
Malaka: “Lo que me gusta a mí es la extravagancia”
Varios años separan a Malaka de la niña que jugaba en El Callejón, del reparto Miramar. Primero fue actriz, luego integrante de la agrupación musical I Love, hasta que la vida le cambió cuando la compañía italiana Di Benedetto Production la sumó a su catálogo. Hoy es una mujer que ha iniciado con fuerza su camino por la escena de la música urbana en Cuba.
Una escena donde comienza a ganar visibilidad, a pesar de ser un entorno dominado por hombres que necesita, cada vez más, de lo femenino para contar otras historias. Malaka, por ejemplo, es una artista que le canta al sexo sin prejuicios ni tabúes. Su discurso musical es un rejuego con códigos contemporáneos de la música urbana cubana, latina y norteamericana.
En Twitter te defines como cantante cubana de rap y reguetón, ¿cómo confluyen estos géneros en tu música?
El rap y el reguetón son géneros que estoy intentando fusionar en mi vida. Ambos me encantan y disfruto hacerlos. Estoy consumiendo bastante freestyle aunque no me sienta preparada ahora mismo para hacerlo, pero me gusta. Ese texto en Twitter expresa mi deseo de llevar ambas cosas de la mano, porque se pueden fusionar mucho y ese es el proceso en el que me encuentro en esta etapa musical.
En la misma descripción de Twitter, pones cuatro canciones como cartas credenciales de lo que es tu música: Curiosa, Bota, Rakatata y Omelette. ¿En qué identifican estos temas a Malaka?
Realmente son los que más visibilidad me han dado y por eso están ahí. Uno de mis temas favoritos —Veneno— no lo puse en la lista, pero realmente esos cuatro son los más notables.
Curiosa es una de mis canciones más descargadas. El videoclip es bastante kitsch. Bota es una colaboración junto a mi amiga, A-Wing y Belisa; de las pocas colaboraciones entre mujeres en la música urbana en Cuba. Llenamos Twitter con videos de muchachas bailando twerk.
Omelette es épico y controversial por lo que dice. Por último, Rakatata es un freestyle, su texto es mi discurso personal y el público lo recibió muy bien. Eso fue algo que me sorprendió, porque es un tema que no tiene coros. Nunca pensé que las personas se aprenderían el texto. Para mí fue muy emocionante ver a muchachas cantando fragmentos de la canción y subiéndolos a sus stories.
Recuerdo que vi un comentario de un seguidor tuyo a quien le resultaba acertado que lanzaras el tráiler de Omelette justo el Día Internacional contra la Homofobia. ¿Cómo surgió y qué impacto tuvo y tiene esta canción?
Hablé con mi abuela y parte de mi familia para decirles que iba a lanzar el tema. Es cierto que ya hay más libertades, pero siguen existiendo prejuicios. La canción surgió de mis propias experiencias personales. Quise hacerla, sobre todo, porque siempre había escuchado hablar de este tema en la música urbana pero desde la perspectiva de un hombre. Otra de las razones por las que hice Omelette es que la mayoría de mis amigas, para no decirte todas, han tenido una experiencia con otra muchacha. Incluso sé que a mucha gente le ha sucedido o al menos le da curiosidad y no lo dice.
Aparentemente es un tema para bailar, pero en parte yo quiero como artista darle a mi público más libertad con esta canción; aunque tampoco es para sentarse y hacer una reflexión filosófica.
Me gustó que incluso personas mayores —que tienden a ser más conservadoras— no se pronunciaron en contra. Mis seguidores hicieron challenges con la canción, incluso algunas muchachas participaron besándose con otras. Actualmente es mi video con más reproducciones en YouTube, con muchísimos comentarios. He recibido mensajes de agradecimiento tan lindos, que para mí este tema se convierte en uno de mis mayores orgullos por haberlo pensado y cantado.
Háblanos un poco de tus inicios en la música. ¿Cómo fue que empezaste como profesional?
A mí siempre me había gustado mucho escribir y tenía un hobby secreto: aprender los raps de Eminem o Nicky Minaj. Desde niña disfrutaba mucho cantar, estuve en varios coros. Incluso canté en el coro de la iglesia católica, donde era una de las solistas, pues por decisión de mi familia hice el catecismo y la primera comunión.
Luego me desvinculé bastante de la música, hasta que comencé a hacer teatro musical, en Mefisto Teatro, tenía unos 17 años aproximadamente. Son muchos los géneros que se interpretan en esa compañía: jazz, blues… Hice diversos personajes, pero el más importante fue Velma Kelly del musical Chicago, una experiencia complicada. También trabajé en obras como Huevos, Muerte en el bosque, Fresa y Chocolate… generalmente con personajes muy buenos.
En la actuación también he podido trabajar junto a Osvaldo Doimeadiós. Compartimos escenas en la telenovela Entrega, en la serie Lucha contra bandidos. En mi desarrollo como actriz me han influido artistas como Hedy Villegas —quien es la directora de mi grupo de teatro— y Ray Cruz, con quien haré una obra que yo escribí y él dirige. También puedo hablar de Alberto Luberta, gracias a él he hecho trabajos muy importantes en televisión; igual que Rolando Chiong.
En la misma compañía de teatro, junto a dos actores, decidí empezar a hacer música propia y experimentar. Uno de ellos tenía un estudio en su casa; ahí fue donde empezamos a componer y cómo surgió el proyecto I Love. Cantamos pop house, electrónica, R&B. Lo hicimos en spanglish. Así empecé profesionalmente en la música. Cantamos en muchísimos lugares, fuimos a la televisión, estuvimos nominados en varios ocasiones a los Lucas, incluso ganamos un Premio con el tema Dog From Hell. Adquirí muchísima experiencia.
Hace poco más de un año estrené mi primer single como solista, Calentón. Así empecé mi carrera en solitario.
¿Es en ese momento en el que decides llamarte Malaka? ¿Cómo y por qué escogiste ese nombre?
Cuando decidí empezar mi carrera en solitario conocí a Dayana, una productora musical. Ella me dijo que tenía que buscar un nombre artístico, que llamara la atención. Yo tenía algunos pensados, y una noche ella me escribe y me dice: ¿Qué crees del nombre Malaka? Le respondí que me dejara pensarlo e investigar. Aunque tenía varias opciones, de repente me conecté con el nombre por un asunto personal que nunca he declarado, ni pienso hacerlo. El hecho es que decidí que sería Malaka.
Mi nombre real es Jennifer, incluso son dos: Jennifer Heidy. Cuando el actor Osvaldo Doimeadiós descubrió eso, me dio mucho chucho. Pero nadie me llama así, para todos soy Malaka, Malakosa, La Malaka; algunos me dicen Mala y mi favorito: Mali.
Una idea que se repite en esta entrevista es la de tu presencia en las redes sociales. ¿Cómo las manejas? ¿Qué importancia le concedes al contenido que compartes en ellas?
Cuando empecé como Malaka una de las cosas que quería era tomarme en serio las redes sociales porque sé lo importante que son. Investigué mucho, hablé con varios community managers y todos me instruían; pero me “fundí” porque no puedo con esas cosas tan planificadas. Decidí, entonces, llevar las redes como las siento.
Subo contenido y stories cuando considero que es correcto. Quiero fluir con eso. Todos mis seguidores saben que soy cantante, escuchan mi música, pero también saben que van a encontrarse en mis redes con videos míos haciendo cualquier tontería, siendo como soy y hablando con naturalidad.
A veces puedo salir muy linda y otras en candela porque simplemente estoy así en la casa. No me he trazado una estrategia ni nada, y en este punto puedo decir que esa decisión me ha funcionado muchísimo. También me he ahorrado la pereza de planificar lo que voy a subir o no.
En ocasiones me agobio porque ellos [sus seguidores] están adaptados a que conteste y todos los días uno no se siente igual. En ocasiones estoy ocupada y no tengo el tiempo, pero siempre que puedo lo intento, y cuando no, se los anuncio.
En las redes sociales es frecuente encontrar personas que combinan el ser influencer con su profesión. ¿Coexisten en ti los dos roles: influencer y cantante?
Me ha sucedido que varias muchachitas han compartido en sus stories que soy su influencer favorita. Me da miedo que me consideren influencer, porque a veces mi contenido está bien sexualizado. Aunque al final tampoco es algo malo.
Creo que se me considera influencer porque soy muy motivacional con mis seguidores, o porque los challenges de mis canciones se ponen de moda, o cosas así. En sentido general abogo por que las personas persigan sus metas. No entiendo cómo fue que sucedió eso, supongo que mis conversaciones con ellos se las toman en serio y eso genera que yo ejerza cierta influencia sobre las personas.
¿Qué importancia tiene la moda en tu carrera artística?
Yo tengo mi propia moda. En nuestro país es muy difícil que como artista una pueda vestirse exactamente como le gustaría; pero he corrido con la suerte de que cada vez que hago un videoclip cuento con un diseñador que ha hecho cosas muy lindas para mí, relacionadas con mi estilo y personalidad.
La imagen es importante, pero no en el sentido que generalmente tiene en la música urbana que se refleja el lucro. Lo que me gusta a mí es la extravagancia. Ahora mismo tengo el pelo rubio y unos dreadlocks muy largos, así que soy bastante extravagante. Para mí la moda es vital. Eso no implica que en otro tipo de trabajos que quizás tienen otra sensibilidad, la moda pase a un segundo plano. Me ha sucedido y así he hecho.
¿Qué se siente ser mujer reguetonera en la escena de la música urbana en Cuba?
Es bastante complicado porque todo el tiempo estás rodeada de hombres y sus criterios. De hecho, el otro día hablaba con unos colegas míos que son raperos y escuchaban unos temas y les gustaba mucho, pero al mismo tiempo decían que si fueran ellos quizás lo harían de otra manera. Entonces llegué a una conclusión y les dije: “al final mi música principalmente está dirigida a las mujeres y, ¿qué sabes tú lo que una mujer quiere escuchar en la música urbana dicho por otra mujer?”.
Por otro lado, a los hombres les gusta el coqueteo (bueno, a las mujeres también), pero hay que establecer ciertos límites para que todo sea bajo la profesionalidad más grande. También pasa que la mayoría de los referentes que tenemos son hombres. Por ello hay que reinventarse.
Me llama la atención eso que dices de “¿qué va a saber él de lo que una mujer desea escuchar dicho por otra mujer en la música urbana?”. ¿Cómo proyectas eso en tu carrera?
Es una conclusión a la que llegué hace poco tiempo. Generalmente en el reguetón hay muy pocas cantantes mujeres —ahora hay más, pero conocidas realmente son pocas—. Entonces, ¿qué referencia tenemos? Pues los propios hombres. ¿Qué cantan los hombres? Siempre hay un poco de “malianteo”, y otras cosas pero desde su perspectiva.
Creo que muchas cantantes mujeres han cometido el error de imitarlos o, en el otro extremo, cantar un reguetón más recatado o romántico porque supuestamente la mujer debe cantar así. Entonces yo, sobre todo en mis últimos trabajos que estoy por estrenar, pienso muchísimo en lo que desea escuchar una mujer de mí. Por ejemplo, a la hora de hacer barras en el rap, intento incorporar la perspectiva femenina, lo cual no es frecuente.
En redes sociales yo soy muy abierta, hablo mucho con mis seguidoras. Les llamo “malakosas”, y sé que, por lo general, ellas me siguen mucho por mi personalidad, la manera en la que me dirijo y las cosas que comunico. Entonces he intentado incorporar eso a mi música. Algunas de los temas que estoy haciendo son un poco grotescos, pero al final de eso hablamos entre mujeres. Yo solo he puesto un altavoz.
No creo que los hombres entiendan esos códigos, algunos sí pues tienen su sensibilidad y un lado femenino desarrollado; pero, en sentido general, es muy difícil que entiendan este tipo de códigos y preocupaciones.
Entonces, ¿crees que tu discurso musical defiende y empodera a la mujer?
Creo que sí, aunque tampoco lo hago de una forma totalmente consciente. Me considero una mujer empoderada porque trabajo y gano mi sueldo, e intento mantenerme independientemente de que mi familia me ayuda; y no porque enseñe mi cuerpo en redes sociales aunque eso puede que influya.
Creo que estamos en un momento complicado en el que se confunde lo que es ser una mujer empoderada y, de hecho, mucha de la música que estoy haciendo ahora es un poco criticando eso. Hay que estar clara, porque no se puede querer ser una mujer empoderada y seguir dependiendo de un hombre para que te pague tus cuentas o tus salidas. En eso yo sí tengo muy claro mi criterio.
La historia de mi canción Veneno es de esas en las que normalmente vemos a un hombre como protagonista, con la típica acción de hacer daño emocionalmente a otras personas sin querer. Contar eso, de otra manera, empodera a la mujer.
En el mismo Rakatata —un freestyle que tiene mucha fuerza femenina— digo: “Yo lloro por la vida y tú lloras por tu fucking uña”. Con eso apunto que no todo en la mujer puede ser tener puesta la atención en estar bonita al vestir, tiene que haber más en el propio hecho de ser una mujer. Hay que ser consciente, consecuente, tener convicciones propias y formar parte activa de la sociedad.
Yo ahora mismo estoy haciendo un disco, me siento muy orgullosa de las cosas que realizo. Estoy enamoradísima de este proceso. Antes sacaré varios singles que ya tengo listos, precisamente porque quiero enfocarme en todo lo que quiero decir en este fonograma. Ahí si se va a notar bastante el empoderamiento, de hecho la intro trata sobre eso. Creo que casi todas mis canciones pueden hacer que la mujer se sienta empoderada.
¿Qué artistas son tus referentes en la música urbana?
Yo no los llamaría referentes, pues simplemente me gusta lo que hacen y consumo su música, pero bueno… Tengo debilidad por el trabajo musical de Post Malone, y de Bad Bunny me encanta su desparpajo y personalidad.
Desde niña tengo influencia de artistas pop como Madonna o Lady Gaga, han sido transgresoras y esa es una de mis metas. Es algo difícil de hacer, pero no me quita el sueño porque estoy disfrutando mi proceso y, además, tengo mucho que aprender.
Me agrada C. Tangana, últimamente no me gusta mucho pero reconozco que su música me ha influenciado un poco.
¿Con qué artista sueñas hacer un featuring? ¿Por qué?
Quisiera un featuring con cualquiera de los tres que te mencioné, me desmayaría. Con Post Malone podría ser cool, disfruto cantar en inglés. La colaboración con Bad Bunny o C. Tangana sería muy divertida.
Bueno, nadie sabe, tal vez de aquí a un tiempo te mando un audio diciendo que voy a hacer un featuring con esa gente [ríe].
Seguro que sí. Estaré esperando ese audio.
Muchas gracias por tan linda entrevista ❤️😍😍!
Muy sincera esta entrevista. Fui testigo de ese inicio de Malaka; recuerdo un día que compartió en un grupo de amigos de WhatsApp el fragmento de algo que estaba preparando y me pareció un hit, me gustó mucho más el tema «crudo» que después lo que quedó. Pienso que ya así lo tenía todo, ahora sé que ese tema se llama Veneno. Le deseo éxitos.