
Los conciertos en La Fuente de la Juventud, la acústica y el malestar
Al parecer la UJC, el MINCULT, el Consejo Popular Plaza de la Revolución o sabrá Dios quién, tienen mucho dinero para pagar el costo energético que implica montar una tarima, iluminarla, montar equipos de audio (consola, referencia, bocinas, micrófonos, etc.) y hacer todo esto al lado del Malecón habanero, para 4 gatos malamente ubicados en la Fuente de la Juventud.
Mi problema no es que no vea la necesidad de ofrecerle a los jóvenes divertimento. Mi problema es que no logro entender por qué Cuba, «la Isla de la Música», no se entera de tres cosas elementales:
- Los conciertos en vivo se comienzan a las 6:00 pm y no duran más de dos horas, para así ahorrar en luces y por ende energía eléctrica, que según tengo entendido Cuba aún está muy lejos de producir como para darse el lujo de malgastar de esta manera.
- Los espacios se escogen buscando afectar a la menor cantidad de la ciudadanía posible, y en eso estriba crear la llamada concha acústica, que la sabe lograr cualquier músico graduado de Carturla. Es sencillo señores míos: monten la tarima FRENTE al malecón con las bocinas dirigidas hacia el mar y los artistas de espaldas a la avenida Paseo.
- El volumen se mantiene bajo para impedir que a 50 mts de distancia y a la altura de un 8vo piso no se pueda oír el NTV. Por qué sí, lectores, el sonido es un fenómeno físico que sube; el tac tac tac de la clave puede oírse en un 20 piso y apenas escucharse al lado del percusionista.
El escritor Cintio Vitier se pasó una buena parte de su vida implorándole a quien lo escuchara y a todos los niveles correspondientes la necesidad de respetar los espacios públicos y de no someter al ciudadano a la obligación de oir algo a la fuerza. Aclaro, los dos hijos de este gran intelectual cubano SON músicos así que su problema no era con la música, era con la chusmeria de violentarle la paz al ser humano con sonidos no deseados a volúmenes inconcebibles salvo para Black Sabbath o Rainbow; quizás el abuso sonoro estatal al que se veían sometidos Cintio y Fina inspiró a esta cuando dijo «no es que le falte el sonido, es que tiene el silencio».
Al parecer hemos llegado a un estadio nuevo de la falta de respeto ciudadano cuando entidades estatales abusan del poder, atormentando a la población, y ni la PNR toma cartas en el asunto, o si lo hace, las entidades responsables siguen en lo suyo a pesar de los pesares.
Vaya ironía, escribiendo esto a escasos días del Congreso de la UNEAC. Será que ninguno de sus miembros -ni los de otras entidades gubernamentales y/o políticas- viven por estos parajes y por tanto no les importa. ¿O será que seguimos por el camino de avanzar en la chusmificación de la sociedad cubana?
Lo triste es que por experiencia sé que los conciertos por los barrios de Silvio Rodriguez, no atormentan a los vecinos; cuando Casa de las Américas celebra su Canto de Todos, lo hace rodeada de un edificio de oficinas y el parque Martí, en cambio esto que hacen en la Fuente de la Juventud para prácticamente nadie, solo está sirviendo para que los vecinos a los que me acerco me digan «¿para qué quejarnos, si nunca nos hacen caso? No te desgastes, no vale la pena.»
Pero yo conozco al Dr Calviño desde niña y se que luchar contra lo mal hecho siempre valdrá la pena.