necesariamente totalizadores– y contribuciones artísticas de personalidades de la vida musical cubana que en diversas etapas han marcado hitos en el entorno sonoro de la isla y su irradiación internacional.

Unos más conocidos – quién no recordará a Dámaso Pérez Prado o Celeste Mendoza, la inefable voz sonera y rumbera de Carlos Embale o la impronta cubana de Nat King Cole, el pianismo raigal de Bebo Valdés o el legado engrandecido y multiplicado por su hijo Chucho –; otros menos – es el momento de redescubrir a Armando Peraza y  Carlos Vidal Bolado, a Guapachá y Maggie Prior –, pero todos, los más y los menos, sometidos a una revisión de orígenes y derivaciones, en la que  se despejan conjeturas, se resuelven incógnitas, se ponen las cosas en su lugar y se establecen equilibradas jerarquías.

Si bien todas las historias y argumentos del libro resultan fascinantes por igual, hay una que, por su sentido desmitificador y restaurador, quisiera destacar de modo particular: Deconstruyendo al Chori.

Arrojar luces y tratar de poner al derecho la saga de un personaje legendario, como Silvano Schueg Hechavarría, más conocido por El Chori, equivale no solo a delimitar las fronteras del mito y la realidad en la tupida maraña de una Habana nocturna, unas veces pasto de la nostalgia y otras de la condenación.

Timbalero devenido hombre espectáculo, atracción de los centros desplegados en la Playa de Marianao, visitado por figuras de la farándula, enaltecido por escritores y cronistas, su imagen se fue desdibujando a medida que avanzaron las radicales transformaciones revolucionarias de los años ‘60 del siglo pasado y quedó, para muchos, como una simple grafía en muros y paredes de calles y plazas habaneras, o a lo sumo como una referencia folclórica, cuando no mera sombra de un pasado.

Rosa, sin embargo, no se deja vencer por el mito ni por los cuentos de camino. Ausculta, pide cuentas, halla el fiel de la balanza para ponderar luces y sombras, confronta fuentes en un contrapunto incesante y nos deja una imagen de El Chori lo más cercana posible a lo que representó, en términos sociológicos y artísticos, ese fenómeno irrepetible.

El ensayo-memoria sobre El Chori da la medida de los métodos y herramientas que emplea Rosa para adentrarse en los protagonistas de sus historias, como lo acaba de hacer con Chano Pozo, en un libro que entrará en el catálogo de la cubana Editorial Oriente.

Es deseable que más temprano que tarde Desmemoriados tenga una edición en la isla. Y que otras historias que forman parte del blog, y las que va tejiendo ahora y mañana mismo, siga contando con una expresión impresa. Libro a libro, Rosa Marquetti aporta a la musicografía cubana.

Pedro de la Hoz Más publicaciones

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