
La música que quiere levantar a La Habana
El concierto arrancó poco después de las ocho a ritmo de música electrónica. La gente entraba a Estudio 50 y, a la derecha, podía informarse de cómo donar: agua, comida, artículos de aseo y dinero. El cartel, que había comenzado a circular por las redes apenas unos días antes, anunciaba cerca de diez bandas y cuatro horas de música. Todo lo recaudado ayudaría a los damnificados por el tornado que el pasado 27 de enero asoló a varios municipios de La Habana, y que levantó a su vez una ola de solidaridad nunca antes vista en este país.
Idania Valdés, Raúl Torres y el argentino Rodrigo Sosa abrieron el concierto, que se prolongó mucho más allá de lo previsto y que abrió el escenario a artistas que ni siquiera estaban programados, como Nassiry Lugo —sí, al parecer Nassiry está de vuelta—, en un espectáculo en el que uno no sabía muy bien cómo sentirse, pero que tiene el mérito de la espontaneidad y, esperemos, lo eficaz.
Dos escasos temas, en ocasiones tres por cada artista, que bastaron para articular un concierto súper variado y, a pesar de la premura, muy bien estructurado. El jazz contemporáneo cubano, fusionado a la manera de Real Project, Yissy y Bandancha, Carlos Miyares y Daymé Arocena, protagonizaron parte de la noche. Hubo además pop rock, con David Blanco, y las mezclas de Toques del Río, un fluir constante de artistas que entraban y salían del escenario, que llegaban a rapear o a acompañar un tema con la armónica, que querían saberse parte de Habana de pie, nombre que daba título al concierto.
Intercalados con resultados de rifas de diseño cubano de autor —con el mismo fin—, el público coreó temas como Doble juego y Como a mujeres, de Polito Ibáñez, El bufón y el trágico, de David Torrens, Shorcito, de Alain Pérez, o Qué equivocao, de Telmary, cierre de lujo junto a Interactivo, que llegó, como de costumbre, con una banda que estremeció los viejos almacenes que sirven de cuartel general al equipo de Estudio 50.
Habana de pie tiene, además, otros méritos. Los artistas que allí se presentaron el sábado son los mismos artistas que han estado llegando hasta las zonas afectadas durante toda la semana. Que han regalado a la ciudad su música, pero también sus brazos. A saber, en días como estos, cuántas cosas nos pueden curar.