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Artículos Ilustración: Alejandro Cuervo. Ilustración: Alejandro Cuervo.

La Guarandinga. Capítulo 5: El disco (Continuación)

Por Rita del Prado

El Festival Internacional de la Canción Infantil Cantoalegre 2008  fue un torrente de buenas energías para La Guarandinga. El copioso público ligado al Colegio de Música de Medellín, sede de la Corporación Cantoalegre, estaba muy familiarizado con nuestro proyecto, coreaba estribillos, había incorporado la dinámica de los juegos, reconocía nuestros códigos y tal conexión propició de manera natural lo que habíamos soñado: que una buena parte de ese público buscara nuestro disco en la feria de materiales musicales y pedagógicos del festival para llevárselo a casa. La factura artesanal de aquella primera edición llamaba la atención entre las ediciones discográficas y libros de contenido pedagógico de acabado industrial.  Por suerte esa diferencia, lejos de ser una desventaja, resultó tener un valor añadido para los interesados y el entusiasmo de nuestro público medellinense fue contagiando a nuevos seguidores.

Como era habitual, compartimos los días festivaleros con artistas invitados de otros países como Brasil y Argentina, además de los procedentes de otras regiones de la propia Colombia; de manera que los 100 ejemplares de En guarandinga por toda Cuba, una vez concluido el festival, tomaron diversos caminos y comenzaron a repartir sonoridades guarandingueras por distintas latitudes.

Tras agotarse las copias, lo recaudado —tal como estaba previsto y pactado — lo reservamos para la fase siguiente: producir una edición mejorada, enriquecida y muchísimo más ambiciosa que la primera. Indudablemente se sumaba otro tipo de ganancia: las energías renovadas, los aprendizajes del festival reciente y un deseo de repensar con más calma, profundidad y nuevos bríos, el concepto del álbum.

Al retomar las sesiones de trabajo en Cuba, con la posibilidad de escuchar más objetivamente cada detalle, la mayoría de los temas del disco —unos más que otros— se transformaron en versiones mejoradas.

La ñáñara se vistió de largo gracias a los tambores batá que con todo sentido sagrado, como corresponde, grabó Agustín Gómez. Igualmente puso el chequeré y la campana acompañando a nuestras voces en las onomatopeyas imitadoras de estos instrumentos.

Raspadura y Panela enriqueció su formato de guitarra, cajón, claves y voces con la incorporación del clarinete, dibujando melodías y la presencia del contrabajo pulsado en las estrofas, y usando el arco en el estribillo.

Al Sucu sucu de la cola, tras divertidas sesiones de investigación y experimentación, Enid Rosales le grabó el sonido del machete que hace una función similar a la del guayo.

En camino a Guardalavaca tenía unos silencios innecesarios (incluso ilógicos) que fueron resueltos en la segunda versión.

La conga del ciempiés —el tema más complejo en su estructura y formato, y el más extenso del repertorio— se llevó el trofeo en cantidad de idas y vueltas, pruebas, repeticiones, detalles añadidos o suprimidos: le llegamos a quitar un minuto y veintitantos segundos, con lo que ganó en síntesis y fluidez.

Y no faltaron episodios curiosos en esta segunda etapa: en la pista de uno de los violines de El potrico de la volanta había quedado registrada una frecuencia irritante que, por algún misterio, solo Xóchitl escuchaba (ni siquiera aparecía como ruido en la referencia visual en la pantalla del proyecto de la canción). Sin embargo,  cada vez que pasábamos por ese punto del disco, ella manifestaba su incomodidad; de manera que con esa premisa de no descansar hasta quedar tranquilos los tres, complaciendo peticiones, repetimos el violín.

Yo volví a grabar mi voz en varias canciones, sustituyendo la de meses atrás que había estado un poco afectada por algún episodio alérgico, de esos que suelen jugarme malas pasadas.

Las atmósferas de las canciones se iban limpiando y se llenaban de colores sonoros. Esto nos motivó, por otro lado, a desarrollar más la teatralidad que asomaba desde la primera edición; por ejemplo, en momentos tales como la sección de la algarabía en el tema principal, donde recreamos las voces de los pasajeros hablando simultáneamente en la guarandinga, o el diálogo que preludia al Sucu sucu de la cola, o en la propia controversia, que en la vida real, tiene mucho de teatral en sí misma.

Entonces, más allá de la música explícita en melodías, ritmos, armonías, timbres, quisimos además reproducir la musicalidad del lenguaje oral cubano, esa especie de polifonía coral, donde hay tantos planos y matices como personajes contrastados. Acudimos también a recursos de los dramatizados radiales, sirviéndonos de bancos de sonidos para recrear ambientes y para apoyar esas voces, interpretadas por nosotros junto a nuestros invitados.

Así construimos una especie de poema sonoro con las palabras taínas que han llegado a nuestros días, escena que nombramos  Areito interrumpido, imaginando cómo sonaba esta Isla antes de la llegada de Colón.

En esta especie de “mural de sonidos” de la cultura cubana, nos estaba faltando la presencia china, tan importante en nuestra historia; de ahí nació el personaje de Chang Lang Plo que con paciencia asiática busca su lugar en la nación y su huella en la cultura, lo cual se simboliza con la pesquisa en pos de su corneta que aparece felizmente en la conga final, gracias a la pintoresca colaboración del chofer de la guarandinga.

Y en la escena “Caballero, dejen ver la película” recreamos con toda paciencia criolla el ambiente de un cine con el recurso de copiar algunas pistas al revés, para generar la ilusión de estar oyendo la banda sonora de un filme en un idioma desconocido.

En resumen, la nueva versión del fonograma tenía cuatro  pistas más que la anterior, no porque hubiese más canciones sino porque decidimos independizar de estas las escenas teatrales.

En el arte los números casi nunca son determinantes, pero en el recuento de una producción algo dicen sobre la envergadura del trabajo: solamente de percusiones, contabilizando desde el instrumento más pequeño hasta el más voluminoso, fueron grabadas 40 pistas. ¡Solo de percusiones!

Alguna vez, por sana curiosidad, sumamos los apuntes desde el primer día hasta el último, abarcando las dos etapas, y comprobamos que el total de horas en estudio llegaron a ser… ¡Novecientas!

Por supuesto todo esto implicó una nueva mezcla y remasterización. Sobra decir que sin la implicación y el compromiso amoroso de Enid y Rey, cuyas horas familiares hogareñas se convertían en largas sesiones  de trabajo, esto no hubiera sido posible.

Un viaje artístico colectivo, como el que emprendimos un día en guarandinga, necesita del talento y la entrega de todos los tripulantes que nos acompañaron, para llegar a buen puerto. Nuestra gratitud es inmensa.

Por Xóchitl Galán (Dúo Karma)

Otros tripulantes

Además de los tripulantes que grabaron para la primera versión y de quienes hablamos en el capítulo anterior, hubo en la segunda temporada de grabación más músicos queridos y talentosos participando de este viaje. Uno entrañable fue Ernesto Vega, con sus clarinetes en Raspadura y Panela. Una delicia fue su sesión de grabación. La sensibilidad unida al talentazo de Ernesto es para atesorar en un cofrecito.

Para las cuerdas, tuvimos el gusto de contar en El potrico de la volanta con Zully Morales (violines), Yenet Aguillón (viola) y Laura Falcón (Cello), quienes fueron muy cálidas y abrazaron el proyecto desde que las convocamos. También se sumó David Hernández, quien grabó un cajón peruano impecable en Raspadura y Panela.

Otros viajeros muy especiales que subieron a nuestra guarandinga, dejándole unos colores muy hermosos fueron: el gran Roly Berrío, quien además de ser excelente trovador, con sus dotes actorales le dio a la décima que introduce La ñáñara un sonido y ritmo exquisitos; Roberto Jiménez, actor y Mago del Cucurucho, nuestro inmejorable Cristóbal Colón en el final del Areito interrumpido. También tuvimos a los geniales niños de La Colmenita, en los coros de canciones como Mambo Congrí, Empeliculados, Iguananá y La conga del ciempiés.

Con esta maravilla de tripulación, La Guarandinga continuó su largo y florido viaje a buen destino.

El hilo conductor

Además de las canciones, Rita tuvo la genial idea de hacer breves escenas teatrales que irían hilvanando el recorrido de aquellas. Las escenas estarían protagonizadas por personajes muy pintorescos y cubanos, homenajeando al teatro vernáculo. Es así que aparecen  El Chino —interpretado por Rita—; Rosendo Caña Brava, chofer de La Guarandinga —interpretado por Fito— y Carola, a quien yo interpreto.

Armar las escenas, encontrar las voces de los personajes y grabarlos fue muy divertido. Para Fito y para mí resultó un aprendizaje que seguía ampliando las aguas en las que solíamos movernos, nos encantó hacerlo y  disfrutamos mucho que en el disco fluyan música y teatro tan naturalmente. Estos personajes, y otros que se fueron sumando, nos acompañarían luego en peñas y conciertos.

El diseño

Una de mis pasiones, que acompaña la de hacer y cantar canciones, es ilustrar. La Guarandinga también me obligó gratamente a tomar más en serio ese camino. Fue mi primer trabajo como ilustradora y mi primera vez ilustrando con plastilinas. Fue un trabajo de varios meses pero muy disfrutable, que me conectaba con mi infancia, me hacía feliz.

Se nos llenó la casa con las guarandingas, flores, nubes, polimitas, soles, lunas, murciélagos, mini lapicitos de colores, pies con calzados de todo tipo, reloj de pulsera, olas de mar, palabras…todo el universo de plastilina de En guarandinga

Leer tambiénIlustración: Alejandro Cuervo.
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La Guarandinga. Capítulo 4: El disco

Rita del Prado24.12.2021

Para el arte final nos acompañó el diseñador Karell Cambara, quien con las ilustraciones en plastilina y algunos alimentos fotogénicos como el quimbombó o la naranja, más las ideas que ya teníamos y otras nuevas aportadas por él, armó las composiciones del hermoso estuche digipack, label y librillo de 36 páginas del disco. En este último incluimos, además de letras, créditos, agradecimientos y palabras de presentación, un glosario de términos locales con 65 voces cubanas.

La foto de tapa del librillo es del fotógrafo y fiel guarandinguero Kaloian Santos Cabrera, quien para fortuna nuestra, una vez subido a La Guarandinga, agarró asiento con ventanilla y nunca más se bajó, acompañándonos con su ojo maravilloso y un cariño tremendo en peñas y conciertos en distintas latitudes.

La fabricación

A mediados de 2009 el álbum  estaba casi listo. Teníamos que pensar una estrategia para fabricarlo como queríamos. En Cuba era imposible, no hay fábricas que lo hagan de esa manera y en aquellos años los álbumes de las disqueras cubanas se confeccionaban en otros países.

A través de los amigos de Cantoalegre y Rita encontramos un fabricante en Medellín, Colombia, con precios y tiempos razonables, además de muy buena calidad de impresión. El disco de La Guarandinga, cual bebé recién nacido, venía con un pan debajo del brazo:

coincidió que en 2009 tuvimos tres  giras internacionales y una nacional, así que  decidimos invertir las ganancias en su  fabricación. A fines de octubre, el día de mi cumpleaños, recibí el regalo más hermoso;  Rita llamando desde Medellín a La Habana para darnos la más esperada noticia: el disco ya estaba listo. Nuestro sueño-viaje llegaba a su destino.

Indescriptible la tremenda felicidad de palparlo, escucharlo y sentir que habíamos hecho el disco soñado.

Licencias y vuelo del disco

Con esta producción independiente, hecha realidad en soporte físico, y con grandes deseos de gestionar también la proyección de nuestros archivos digitales, acudimos a la Sociedad General de Autores y Editores (Sgae) a la que estamos asociados, buscando luces y consejos para la distribución del disco en el ciberespacio.

Sin pérdida de tiempo, el entrañable y competente equipo de la delegación cubana de la Sgae

(Darsi Fernández, Rosa Marquetti, Agapito Martínez, Lupe Pérez) posibilitó que recién terminada esta segunda edición de En guarandinga por toda Cuba, diéramos los pasos necesarios para que el título formara parte del catálogo de la plataforma Creanauta/ Altafonte. Desde entonces, llega a usuarios de distintas geografías.

Con el álbum  en mano lo presentamos al sello Bis Music,  al que lo licenciamos para su fabricación y comercialización en Cuba. En 2010 ya estaba concretado. De ahí nace el primer audiovisual de La Guarandinga: Mambo Congrí, dirigido por Alfredo Ureta.

En 2010 el fonograma  también fue editado bajo licencia por el sello Gobi Music, en Argentina.

Premio CUBADISCO

Con toda la ilusión presentamos a la edición del CUBADISCO en 2010 nuestro amado disco y con gran emoción celebramos todas las nominaciones que obtuvo: Música para niños, Diseño y Grabación. Pero la sorpresa llegó cuando supimos la noticia de que, además de haber sido premiado en las dos primeras categorías, era uno de los dos grandes Premios CUBADISCO. Nunca antes una producción discográfica dedicada a las infancias había obtenido esa distinción en la fiesta del disco cubano. El otro fonograma premiado fue Mis raíces, de nuestros admirados Pancho Amat y María Victoria Rodríguez.

Las emociones fueron muchas. La felicidad de haber hecho con un amor inconmensurable el sueño-viaje En guarandinga por toda Cuba y haber sido testigos de esta nueva mirada de los especialistas y colegas cubanos, quienes valoraban la música para las infancias hecha desde el respeto y el rigor.

Además de la pasión que le pusimos los tres a este proyecto, quisiera mencionar que fueron muchas las manos que desde el comienzo dieron su empujoncito para que La Guarandinga rodara felizmente. Desde la súper tripulación que nos acompañó en el disco hasta otros músicos, instituciones y amigos que prestaron instrumentos, oídos y horas de escucha una vez terminado el álbum, quienes aportaron su mirada, quienes impulsaron y difundieron con entusiasmo la existencia del proyecto. Y en general, a todos los guarandingueros que se subieron a este viaje infinito por nuestras tradiciones y cultura, quienes lo respetaron y lo disfrutaron desde el inicio, a quienes  continúan subiendo desde distintas latitudes, a todos gracias por seguir viajando con nosotros.

Rita del Prado Rita del Prado Habanera, trovadora, compositora y juglar Doctrina: Siempre crear Deporte: Cazar auroras. Desde siempre y hasta ahora me dedico a la canción. Los buenos públicos son los de todas las edades y voy de juego en verdades según pida la ocasión. Más publicaciones
Xóchitl Xóchitl Galán Mamá de Lila del Mar. En tiempo libre: cantora, ilustradora y navegante en la nave Dúo Karma. Más publicaciones

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  1. Martha Flora dice:

    Un excelente disco! Mis felicitaciones a todos los soñadores que lo hicieron posible.

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