
Duchas frías
-Ignacio Cervantes-
Si le sigues el paso a la fila de notas
verás caer el agua de la danza
y de la danza pájaros
y el roce de la lluvia traería mercurio
—el líquido elemento—
que rozará tu cara y bajará hasta el piano.
Una fila de lámparas
marca la ruta tropical hacia la eternidad,
una fila de jóvenes que bajan la cabeza a tu paso
en noches urbanas que se vuelven días
y semanas confinado al dolor
y el sexo ocasional
con gente dada a la inercia del placer
como joyas reflectantes.
Entonces el piano en el piso vacío de El Born
y la danza de Cervantes en tus dedos
traen un olor de patio húmedo y enredaderas,
aquellos contrapuntos callejeros de La Habana
que entristecen el alma hasta el chorro final:
desnudos los dos en la azotea,
mil duchas frías en ese cuerpo único
que es la amalgama del amor.