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Artículos Shakira Bizarrap Schumann Brahms Clara Pique. Ilustración: Jennifer Ancízar / Magazine AM:PM. Ilustración: Jennifer Ancízar / Magazine AM:PM.

De Clara Wieck a Clara Chía: Shakira no inventó el despecho

Nadie demonizó a Brahms cuando salieron a la luz aquellos temas sobre Clara Wieck, siendo esta la esposa de Schumann (su amigo), y siendo Brahms el presunto amante de Clara. No hubo un conflicto moral disparatado. Los más conservadores incluso desmintieron esta traición para que la música no se viera afectada. Y estamos hablando de tiempos donde la moral religiosa estaba metida en las venas, y estamos hablando de un género musical que siempre estuvo ligado a la divinidad. 

Nadie habló del amor posesivo cuando se estrenó la Carmen de Bizet.

Y durante todo el auge de la ópera nadie criticó la cosificación de la mujer, ni siquiera se critica en la ópera actual. Tampoco lo hago. Ahora basta con que Shakira mencione un reloj para que el mundo arda.

Entiendo que no se pueden analizar dos etapas musicales desde la misma perspectiva, porque los tiempos cambian y, con ellos, cambian también la forma en la que apreciamos la música y la forma en la que esta se expresa. 

El despecho es un fenómeno musical, desde siempre. Y está tanto en las Cuatro Preguntas de Pedro Morales Pino como en buena parte del repertorio de Chavela Vargas. 

Lo que sucede con todo el caos mediático Shakira – Piqué es que el juicio al que están sometiendo a Shakira no es musical, sino moral. Una demonización ligada a la moralidad, a lo que se espera de ella como mujer y no como artista.

La calidad musical del tema ha sido lo de menos en este asunto.

No se trata de «no comparar dos géneros que no tienen nada que ver». No puedo comparar la música clásica con el género urbano, ni la ranchera con el post-punk. Pero si va a llevarse a cabo un juicio estrictamente moral, un juicio a la calidad humana, son igual de humanos Brahms, Shakira y Piqué. El hombre que le hace una composición a la esposa de su mejor amigo quizás tenga el mismo sentimiento que tiene una mujer despechada, aunque lo expresen de maneras distintas.

También fue explícito Brahms al poner el nombre de Clara en una partitura, cuando aquel romance era casi explícito y estaba ella casada con alguien cercano. 

¿Shakira «No lo dijo de una manera tan bella como Brahms»? Yo también lo creo. Pero ¿ese juicio está basado en lo bello? Me parece todo muy contradictorio y conservador. La moral y sus sustentos estéticos, la demonización, el conservadurismo. Históricamente el despecho ha servido como inspiración musical, cada cual lo ha canalizado a su manera y ha sido más o menos explícito. 

 

Sinceramente no me gustó la canción, ni por sí sola, ni en comparación con otras sesiones de Bizarrap (como la de Nathy Peluso o la de Villano Antillano, que creo que son mucho más agresivas; lo que pasa aquí es que no contienen el nombre de nadie y, sobre todo, no hay tanto foco mediático sobre estas dos). Pero me parece muy terrible que ese «No me gustó» que tanto he escuchado esté basado en «lo bien hecho». 

No me parece sano que un juicio musical tenga tanto peso moral, que se espere toda la mansedumbre de una persona que está dolida y cuyo medio para expresar su dolor es la música. Y sí… Me parece también muy machista que la mujer toda su vida haya tenido que callarse ante traiciones y despechos, que haya tenido que tragar en seco y traducir sus emociones de una manera «linda», sin la crudeza con la que estas cosas suelen sentirse. 

 

Demasiado revuelo sobre un fenómeno que ha ocurrido históricamente. Y comprendo que vivimos en un tiempo donde se nos hace necesario debatir acerca de todo, donde el marketing está detrás de cada palabra en muchos casos. Donde se juzga el comportamiento de una figura pública cuando nosotros también somos amantes y nos acostamos repetidamente con la pareja del prójimo en su propia cara, y hacemos manifestaciones de desamor acaso más crudas. 

Shakira no inventó el despecho. Esta no es la evolución ni la involución del despecho. Es solo un despecho mediático. Ni siquiera el más agresivo de todos. 

La gente no suele ofenderse tanto con algunas tiraderas del rap, que son más explícitas, que contienen nombres y apellidos. La gente no suele ofenderse tanto con la cosificación de la mujer en buena parte del género urbano, y en varios capítulos de la historia de la música, en absolutamente todos los géneros. 

Tan fácil como presionar next en el reproductor, tan fácil como intentar comprender que el ser humano siempre le sacó música a sus pasiones, y que está bien. La libertad es algo fundamental a la hora de hacer música, la sinceridad también lo es, en cualquier lugar, en cualquier época, en cualquier género. Podemos o no identificarnos, puede que no nos guste la canción (como es mi caso), pero es su forma de defenderse. Es su forma de manifestarlo. No, claro que no voy a criticar su posición porque yo también he dicho horrores y, como Brahms, me he sentado a una mesa complicada. Y, como Shakira, he sentido ganas de dejar caer un nombre, y hasta dos. Y los he dejado caer y mi entorno ha ardido. 

Ni me molesta el nombre de Clara Wieck en una partitura, ni me molesta el de Clara Chía en la canción del momento. 

Y el que esté libre de pecado que lance la primera piedra.

foto de avatar Wendy Martínez Voyeur de partidas de ajedrez. Tengo miedo a los payasos. Más publicaciones

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