
La playlist de los oficios
Esta no es una playlist cualquiera. Este es un homenaje desde la música cubana a todos los oficios y las profesiones del mundo. Hoy, precisamente cuando faltan unas horas para que la reivindicación de los derechos sociales y laborales a favor de la clase trabajadora tome su máxima expresión y cuando la pandemia de la COVID-19 impide tomar las plazas y calles. Conectemos nuestras bocinas o audífonos, bailemos al ritmo del pregón, de un buen chachachá, de la timba, la trova o de un sabroso son.
El Manisero / Comp. Moisés Simons; Int. Arsenio Rodríguez y su Conjunto
En un lugar de San Leopoldo, cuya dirección sigue siendo parte del mito, se compuso el pregón cubano más famoso de todos los tiempos. Sobreviviendo a los saltos evolutivos de la música cubana, sigue versionándose hasta la saciedad; aun hoy, como también sobrevive la figura del vendedor de maní, en parques, paradas y en cuanta aglomeración urbana aparezca en el espacio público.
Canción del viejo obrero / Grupo de Experimentación Sonora
Al más puro estilo de las canciones que Silvio Rodríguez gestó al calor del Grupo de Experimentación Sonora del Icaic, este tema de 1971 es una celebración a la emancipación del proletariado gracias a la educación. La belleza del arreglo y el optimismo de la letra casi nos hacen olvidar que eran los mismos años en los que se afianzaba la parametrización en el entorno laboral cubano, como una de las consecuencias más directas del estrechamiento del cauce revolucionario en Cuba.
Blues del boxeador / Carlos Varela
La melancolía del boxeador cuyos días de gloria quedaron en el pasado atrapa de lleno a quien escucha este blues de Carlos Varela. La octava pista de su mítico álbum Jalisco Park (Eligeme Discos, 1989) carga con toda la tristeza de quien, acostumbrado a las medallas y fotos en los diarios, regresa a su casa con la madrugada, silbando, solo, olvidado.
El cuentapropista / Paulo FG y su Élite
El tema del líder de la Élite es la prueba de que por lo menos desde el 2012 vivimos entre la evidente necesidad de liberar las fuerzas productivas y los prejuicios hacia el sector no estatal de la economía. Esta sabrosa timba la protagoniza un cuentapropista, que lo mismo hace pizzas, que es dulcero, chapista o herrero. Chapeau para el compositor, que consigue que la gente baile coreando palabras como negocio, calidad, control, venta, producto y oportunidad. Y para los que dudan o critican, como si hubiera sido escrita hoy, nos dice Paulito: “Y si a alguien le saca de quicio que yo tenga un beneficio, que comprenda el sacrificio y que soy bueno con mi oficio…”. ¿Se puede decir más claro?
Tito el taxista / Juan Formell y Los Van Van
La historia de “El buena gente” encarnado en un taxista de los años 80 llegó a Los Van Van en forma de un songo clásico atravesado con bajo de slap & pop que aún hoy sigue sonando fresco. En una época en que el taxista no decidía el recorrido, Tito pagaba las consecuencias de ser en exceso servicial. Tito el taxista, (la serie), es el fresco costumbrista con notas de buen humor, en una década próspera devenida suerte de paréntesis entre avatares sociales.
El viandero / Irakere
Ahora que tenemos un déjà vu de los 90 y todo desaparece, no viene mal refugiarse en este pregón riquísimo en la voz inconfundible de Oscar Valdés. Con el tumba’o elegante de fondo y una sección de metales imbatible, este tema, como todo el disco Indestructible (Art Color, 1991), es una demostración de qué puede hacer Irakere con la salsa. Después de todo, la agrupación es una de las madres intelectuales de la timba.
El dulcero / Comp. Ernesto Lecuona; Int. Bola de Nieve
La voz inconfundible de Bola de Nieve da vida a este pregón. Con un piano de fondo, el cantante se anuncia y en el momento en que Ignacio Jacinto Villa Fernández dice: “mira que, traigo los merenguitos/ que son como besitos, / más dulces que el amor”, dan ganas de, efectivamente, tener al dulcero cerca y probar las delicias domésticas.
El cocinero / Giraldo Piloto
Esta es solo una de las varias canciones donde se toma como leitmotiv a la cocina, los alimentos o a quienes los elaboran. Cocineros, cocineras y comidas han campeado por nuestra música popular bailable a través de los años y los géneros. En este tema en particular, la timba cerrada del Klímax de los 90’s usa la figura del cocinero solamente como una metáfora del “papi” en la relación de pareja, el que lleva la sartén por el mango. Es una obra que, a la luz de hoy, se aprecia como violencia de género light, matizada por Piloto con inteligentes giros que aclaran los supuestos malentendidos: “Tírala pa’ la sartén, tírala para el caldero pa’ que se queme toda… La sartén son mis brazos, el caldero mi piel…”. Como trivia antropológico, debe ser de las primeras canciones cubanas que menciona a “las paladares”, o sea, a los emprendimientos gastronómicos por cuenta propia, recién autorizados en la época.
El barrendero / Orquesta Original de Manzanillo
Qué bonito gesto el de Cándido Fabré, que le compuso un tema a uno de los trabajadores más esenciales y menos reconocidos, ese que como él mismo canta en este tema de la Original “se levanta tempranito en la mañana, (…) no le tema al sol ni a ver su mano enfangada”. Gracias al barrendero podemos hacerle asco a la suciedad, y gracias a Fabré podemos recordarlo con una canción tan sabrosa.
Afilador / X Alfonso
El hip hop se une a la cadencia del guaguancó para mantener el ritmo del tambor en esta sexta pista de Revoluxion (Egrem, 2007). X Alfonso nos pide, entonces, no parar. Y amar. Entre toque y toque, irrumpe ese sonido característico del afilador ambulante que va por los barrios ofreciendo servicios de amolar cuchillos, tijeras, navajas y otros instrumentos de corte.
El maletero / Enrique Jorrín
Con rítmicos pitidos de locomotoras y silbatos de tren echa a andar este sabroso tema que es, al decir de su coro, una samba/chachachá. Dedicado a un cargador de maletas, de aquellos que cumplían esa función en las estaciones de tren. Mientras se escucha el tema, lo vemos con el sombrerito y el uniforme, ayudando a subir el equipaje de les viajeres. Con un arreglo de metales súper moderno para la época y la flauta inconfundible de Richard Egües, no es de extrañar que aquí bailaran hasta las maletas.
El Enfermero / Orquesta Aragón
Al más puro estilo de La Charanga Eterna, otro rico chachachá como a los que acostumbraron a su público bailador. En este caso, Rafael Lay en coautoría con otro compositor habitual de la orquesta, Néstor Milí, interpela al profesional de la salud, dándole precisas instrucciones para que le ponga una inyección a “la muchacha del 15”. El tema incorpora —como era habitual en la música popular cubana de la época— algunos elementos de picardía a la letra: “Enfermero, ten cuidado, que ella nunca se ha inyectado”.
Canción de la Maestra y el Herrero / Pedro Luis Ferrer
La penúltima canción de la cara A del antológico álbum Mariposa (Egrem, 1977), de Pedro Luis Ferrer, es un hermoso y poético contrapunteo entre dos profesiones formadoras. Mientras la maestra moldea les niñes del futuro, el herrero da forma a las cosas de nuestra vida. El inesperado final de la historia y la belleza de la armonía deberían hacer de este tema una constante en el cancionero cubano.
Carnicero / Ramón David
Se extrañan las descargas de trova. Llegar, por ejemplo, a La Casa de la Bombilla Verde y escuchar a Ramón David, con ese vozarrón que tiene, cantar este, su mejor hit. Las peripecias de la vecina Mirta con Andrés, “carnicero activo y bravo”, son apenas el pretexto del cantautor para desplegar toda la pintoresca inventiva y el humor criollo que lo caracterizan. Mientras extrañamos al de Mafo, démosle play a esta canción, sobre todo si estamos en una cola de la carnicería.
El panquelero / Abelardo Barroso y la Orquesta Sensación
Uno de los hits de Abelardo Barroso y la Orquesta Sensación en los años 50, uno de los pregones cubanos más difundidos de todos los tiempos. La presencia del pregón en la vida cotidiana de la primera mitad del siglo XX fue tal que saltó hacia la música hasta el punto de ser etiquetado como un género musical.
El billetero del 33 / Bienvenido Granda y La Sonora Matancera
Bienvenido Granda, “el bigote que canta”, uno de los tantos intérpretes ligados a esa institución que fue La Sonora Matancera, nos cuenta aquí de un billetero desafortunado que compra billetes y no logra venderlos. Escena de otros tiempos, juego y vicios que también han generado algunas que otras profesiones.
Pare Cochero / Comp. Marcelino Guerra, Miguel A. Banguela; Int. Típica ‘73
Si creciste en Cuba o te gusta la música cubana difícilmente hayas escapado de alguna de las incontables versiones de este clásico de Marcelino Guerra con letra de Miguel A. Banguela. No hay manera de subirse a un coche (ese socorrido transporte que en ciudades y pueblos fuera de la capital goza de excelente salud) y no sentir cómo una vocecita entona la canción dentro de tu cabeza. En nuestro país puede que la más conocida sea la de la Orquesta Aragón, pero esta versión de la neoyorquina Típica‘73, con Tito Allen en la voz cantante, es una gozada de principio a fin, un homenaje a todas las charangas y cocheros de nuestra vida.
Yerberito moderno / Comp. Néstor Mili; Int. Celia Cruz
Este es hoy uno de los temas por los que más se recuerda a Celia Cruz. La figura del yerbero ha sido recurrente en la música de la Isla como reflejo de la religiosidad popular del cubano y de la fe ancestral en la medicina tradicional. No hay mal que dure cien años, ni yerba que no lo cure.
El peletero / Orquesta Sublime
Que sean baratos, pero que me queden suavecitos, para que sirvan para bailar el chachachá. Así, con la precisa descripción de los zapatos que necesita, “La Sublime” viene a confirmar que este fue el género que más honor le hizo a los oficios y profesiones en la música popular cubana. Temas breves, con arreglos bastante similares y la flauta marcando el paso, conseguían que les bailadores no abandonaran la pista hasta soltar las suelas.
El carretero / Comp. Guillermo Portabales; Int. Eliades Ochoa
Así como Guillermo Portabales es uno de los reyes de la guajira, Eliades Ochoa es el intérprete perfecto para esta canción. Porque cuando Eliades canta: “soy guajiro y carretero / Y en el campo vivo bien / Porque el campo es el edén / Más lindo del mundo entero”, no hay artista más orgulloso de sus raíces que el cantante y guitarrista cubano.