
Cuando llego a casa / Liana Milanés
El primer contacto es fundamental. El primer acercamiento entre artista y público (con el primer sencillo, con el primer concierto) siempre será definitorio. Quiero empezar por ahí. A Liana llegué por azar. El algoritmo de Instagram me mostró el video de La Gema. Inmediatamente accedí a su perfil y consumí todo el contenido. Cuando salió el EP, ya estaba escuchándolo. La primera impresión que me dejó Liana fue un sentimiento de naturalidad y cercanía.
El EP se llama Cuando llego a casa, una clara alusión a esa rutina solitaria que todos tenemos cuando concluye el día, cargada de sentimientos, ideas y emociones que confluyen en un diálogo interno donde no hay cabida para voces del exterior. Liana decide darse a conocer a su público con nada menos que su intimidad. Chapeau.
Visto desde un prisma muy general, su música se realiza en la fusión de géneros alternativos. La línea sonora del disco delata una inclinación hacia el feeling cubano de los años 60 y mezclado con el R&B de los 90 complementado con drill, pinceladas de afrobeat jazz y pop indie.
El discurso lírico del álbum viene de puño y letra de la misma cantante. La frescura juvenil se siente desde la música y se refuerza en la letra. En los temas predomina un lenguaje coloquial propio de su generación, que utiliza sin complejos y de manera natural términos propios y prestados (flow, plata, muela, placa, entre otros). No hay censura o prudencia en el canto de Liana, porque el disco, recordemos, es un monólogo privado por medio del que conocemos y conectamos con la artista, un poco a modo de voyeurs. Entonces descubrimos que Liana Milanés es una chica “alternativa” porque es hija de la globalización, pero también es criolla, y siente una conexión fuerte con sus raíces, su etnia y su nacionalidad. Estos elementos que la constituyen los usa como estandartes y se vale de ellos para empoderarse, no solo a sí misma, sino a las mujeres en general, por lo que el disco emite una fuerte vibra feminista.
Un análisis más detallado de los temas confirma la cohesión que existe entre ellos: Fans Club – Sola (entrando en la casa), Sola – La Gema (desvistiéndose), Ancestros – Ángel (pensando en la vida).
Desde el inicio, el disco apela conscientemente a tus sentidos auditivos mientras te sugestiona para que escuches el resto. Así sucede con Fans Club, una muestra de hip hop con el que la lírica de Liana se acopla muy bien, acompañada con un bajo de drill. El tema es una invitación a la que, como ella misma dice, podrás poner resistencia cero mientras te cautiva y empiezas a bailar en su Fans Club. Le sigue Sola: cambio de estética. Cierra el telón cuando llega a casa, dice el verso, y se esclarece todo. Empezamos a conectar con una Liana más íntima, más real, más humana. Y aunque la letra y la voz de la cantante puedan parecer tristes, la melodía no. El tema es chill y la rítmica te incita al movimiento lento. Pido un momento para destacar el lapsus que va del minuto 01:04 al 01:26 donde cobra protagonismo la voz de la artista con una construcción melódica muy bien lograda.
Otra propuesta notable dentro del álbum es Ancestros. La apertura la realiza un diálogo que sostienen el contrabajo y el piano. A esto le sigue por el resto de la canción una base rítmica de trip-hop sobre la cual discurre un canto reflexivo a propósito de las raíces de la artista. Para la construcción de este rap la autora invita a El Individuo, artista versado no solo en el género, sino que cuenta con un articulado discurso que reverencia las raíces.
Este primer EP de Liana Milanés es un excelente arranque en su corta carrera individual. A pesar de solo tener publicadas, por el momento, unas pocas colaboraciones y singles, la artista cuenta con la experiencia académica de haberse formado en el Conservatorio Amadeo Roldán y la práctica de su liderazgo vocal en las agrupaciones Son Jazz y Sello Cubano, además de sus tres años en la orquesta Caribe Girls. El disco lleva impreso el sello de su imagen como referente para varias mujeres cubanas que encuentran en ella un modelo de energía, feminidad y empoderamiento.
Si algún punto flaco tiene el EP es el eclecticismo de las composiciones (en cuya creación estuvieron implicados la propia Liana y JD Asere como productor, acompañados en algunas canciones por otros artistas como Yoyi Lagarza y Tobías Alfonso). En un producto tan completo como es este álbum me decepciona que el mensaje en ocasiones se pierda a costa de excesos musicales, como sucede en La Gema. Desde mi óptica, el mensaje de este tema (que merecía especial atención) pierde preponderancia ante el barroquismo que genera la fusión de los sintetizadores produciendo un ostinato y el bajo de drill.
Cuando llego a casa tuvo la dirección ejecutiva de la propia cantante junto a Beatriz Primelles, manager de la artista, y Lizandra Gómez. Quiero insistir una vez más que la gran coherencia que encontramos a lo largo de todo el disco es su mayor mérito, y sospecho que se debe a que vemos la mano de Liana Milanés en cada proceso. Su obra no puede serle más fiel, ni los fans que ha atraído tampoco.