
Mapa del desconcierto
La música es independiente de notas y tempos. Su esencia y virtud reparadora difiere entre tantas personas y momentos que la circundan. Obligarnos a sentirla igual siempre es, cuando menos, un sacrilegio.
Soy una melómana de escucha compleja y cuestionable. Temo mucho a conciertos, a gentes, a gestualidades, a la yo que sale de sus audífonos y se enfrenta a algo más que sonidos. Aún así, a veces, como ejercicio de autoflagelación, me imagino en las extintas cantatas del Parque Almendares, o en el Patio de María. Y otras, las menos olvidables, hasta me detienen junto al autor de Guillermo Tell en el Karl Marx de los 90.
Sentarme, página en blanco delante, a hacer una lista de los que creo «lugares donde disfrutar música en vivo» hoy puede que sea un ejercicio interesante. Puede incluso generar en quienes me lean embullo o repulsión.
Conscientes, ustedes que leen y yo que escribo, de lo que quizás resulte, dejo a su criterio este «mapa del desconcierto», ordenado —vale aclarar— a puro antojo.
Sala de Conciertos de la Antigua Iglesia de San Francisco de Paula
Tal vez es el sonido perfecto del órgano que la habita, casi pegado al cielo. O las melodías que desde cualquier rincón va sacando el violín de Brindis de Salas.
Quizás solo sea por su perfecta acústica, hija de la construcción barroca, que «Paula» se dibuja en el lugar perfecto para disfrutar de la música clásica o antigua. El olor a roca, madera e incienso, mezclado con las luces de colores que el inmenso vitral deja caer sobre el público, crean una experiencia que agudiza los sentidos. Comienza el concierto con una campanada y sabes que viajarás con la música a cualquier siglo, pueblo o fortaleza.
La Casa de la Bombilla Verde
La trova es muy de bancos, de parques, de amigos que pasan «la botella» de mano en mano como las cuerdas. Pero La Bombilla recuerda tiempos de sueños e ilusiones. Tan íntima, sentimental y descalza, eriza, invita a la nostalgia, nos viste bohemio, y nos trastoca. Si eres trovadicto, de esos que cierran los ojos y tararean canciones casi ahogados de emoción, y te gusta reír, y sentirte en casa, pasa. Siempre hay luz en las ventanas y voces cantando. Acabas, sin querer, tocando.

Ilustración: Jennifer Ancizar
Sala Teatro del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA)
Diversos, como el arte mismo, son los programas de la pequeña sala ubicada en el Museo Nacional de Bellas Artes, edificio de arte cubano, desconocida para algunos aún. Y, aunque trova y fusión caben perfectamente en sus butacas azules, las prefiero cuando se inundan de jazz. Ahí, insisto en ocupar el asiento del medio y alcanzar el «punto dulce» que dé el sonido más claro y me haga sentir el piano, el saxofón o el bajo, justo en la frente.
Centro Cultural Casamarilla
Entre chill e intensa, Casamarilla es pura aura. Una terraza de paredes con grafitis en la calle Colón, gente acogedora y un poco de indie hacen entender mejor eso que algunos llaman un mood. Sí, Casamarilla es un mood. Algunos instrumentos acústicos y ganas de experimentar serán suficientes para que te deshagas de cuanta cosa fatal halles en lo cotidiano y seas parte del concierto.
Centro Cultural Bertolt Brecht
Decía el dramaturgo alemán que el arte debía “provocar en el espectador una reacción que lo saque del aburrimiento y la pasividad política” y, si se piensa en la euforia que despierta pisar el Brecht, caes en cuenta de lo bien puesto de su nombre. Más que teatro, es hogar para nuevas generaciones de músicos y punto de encuentro entre amigos. La mezcla de bandas jóvenes y un público que resulta, digamos, «cercano», intenta siempre regresar un poco a ese sentir de las noches con la banda Interactivo. Aunque suene hoy mucho más a rap, aún no se cierra el club.
Anfiteatro del Centro Histórico de La Habana Vieja
Puede que resulte menos cómodo si pensamos en mobiliario, aún así, el Anfiteatro se ha convertido en el nuevo Karl Marx de la Habana. Mucho más íntimo y cercano, es un lugar ideal para disfrutar de conciertos múltiples, desde los más bailables, hasta los más tranquilos y sensoriales, siempre que el buen tiempo lo permita. Aunque es difícil evitar la añoranza de aquellas noches de teatro musical, junto a la magia de unas luces que se encendían justo con el sonido del cañonazo, será siempre opción cuando aburren los salones techados.
El Antonia
Trago, feeling y melancolía. Ubicado en una calle cualquiera de la Habana Vieja, de esas que te encuentras cuando juegas a perderte, el Antonia es mezcla de suaves diversidades. Lo siento lugar ideal para descargas, de esas clásicas, a veces intimistas y sensibles, lo que no le quita dinamismo y gracia al lugar, todo lo contrario.
El Submarino Amarillo
Algunos metros por debajo del nivel de El Vedado se reúnen los de memorias incesantes. Los que se encajan los espejuelos de Lennon sin importar las medidas y viajan por la época de luchas y paz. Bandas de rock se suben al aparato buceador para cantar temas propios o prestados. Quizás las botas son cambiadas por converses, y en sus pullovers luzcan más que Los Beatles, pero la energía de estar a bordo no cambia.
Salón Rosado de La Tropical
Hubo quien le llamó en un momento el «Salón más musical de América Latina» y, aunque no sé cuán musicales anden los salones fuera de nuestras fronteras, si hay uno ideal para bailar, bonito y sabroso, es el de La Tropical. Arrollar, perrear, casinear, u otro infinitivo que se le parezca, se vuelve un acto necesario cuando estás ahí, sintiendo el timbal en el escenario y la fuerza en los pies.
Fábrica de Arte Cubano
Fábrica es, en cuanto a géneros y formatos, el escenario en el que todo encaja, todo se siente y brilla bien. Es el juntar muchos poquitos de intenciones, de escenario a público, y viceversa. No importa la nave, ni si te adueñaste de un puff o te corren las gotas de sudor entre moloteras. Menos, si quien toca es un desconocido para ti. En Fábrica, los desconciertos salen hasta de las paredes.

Ilustración: Jennifer Ancizar
(Y a falta de un cierre musicalmente asombroso, acá va un plus de lugares. ¿Puntos de otro mapa futuro? Quizás. ¿Puntos de tu propio mapa de desconciertos? Esperamos).
Guampara 165 / La azotea de la luna azul
Maxim Rock
La Casa de la Amistad
Coco Blue y la Zorra Pelúa
Yarini
Bar 2.45
La Esencia
La Lavandería Art Space
Cantares Habana
Café Solás
Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís
Fellini Bar
Oratorio San Felipe Neri
*Desconcierto:
Según la RAE: Estado de ánimo de desorientación o perplejidad.
Según la autora: Resumen en sustantivo de: ÑO!!!! PEDAZO´E CONCIERTO
*Este texto fue publicado en el No. 11 de Magazine AM:PM