
@eltrompetistaciego
DEMO: ¿la música hace al músico?
El poemario nunca estuvo listo para ser leído. Supongo que a ciertos músicos amateurs les sucede igual, grabar un demo para que nunca sea escuchado es parte del entrenamiento. Soy simplista en las comparaciones, quizás porque no amanece todavía ya saco conclusiones peripatéticas, un miércoles atravesado como este no quiere que salga el sol todavía, a las cuatro de la mañana no tiene que salir el sol todavía.
Escribí un libro titulado @eltrompetistaciego, libro leído, única y exclusivamente, por mí, páginas declaradas como: POEMAS DEMO (todos los ruidos y faltas y versificaciones erráticas se deben al estilo casero del cuaderno poético). Afortunadamente, no lo envié a ningún concurso que yo sepa, nadie debería tener una copia del manuscrito con una lista de preguntas contramusicales:
¿los músicos necesitan alcohol?
¿los músicos necesitan drogas?
¿los músicos necesitan novias?
¿los músicos necesitan cuentas?
¿los músicos necesitan agentes?
¿los músicos necesitan representantes?
¿los músicos necesitan cemento?
¿los músicos necesitan condiloma?
¿los músicos necesitan lira?
¿los músicos necesitan lengua?
¿los músicos necesitan televisión?
¿los músicos necesitan leucemia?
¿los músicos necesitan cicatriz?
¿los músicos necesitan glaucoma?
¿los músicos necesitan balsa?
¿los músicos necesitan agricultura?
¿los músicos necesitan dieta?
[…]

Diseño: Jennifer Ancízar.
¿la academia hace al músico?
¿el hijo muerto hace al músico?
¿el changüí hace al músico?
¿el precipicio hace al músico?
¿el músico hace al músico?
¿la música hace al músico?
¿la tradición hace al músico?
¿el músico hace a la tradición?
Grande valse brillante, Op. 18
Melómana no soy. Es extraño, pocas cosas me han conmovido más que estar en el Museo Chopin y sentirme abatida por la música, mínimos acontecimientos me hacen sentir más viva que el sonido en un concierto al aire libre, que una boca cantando en mi oído derecho, que una respiración a capela en la nuca. Amante devota de regalar una playlist y eso, ya quisiera, ya aprenderé, ya llegará la edad de amar así. Recientemente descubrí que no hay vacío suficiente que una playlist no pueda llenar, ni siquiera se trata de llenar, sino de completar el vacío con ciertas memorias de objetos, burbujas, cosquillas inesperadas y armonías que llevan siempre a un lugar exacto de la imaginación.
Si fuera melómana sería para conquistar a alguien, debe ser eso lo específico del DEMO: la conquista.
Es más inteligente crear el demo de una canción, que el demo de un disco, producir una sola canción tiene un costo alto, sobre todo si aspiras a ser Tash Sultana y a que tu abuelo te regale a los tres años una guitarra. Esa canción compuesta por elle multinstrumentista que es una historia sobre lo padecido siempre a las cuatro de la mañana. Estos POEMAS DEMOS sin hongos alucinógenos, me hicieron sentir Jungle un miércoles de 2017. Creo que es algo muy afortunado que no exista un YouTube o un Spotify para decir: “este poema suena así, desde lo más profundo y visceral de mis entrañas, escúchalo a los diecisiete años”.
@eltrompetistaciego era un intento de mítica multinstrumentista, una canción partida y fragmentada buscando saber qué suena verdaderamente en mí y por qué.
Algunas razones por las que no hablo mucho de mi relación con la música tienen su explicación en mi pudor auditivo: no es para compartir lo que el oído siente, no está diseñado para ser explicado o comprobado, no debería existir la prerrogativa taxativa de melodías nostálgicas, amoríos en sonoridades orientales, música mecánica en decadencia, música electrónica en esplendor, música íntima en el Sena, música impropia en casetes podridos que dormían conmigo. Nadie está exento del sentimentalismo musical.
Me gusta tararear y seguir bajito el ritmo, me gusta desafinar y que digan, a pesar de la desafinación, tiene una voz muy bella. Para conservar intacto el gusto, escuchar demasiados himnos y música militar únicamente en el extranjero, pensar en lo extraviado y lo pulsado musicalmente por las ciudades: los autos al amanecer, el viento en la fábrica abandonada, el claxon y el mercado vacío; estas no son razones suficientes, no son ni siquiera una declaración ni un por qué, apenas un extrañamiento necesario para la escucha que gozo.

Diseño: Jennifer Ancízar.
De adolescente soñaba con ser la corista de alguien muy famoso, aquella que está detrás y deja que los brazos se muevan con un vaivén correcto, entusiasta. Esta confesión tiene su causa traumática. Si se me permite puedo grabar un demo para AM:PM sobre mi casuística musical y triste, siete canciones —para no exagerar demasiado con el melodrama— que vendrían a explicar —biográficamente— por qué no hablo de mi relación con la música:
- Tú, de Shakira, para cantar en un karaoke en el Pabellón Cuba a los doce años y que todo el mundo se ría de mí. (Para este texto me grabé cantando un karaoke un miércoles a las cuatro de la mañana).
- Graffiti de amor, de Carlos Varela, para mi primer amor. Una página de un diario adolescente llena de peces de un solo color: Yoan & Martha. Una película sobre la huella.
- Tu pirata soy yo, de Chayanne, para mi primer encuentro sexual con penetración sobre unas sábanas cubiertas de pétalos. La luz que entraba por la ventana era demasiado anaranjada.
- Amor prohibido, de Selena, para cantar en el balcón de un hotel de Matanzas con mi amigo Rogelio. Excitada. Se va la luz, por supuesto.
- La yabó de la felpa azul, Clan 537, para un bonche en la calle en el que se armó una bronca tumultuaria. Miedo. Mucho miedo que no olvidaré.
- Grande valse brillante, Op. 18, de Chopin, Varsovia, unos audífonos grandes, una guía del recorrido y las ganas de quedarme dormida en el museo. Adormecida.
- Martha, de Tom Waits, para llorar en el malecón con ella que enciende su iPod pequeñito y azul y me pregunta, ¿qué quieres de mí, Martha? Demasiado triste ver el mar ensanchándose entre nosotras cuando esa canción nos agita.
And those were the days of roses
Poetry and prose and Martha
All I had was you and all you had was me
There was no tomorrows
We’d packed away our sorrows
And we saved them for a rainy day.
El músico más triste que existe
Necesito a los músicos aunque ellos no me necesitan a mí. Necesito a los melómanos que dicen, escucha esta joyita, cierra los ojos, pon tu dolor aquí en Sparklehorse, que es tu banda favorita para los miércoles en los que no va a amanecer y te pones más melancólica y musical que cualquier serie televisiva. Tengo la costumbre de dedicarle mucho tiempo a las personas y objetos que no tienen certeza alguna de que existo. No hay rastro de arrogancia en esta entrega, apenas una inclinación por los pensamientos pasionales y tremebundos, algo así como: “You can be my friend / You can be my dog / You can be my light / You can be my fog”.

Diseño: Jennifer Ancízar.
El poemario nunca estuvo listo para ser leído. Esta sentencia es aplicable a casi todo en mi vida, mucha insistencia en los procesos, pero demasiada preocupación por la finalidad. ¿Quién escribe un poemario para que no sea leído? Alguien joven e inexperto que todavía no busca algoritmos en la escritura ni se avergüenza de hallarle sentido musical al misterio de un trompetista ciego, al órgano oriental, al poeta text joker y a la ópera china. Nadie quiere leer un poemario sobre toda esa sonoridad sobrante, innecesaria. Un poemario que debía ser una playlist para una partitura confesa de lo que (no) siento (todavía).
Este es el último poema de @eltrompetistaciego, no tiene que gustar.
Diario musical a las cuatro de la mañana
En mi testamento de perra moribunda y mujer que vive a las cuatro de la mañana
Fecho el concierto final
Escojo el purgatorio que es el festival
Cuelgo un póster y creo un evento en Facebook
En mi deambular por la ciudad me fijo en los músicos ambulantes
A ellos les pregunto por la memoria
A ellos les pregunto por la leyenda de @eltrompetistaciego
A los mambisitos no son los mambisitos les pregunto por Robertiko
Y su amor musical y guajiro se me aparece como una profecía.
En mi testamento le pregunto a un rapero que es poeta
si comprende mi alma femenina de niña emborronada con esperma de músicos insistentes
En mi deambular a las cuatro de la mañana hay pocas cosas admirables y musicales
Anuncio el horario del concierto
Lleguen a las cuatro de la mañana con su instrumento
Dilapidan mi sexo a su gusto
Me piden que abra la garganta
para no recuperar nunca la visión

Diseño: Jennifer Ancízar.
¿Lo sonoro me afecta la visión?
¿Lo sonoro afecta mis trompas y afecta mi embarazo?
¿Mi amiga entiende que al tomar dictado de su amor por la trompeta intento comprender mi desilusionada participación en el escenario musical de mi país?
¿Soy hija del solar en el que cinco géneros son superpuestos a la hora de dormir, exactamente a las cuatro de la mañana?
He leído con demasiada fidelidad una guía musical
He escuchado a las cantantes de ópera china
y he sentido vergüenza por no tener dinero para comprarles una casa
He escuchado a mi abuelo cantar con el tabaco en la mano
y la muerte en la otra mano
He superpuesto mis dotes de cantante regular y desafinada
con el lirismo de una muerte anunciada a las cuatro de la mañana
siguiendo los pasos de mi madre
seguir siempre los pasos de mi madre

Diseño: Jennifer Ancízar.
Me interesa el teatro musical porque no lo conozco
Me interesa el teatro porque es un acto de supervivencia
Me interesa la poesía porque a las cuatro de la mañana comienza a deshilarse en mis tímpanos
En mi testamento pondré palabras allegro
En los taxis de Buenos Aires cantaré y seré aplaudida por los taxistas
que se burlan de mi vocecita mezquina leprosa pop
En Berlín querré improvisar en una discoteca
en la que mis pies sangrarán chispeantes
En Perú cantaré con un equipo Bluetooth
que compraré en un quiosco de hombres que me huelen la cabeza
En mi testamento diré: soy natal de Varsovia
Y me visitarán en Varsovia
Una tarja hablará de mi slam
Una tarja anunciará que eso fue repentismo
Una ficha indicará pizzicato donde estuve
Si esto no es una guaracha vivo
no sé qué cosa lo es
en Obispo pregunté
y nadie dijo ni pío
Mi afición a las cuatro de la mañana por la música desconocida
y por los músicos desconocidos
y por los hombres desconocidos
que pagan un mísero precio por tomar la música de mis trompas
Anuncio la venta de tickets
@eltrompetistaciego es un cráter en mi testamento
y yo sé que eso es muy triste
cráter se reproduce en un disco rayado
cráter suena como perder la vida en el hígado de tu amigo Marien
como perder la vida en el vientre de tu novia fértil
como perder la vida en la cabeza de tu amiga loca
como perder la vida en un concierto con sangre
como perder la visión
como recuperar la visión
y perderla otra vez
y yo sé que eso es muy triste
mientras ladro y ladro
en todas partes
perra moribunda cantará
Se suspende por intensas lluvias y nevadas.
@eltrompetistaciego es el músico más triste que existe y yo soy una mujer tan feliz como el sonido del trueno a las cuatro de la mañana en mi hombro, un sonido que es todos los fotogramas de una vida anterior en la que fui músico y no teatro clausurado con peste a humedad, es ese olor lo que no me deja disfrutar tu música, acaba de amanecer.
[2017]
Amo a Martica, su poesía, su prosa y su música en demo a las 4am