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Artículos The Cat Empire. Foto tomada de la página web de la banda. The Cat Empire. Foto tomada de la página web de la banda.

Two Shoes: el disco cubano de The Cat Empire

The Cat Empire llegó a mi celular en 2015. Lo primero que escuché de esta banda australiana fue Two Shoes, su segundo disco. Siempre que escucho un álbum por primera vez lo hago en aleatorio, por si algún hit bien ubicado me convence. Para no herir sensibilidades, después lo reproduzco como hubiera querido la producción. Con Two Shoes no hubo remedio, cualquier orden hubiese estado bien. In My Pocket, Two Shoes, Sol y sombra, son de esos temas que escuchas una y otra vez porque no los disfrutaste como tocaba. Luego devoré la discografía completa de The Cat Empire en muy poco tiempo, pero ese segundo disco rompió algo en mí.

Como no tenía idea de quiénes eran aquellos australianos tuve que inventármelos. Algunas canciones me parecían muy cubanas (whatever that means), y terminé jugando a las influencias para entender de dónde salían todos los géneros que esos músicos manejaban. En un acto de desesperación e ingenuidad llegué a pensar: «uno de ellos tiene que ser cubano». (Hagamos un minuto de silencio por esa última línea).

The Cat Empire nació en Melbourne, Australia, en 1999; primero como un trío integrado por Felix Riebl (percusión y voz), Ollie McGill (teclado y coros) y Ryan Monro (bajo doble). Más tarde se les unió Harry James Angus (trompeta y voz), DJ Jamshid «Jumps» Khadiwhala (mesa de mezclas y percusión) y Will Hull-Brown (batería). La génesis de la banda fue Jazz Cat, un grupo que reunía estudiantes de formaciones diferentes bajo la dirección de Steve Sedergreen y donde se conocieron la mayoría de los miembros. Durante algún tiempo llevaron ambas bandas al unísono, sin embargo, la relación musical de Ollie y Felix venía de mucho antes. Amplexis fue la primera agrupación que armaronjuntos,y gracias a aquella colaboración Ollie cambió el bajo por el piano e intentó, por primera vez, tocar un son montuno.

Su primer álbum de estudio, The Cat Empire (Virgin Records, 2003), rápidamente los hizo visibles. La adición de timbales y castañuelas, la mezcla de géneros, el protagonismo de los metales y los solos de piano son algunos de los elementos que distinguen este fonograma. Aquello fue casi una declaración de principios, en la que no faltaron sentencias como “musicis the language of usall” en How to Explain, o “we believe in melody, in harmony” en Manifiesto; con las cuales, de cierta manera, hablaban de su necesidad de comunicarse con el mundo a través de la música.

El multiculturalismo es parte del encanto de esta banda. Desde aquel primer disco se apropian de todo tipo de referentes. Los reinterpretan. Enumerar los géneros que dominan estos músicos es arriesgado. Siempre falta algo. Si buscan en Google The Cat Empire encontrarán, así masticadito, que su música es una mezcla de ska, música latina, jazz, reggae, rock alternativo y funk. No se dejen engañar. Lo que hacen es mucho más complejo que esto.

Desde The Cat Empire hasta Stolen Diamonds (Two Shoes Records, 2019) ha llovido bastante. El multiculturalismo ha permanecido, pero las influencias han cambiado. De ahí que cada disco ofrezca algo nuevo.

Pero vayamos a lo que nos convoca acá: en 2004 la banda grabó su segundo álbum, Two Shoes. Para aquella empresa contactó a Jerry Boys, productor musical con un currículum tan extenso que llevaría un artículo aparte. La decisión de contar con la producción de Boys no estuvo relacionada directamente con el hecho de que este hubiese trabajado con The Rolling Stones, The Beatles o Pink Floyd. Su participación en el álbum Buena Vista Social Club (World Circuit, 1997) era lo más importante para estos músicos. No lo sabían aún, pero Jerry Boys los traería a grabar a La Habana.

Portada del álbum.

Portada del álbum.

Two Shoes (Egrem, 2005) es un álbum importante, un must listen, no solo por haber sido grabado en Cuba sino también porque pone a dialogar a nuestros ritmos más tradicionales con géneros y estilos que, a priori, pudieran parecernos lejanos. Hubo de todo: son montuno, world music, latin jazz, chachachá, reggae, hip hop. Hacer aquellos ajiacos no era nuevo para The Cat Empire pero sí lo fue la naturalidad y maestría con que estos muchachos absorbieron referentes cubanos.

De todas las canciones del disco, Sol y sombra es el homenaje más obvio a Cuba. “Sol y sombra, ay mamá, Ollie´s Cha Cha”, cantado a varias voces, es un guiño a la debilidad que siente Ollie McGill por el chachachá. Según él, este es el género cubano que más ha influido en su música. También el “spanglish” de The Cat Empire es de las cosas más disfrutables del planeta y ellos lo saben. Lo utilizan por pura eufonía. El álbum es muy alegre casi en su totalidad. La excepción sería Miserere, una canción bastante triste que sirve de pausa interna. El resto del fonograma le puede alegrar el día a cualquiera. Canciones imperdibles en este sentido: Sly, In My Pocket, Two Shoes, y Protons, Neutrons, Electrons.

Estar confinada me hizo volver a The Cat Empire. Esta vez para escribir sobre su relación con esta Isla. Tenía más preguntas que respuestas y quise entrevistarlos; así que Two Shoes me pareció la excusa perfecta para aproximarme a ellos. Honestamente, me sorprendí cuando vi lo entusiasmados que estaban por hablar de Cuba y su experiencia en la Egrem. De paso, Lisa Grieve —quien sirvió de intermediaria— me dejaba caer que el 19 de abril Two Shoes cumplió 15 años de lanzado y que aquella conversación les parecía una buena forma de festejarlo. Poder dialogar con Felix Riebl y Ollie McGill fue un proceso divertidísimo. Gracias a ellos pude obtener mucha información valiosa sobre la banda y el proceso de producción de Two Shoes.

Mucho antes de que surgiera The Cat Empire, Felix y Ollie frecuentaban clubes en Melbourne donde escuchaban sonoridades latinas. En estos lugares se encontraron con músicos muy bien formados que los hicieron interesarse aún más en los ritmos latinoamericanos, pero también en la música cubana. Fue entonces que descubrieron el trabajo de Afro Cuban All Star y Buena Vista Social Club. Según Felix “algo hizo clic cuando conocieron a estas bandas”.

Aquello no se quedó ahí. Felix resalta también la influencia que tuvieron en él bandas como Irakere y Orishas, o músicos como Rubén González, Chucho Valdés, Pedrito Martínez y Amadito Valdés. De Cuba le llamaban la atención las progresiones armónicas, la clave del son montuno, las voces terrosas en los grupos vocales, el énfasis en la percusión. “Estos fueron elementos que pudimos adaptar a nuestro propio sonido”. La misma pasión por la música cubana lo hizo especializarse en tocar los timbales y las congas. Felix cree que las congas pueden estar entre sus instrumentos preferidos pero los timbales eran más fáciles de transportar, de ahí que los usara durante los primeros años que tuvieron que moverse en carro por toda Australia.

Ollie también comparte estas influencias pero destaca a Chucho Valdés por cuánto pudo aprender de su forma de tocar el piano. Cuenta, además, que gracias a su visita a Cuba conoció a muchos músicos talentosos. Durante el mes que duró la grabación frecuentaron La Zorra y el Cuervo, lugar al que Ollie se refiere como “a jazz club in a phone box”. Allí se deslumbró con Roberto Fonseca. A propósito de La Zorra y el Cuervo comenta: “No puedo recordar el nombre del lugar pero las influencias que me llevé de ahí nunca me van a abandonar”. Con Amadito Valdés sí pudo interactuar en el estudio y confiesa que se sentía un poco humillado al tocar al lado de este maestro. “Él no se limitó a la hora de corregir mis habilidades con el son montuno”, dice Ollie.

The Cat Empire no viajó a Cuba para hacer música cubana. A pesar de las influencias que tenían, su objetivo con Two Shoes era otro. Según Ollie, aspiraban al sonido del álbum Buena Vista Social Club y Jerry Boys fue quien les dijo que la única forma de lograr aquello era viajar a La Habana y grabar en el mismo cuarto donde lo había hecho la icónica banda cubana. Two Shoes resultó ser más un homenaje al reggae y al ska, The Bobby Marley legacy; sin embargo, no dejas de sentir la influencia de Chucho en los solos de piano de Ollie, y la percusión ágil, cubanísima, a la par de unos metales que se roban el show.

La Egrem fue un reto que ellos disfrutaron muchísimo. Grabar allí los forzó a despojarse de muchos de sus conocimientos y abrirse a nuevas formas de producir. Tuvieron que grabar en cintas, proceso que tomaba bastante tiempo pero que también los hizo más conscientes sobre sus decisiones. La mesa de trabajo se rompía a cada rato y tenían que esperar a que un electricista apareciera para seguir. Felix piensa que las limitaciones le añadieron mucho carácter a esta experiencia. Además, confiesa “llegar a La Habana, trabajar con Jerry y hacer un álbum allá es todavía uno de los puntos más altos de mi vida”.

Parte de la banda pudo conocer a Ibrahim Ferrer durante este viaje (Ollie y Felix no). Por esa misma época, ellos tuvieron la oportunidad de conocer a James Brown y hacer tours juntos. Felix explica que ambas experiencias estuvieron al mismo nivel para los muchachos.

Para ellos, este 19 de abril fue un aniversario importante por cuanto vivieron durante la grabación de aquel disco. Cuando les pregunto si alguna vez se han planteado volver a la Isla la respuesta es un sí rotundo. Ollie cree que estuvieron tan ocupados con el álbum que no lograron ver todo lo que hubiesen querido. “Me encantaría volver y escuchar más música ahí y quizás tomar algunas clases. ¡Si pudiéramos tocar sería incluso mejor!”.

Felix también quisiera regresar a Cuba y tocar para nosotros: “Estaría muy nervioso de hacerlo porque todo el mundo es muy buen músico en aquel país. Personalmente, voy a tratar de volver en algún momento de mi vida, pero si pudiera regresar y además tocar con la banda sería otro sueño hecho realidad”.

Neus Pechero Filóloga con ansiedad, feminista interseccional y taekwondoín retirada. Experta en ataques de pánico y patadas giratorias. Más publicaciones

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