
De Glasgow a La Habana, una promesa del house
Como parte de la Semana de la Cultura Británica en Cuba, esta vez dedicada a Escocia, el British Council y el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica (LNME) organizaron la visita del Dj y productor de música electrónica Denis Sulta.
En esta ocasión los motivos fueron dos presentaciones del reconocido artista británico y un taller de intercambio en Fábrica de Arte Cubano (F.A.C.) con creadores vinculados al LNME y la Asociación Hermanos Saíz.
No es la primera vez que arriban a suelo cubano productores del género electrónico desde el Reino Unido. En 2006 Fatboy Slim viajó a la Isla, donde escribió y produjo dos temas originales para el álbum The Revolution Presents: Revolution, lanzado en 2009; incluso, las grabaciones de Shelter (con Lateef) y Siente mi ritmo (con Sexto Sentido) tuvieron lugar en los estudios de la Egrem. El conjunto Mala, integrado por el dúo Digital Mystikz junto a Coki se presentó en el parque Villalón del Vedado. Más de una vez Gilles Peterson ha aterrizado en Cuba, y ha colaborado con artistas como Danay Suárez, Dj Jigüe, Daymé Arocena, Yissy García, o Yasek Manzano.
Denis Sulta tiene una apariencia muy llamativa. Recuerda a su compatriota Richie Hawtin, uno de los iconos del techno a nivel global. Se ve muy entusiasmado con su estancia en esta isla tropical, aunque en estos días esté matizada por una caricia preinvernal. Camina de un lado a otro sin detenerse. Cuando por fin nos adentramos en la sala de cine de F.A.C. para iniciar el taller, recibe a su público diciendo que se siente más nervioso ahora —no somos más de treinta personas—, que presentándose frente a miles en escenarios foráneos. Es visible su deseo por conocer un poco más las interioridades de la música electrónica en Cuba, y sus puntos de contacto con los cultivadores locales del género.
Luego de relatar detalles significativos de su formación, respondió junto a su manager preguntas relacionadas con el marketing y la forma en que se relacionan agencias, programadores de festivales, disqueras, artistas y promotores en el mercado de la música electrónica.
Denis Sulta cada vez que viaja lo hace con la mente abierta para “encontrar siempre experiencias positivas”. En su primera vez en La Habana confiesa su deseo de “experimentar lo vibrante, emocionante y viva que es la cultura cubana”. Asimismo, comentó que la música debe transmitir sensaciones de la sonoridad de la ciudad, convertir las vivencias citadinas en beats, otro punto en común con gran parte de la escena cubana.
“Si es algo en lo que creen, algo que llevan en el corazón, en las entrañas y los hace emocionarse entonces nunca deberían rendirse”, dijo a modo de consejo para cualquier persona que se dedique a la música, sin importar género, estilo, forma o contenido. Puede verse como un cliché, pero para la gran mayoría de los presentes en el taller, veteranos de mil peleas cubanas contra los demonios, resulta su día a día cuando tienen que dedicarse no solo a la producción de su música, sino también a otros procesos que generalmente llevarían a cabo las agencias y representantes con el extra de la visión de “ponediscos” por parte de algunas personas en las instituciones.
Para el joven productor escocés es imprescindible llenarse de influencias musicales, consiguiendo de esta forma incorporar nuevas concepciones en cuanto a ritmos y melodías a la hora de trabajar en vivo o componer sus propios temas. Resaltó la importancia de trabajar en grupo cuando dijo: “Cuando creamos ese colectivo nos permitió crecer, unir la marca y hacer crecer la cantidad de personas que nos seguían en nuestras presentaciones”.
Un detalle clave en la identidad musical de Sulta es su inherente ambición por transmitir sensaciones y experiencias. Sus creaciones están basadas generalmente en el patrón clásico del techno o el house four-on-the-floor y en una propuesta melódica nostálgica.
Sulta se interesó por varios temas de nuestro escenario musical, entre ellos el funcionamiento del sector discográfico, las plataformas de publicación, el modelo de legalidad para emprender un espacio exclusivamente dedicado a la electrónica, el día más común para las fiestas, y la música que más se escucha en los clubes nocturnos. Cada una de esas preocupaciones develó las carencias que sufre el movimiento cubano de música electrónica (construcción sintáctica que ya dudo usar) en la gestión de su obra artística. El propio Dj británico reconoció la pasión y el esfuerzo que hacen los creadores cubanos para poder lograr el éxito en un contexto tan limitado.
Encuentros como este son muy provechosos, permiten construir puentes culturales reales y conocer otros modos de hacer, sin embargo, en la mayoría de los casos tienen como limitante el tiempo de duración. Igualmente, sería ventajoso llevar iniciativas como esta a otras provincias y así dar la posibilidad de retroalimentación a creadores con una obra meritoria que viven fuera de la capital. Lamenté que no aconteció una sesión del taller mucho más interactiva en la que se hubiesen podido compartir conocimientos tanto por parte del artista británico como de los creadores cubanos con respecto a la producción musical, técnicas de mezcla, masterización, etc.
Para el final, Denis Sulta regaló una breve sesión en la que mostró sus habilidades en la mezcla. Fue la antesala del concierto que ocurrió ese mismo día en la Nave 4 de FAC. Dejó a todos conectados con su sonido proveniente de Glasgow, con ganas de perseguir su música y la certeza de que entre Escocia y Cuba hay más puntos en común que los que imaginamos, entre ellos la pasión por la música electrónica.