
Maite Hontelé: “Yo podría vivir feliz en Cuba y tocar todos los días”
En 2013, con dos álbumes en su biografía, Maite Hontelé —trompetista holandesa, nacida a inicios de los 80 en Utrecht, la provincia más pequeña del actual reino de los Países Bajos— editaba el disco Déjame Así (Merlín Studios Producciones), también en formato de vinilo, donde el instrumento que defendía se convirtió en un puente mágico que unió a su país, Holanda, con los sonidos de este lado del Atlántico. Aquel fonograma, un año más tarde, sería nominado al Grammy Latino como Mejor Álbum de Salsa, compitiendo con artistas como Marc Anthony y Tito Nieves.
Maite, que vivió durante mucho tiempo en Medellín, Colombia, comenzó a cultivar cierto reconocimiento en el mundo de la música latina. Su interpretación, impecable, de géneros como el son, la salsa, el cha cha chá y el boogaloo fue una carta de presentación exquisita para los amantes de las sonoridades que vibran en estas tierras.
En 2019, pensábamos que el culmen de su carrera sería su quinta producción discográfica titulada Cuba Linda (Merlín Studios Producciones / Egrem), que unió a algunas de las principales leyendas de la música colombiana y cubana, dos territorios que desde hacía tiempo habían acogido a la holandesa. Nombres como el de Gilberto Santa Rosa, Vicente García, la Orquesta Aragón, Goyo y Robertón —el emblemático cantante de Los Van Van— aparecían en aquella nómina de todos estrellas.
Sin embargo, ese quinto álbum era apenas otro escalón de la trayectoria de Maite. En 2020, la trompetista holandesa da un giro en su camino; aquel por el cual continúa desandando los terrenos de la rumba, el latin jazz, el changüí, la música tradicional cubana y latinoamericana, pero desde otro rol: como directora artística del Festival Music Meeting que abrirá sus puertas este 4 de junio en las verdes instalaciones del Park Brakkenstein, en Holanda.
“Cuba Upside Down” es el tema principal de esta nueva edición, una sombrilla bajo la cual confluyen tanto artistas consagrados como nuevas promesas de la influyente escena musical cubana. Sobre todos esos cruces, y otros, nos cuenta en esta entrevista.

Maite Hontelé. Foto: Cortesía de la artista.
¿Desde cuántas generaciones tienes ancestros relacionados con la música? Háblanos de los músicos de tu familia y de tu crecimiento en ese ambiente.
Mi abuelo ha sido muy importante para mí. Él fue compositor, pianista, flautista y profesor de música. Escribió varios cursos y libros, incluso. Estuvo muy entregado a la educación sobre la música. Después vino mi papá, que también es otro apasionado de la música cubana y flamenca, de todas esas músicas que no son tan mainstream. Además, coleccionaba LPs, así que escuchaba música buenísima, de La Sonora Matancera, de la salsa de Nueva York en ese entonces; y también estaba mi mamá, quien disfrutaba de la música clásica. Yo crecí con esa diversidad, gracias al buen gusto de mis padres. Con mucha suerte.
Estudiaste en conservatorios de tu país natal. Ahora que has conocido escuelas de música en nuestro entorno, ¿en qué se diferencian sustancialmente?
Para mí la educación musical en Cuba es una maravilla porque empieza desde muy temprana edad. Además, no solo están las escuelas, en las calles se crece con música alrededor. La música nace de la vida, que también es educación. Yo tengo envidia de quienes quieren ser músicos en Cuba. Desde afuera creo que la infraestructura es muy buena, no conozco las historias al detalle, pero definitivamente tienen una formación clásica y teórica muy profunda. Así se crea una base con la que uno se puede desarrollar en cualquier lugar. Y eso es envidiable.
Acá en Holanda tenemos el Conservatorio de Rotterdam, donde no solamente puedes estudiar jazz y música clásica, sino también música latina, brasilera, cubana, flamenca, de la India, de Cabo Verde incluso. Por eso tenemos también unas posibilidades tremendas.
¿Cómo termina una holandesa haciendo —y bien— música latina?
Crecí con la música latina. A los nueve años, en la banda del pueblo donde yo vivía, necesitaban trompetistas. Entonces, empecé a tocar la trompeta. Luego a los 14 ingresé a un grupito de salsa, porque quería tocar mi música favorita. A los 17 años, decidí que quería hacer música profesional y empecé a tocar formalmente en grupos de salsa. Cuando tenía 23 hice mi primera gira hacia Latinoamérica y descubrí que ahí estaba el público que yo amaba (que amo). Porque vivir la música es distinto que estudiarla. Me hacía falta precisamente esa experiencia de conectar con un público que te entiende como músico.
¿Cuándo y por dónde comenzó tu relación con la música cubana? ¿Cuál es la historia del disco Cuba linda?
La música cubana la llevo en el corazón y en las venas desde que nací. Crecí con Benny Moré, con Chocolate Armenteros, el trompetista; pero también con Celia Cruz, con la rumba tradicional, con muchos sonidos cubanos. Creo que para mí es la esencia. La melodía de mi trompeta es lo que aprendí de los músicos cubanos, y el ritmo también. Sin la clave me siento un poco perdida y realmente la rítmica cubana me parece una maravilla.
El disco Cuba linda es un sueño hecho realidad. Después de hacer cuatro álbumes, el quinto tenía que ser producido en Cuba. Me atreví a hacerlo cuando ya tenía muchas conexiones con músicos cubanos. Es muy importante eso, conocer el entorno, la cultura, y también para mí fue significativo que ya tenía cierto reconocimiento y que la gente me aceptaba como músico, sabiendo que mi base al tocar la trompeta es la música cubana. Entonces, con esos cimientos, llegué a Cuba y dije: “yo quiero grabar aquí”. Hablé con muchos músicos, con Alain Pérez y con la Egrem. Finalmente todos querían trabajar conmigo y con mi casa productora en Medellín, Merlín Producciones. Y así se dio.
Leímos que has cerrado el estuche de la trompeta. ¿Es así? Por tu participación en el Music Meeting como curadora, pareciera que la gestión cultural será tu nuevo proyecto de vida. ¿Por qué este cambio, esta elección?
A veces las cosas no son elegidas, simplemente ocurren. Llevo tocando la trompeta desde hace tiempo y este es un instrumento que demanda mucho estudio. Me cansé de esa vida, tanto que me dio un burnout, ese momento en que uno ya no puede más, y tuve que parar un tiempo. Todavía estoy en ese tiempo, de mirar cómo puedo ser feliz en la música. Ahora soy feliz como curadora. Uno puede moverse dentro de la música de diferentes formas, y quién sabe con la trompeta… Hace tres años decía que nunca más, pero hoy sí me estoy abriendo un poco a la idea de empezar a tocar de nuevo. Vamos a ver.
Ya has grabado con la Orquesta Aragón, Rubén Blades y con Herencia de Timbiquí. ¿Qué otros artistas o agrupaciones de la música latinoamericana se te quedaron en la lista de pendientes?
Obviamente esa lista es larga. A mí me encanta conectar a través de la música. La lista puede ir desde Julieta Venegas, en México, hasta Issac Delgado, en Cuba; cualquier artista. Porque yo escucho mucha música latina, pero también música pop. También me encantaría grabar con Sting, por ejemplo. Son sueños, por supuesto, pero hay que decirlos en voz alta para intentar cumplirlos. Juan Luis Guerra es otro que me encantaría. Y con todos los cubanos, por supuesto. Yo podría vivir feliz en Cuba y tocar todos los días.

Maite Hontelé. Foto: Cortesía de la artista.
¿Cuál es la percepción de la mayoría de los holandeses sobre las músicas latinoamericanas y la música cubana?
Justamente por eso este festival es tan importante para mí. Porque la gente aquí no sabe nada de música cubana o latinoamericana. No suena en la radio, no se escucha. Obviamente hay muchas escuelas de baile pero se enfocan en la música muy comercial o mainstream, o en la bachata, en zumba —que la gente piensa que es cubana, pero no—. Hay mucho desconocimiento. Creo que tengo la tarea de mostrar la música latinoamericana y cubana. Estoy trabajando en ello.
Este año has curado un enorme festival, el Music Meeting, propiciando una presencia relativamente importante de música cubana. ¿Estás contenta con los resultados de tu trabajo?
Estamos a solo un día de que comience el festival, así que todavía no puedo hablar de resultados. Pero lo que sí puedo decir que la venta de boletería va bien, estoy super contenta con la programación. El público vivirá una edición muy importante, donde el 30 % es de música cubana y el 70% es de otras músicas. También tenemos un escenario donde no solo se disfrutará de la música, sino también de entrevistas, lecturas, documentales. Es un escenario donde contamos las historias detrás de la música. Yo estoy muy contenta, sabiendo que el público va a vivir algo muy muy bonito. Contenta, además, con la colaboración de esta revista, que ha contribuido para que el público conozca mejor Cuba.
MAITE APARTE DE QUE ERES UNA BELLISIMA MUJER Y GRAN TROPETISTA.TE ADMIRO POR TU GRAN DECISIÓN NO ES FACIL Y TE FELICITO POR SER COMO ERES.SOY DE MEDELLIN ANT. UN GRANDE ABRAZO Y PARA ADELANTE PUES PARA ATRÁS ESPANTAN! CONOCES ESTA FRASE ME IMAGINO
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