Magazine AM:PM
Publicidad
Escena Musical Ilustración: Duchy Man. Ilustración: Duchy Man.

La‌ ‌eterna‌ ‌reinvención‌ ‌de‌ ‌la‌ ‌décima‌ ‌

Desde la sala de su casa en Almería, desde alguna institución en Madrid, desde un bar en Cádiz. Compartiendo datos a través de tres teléfonos celulares, poniendo a improvisar a dos peruanos que estaban en Yakarta, Indonesia, con otros alumnos en California y México; rompiendo ―dice― la maldición de la no ubicuidad. Así se las ingeniaba el escritor y repentista cubano Alexis Díaz-Pimienta para impartir clases virtuales, en tiempos en los que las prestaciones tecnológicas no eran tales y la era pandémica no había puesto en primer plano al universo online

Momentos como aquellos bien podrían ser los antecedentes de la Academia Oralitura, proyecto que vincula la enseñanza de la improvisación poética con otras artes orales y las nuevas tecnologías. Pero no. Años antes, en el 2000, Alexis fundaba en La Habana la Cátedra Experimental de Poesía Improvisada del Isa, que fue el germen de lo que vino después: talleres de repentismo por toda Cuba, filiales como la Casa de la Décima de Mayabeque, de Ciego de Ávila, de Pinar del Río, entre otras. Años antes, Alexis impartía clases sobre la décima al cantautor uruguayo Jorge Drexler, a la actriz y compositora Silvana Sosto; publicaba libros fundacionales como Teoría de la improvisación poética y el Método Pimienta para la enseñanza de la improvisación poética, los cuales ha actualizado con videos, sonidos y otros soportes, pero siempre manteniendo su sentido lúdico y participativo. 

Como su director general e instructor principal define que “la Academia Oralitura es la versión en línea e internacional de ese proyecto docente que fundé en la Isla y que se ha cimentado en los libros teóricos. Un proyecto que vincula a dos países [Cuba y España], que tiene dos modalidades: offline y online”. 

Con cursos sobre el análisis y la creación de canciones; poesía y matemática; rap, ritmo y poesía ― impartido por el rapero mexicano Danger AK―; canto y voz a cargo de Gema Corredera; humor con Alexis Valdés, la Academia se ha nutrido además de “maestros oralitores”, “académicos voraces”. Entre ellos se encuentran el cantautor y multinstrumentista chileno Nano Stern, el poeta y matemático Pedro Poitevin, el cantautor español Javier Ruibal, el propio Drexler, y algunos profesores invitados que comparten otro espacio con Díaz-Pimienta: el grupo Guasa Decimal, con dirección fija en WhatsApp, donde diariamente, y sin protocolos, sus integrantes juegan con la décima, el soneto, los haikus, con un alto contenido satírico y de actualidad. 

Pero si un plato fuerte tiene la Academia Oralitura es el curso La Décima y la Canción que, con tres ediciones, suma ya más de 300 alumnos de 20 países. Durante dos semanas, y en hora y media, Alexis desanda los caminos de la décima, vinculándola con la canción en todos sus géneros. 

“La décima clásica es muy dúctil y ha tenido un éxito que ha durado casi 600 años desde que nació en el Siglo de Oro. Es una estrofa que no solo se usaba para improvisar―lo más conocido, al menos en Cuba―, sino también en la literatura escrita y en la canción, aunque no a escala mayor. Así, grandes de la canción han compuesto en décimas: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Facundo Cabral, Alfredo Zitarrosa, Jorge Drexler, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat.

“Con este curso, y aprovechándonos de la eclosión del amor por la décima que se ha generado en los últimos años, hemos logrado que este formato de la poesía clásica llegue a más cantautores. Ahora mismo es muy difícil encontrar a uno de estos creadores en la lengua española que no haya hecho ya una canción en décimas, o que no quiera o no esté aprendiendo. Porque se han dado cuenta que es una estrofa muy dúctil, muy musical. Jorge Drexler dice que la décima es un género musical en sí mismo. Olvidémonos del punto guajiro, la décima se canta en más de 30 formas, en más de 20 países, en cada registro una música distinta, una forma de interpretarse y de acompañamiento distintos. 

“Cuando los compositores descubren la décima se les abre un universo. El que más ha hecho a favor de ella ha sido Drexler, pero ahora mismo Juanes ―quien ha sido alumno mío― en su próximo disco incluirá varias canciones en décimas, que salieron a partir de ejercicios de clase. Muchos cantautores españoles en la actualidad, Ruibal, Rozalén, Raúl Rodríguez, están componiendo canciones en décimas porque es un mundo inacabable”.

Frases como “me explotó la cabeza”, “me abrió la mente”, “me alejó de lugares comunes que los compositores debemos evitar” se repiten cuando los alumnos conversan en las redes sociales sobre sus experiencias en el curso La Décima y la Canción. 

El colombiano Maréh, por ejemplo, habla de ese juego de niños que se establece en las aulas virtuales, de esa manera extraña en la que ―curso mediante― se reconcilió con su cotidianidad y cómo ello le permitió escribir más poemas, buscándole la décima y la rima a todo. “Se convierte en una adicción bastante saludable”, dice, en tanto cuenta cómo pudo rehacer una canción de su primer álbum, titulada Molecular, donde Alexis Díaz-Pimienta incluyó, generosamente, una de sus décimas. “Quiero matricular en otro curso. No sé si la Academia Oralitura esté pensando en convertirse en universidad, pero quiero matricular un semestre completo”. 

Mientras que la también colombiana Victoria Sur, por su parte, habla de una “experiencia transformadora”, que ha cambiado “la forma de entender las letras de las canciones, y de escribir música. Me ha dado la posibilidad de conocer gente de toda Iberoamérica y de escuchar de primera mano a los grandes maestros y sus procesos”. 

De esta manera, a través de juegos y ejercicios creados exclusivamente por Alexis, quienes se matriculan en este curso aprenden a escribir la espinela, que se ha mantenido viva en el gusto popular de nuestros países. Pero luego, el profesor va más allá: 26 formas estróficas y variantes de la décima ―muchas de ellas creadas por el propio Pimienta, otras más antiguas que ya no se utilizan― son reveladas como un bonus track delicioso. 

“Hace poco les decía a los alumnos que cada uno de ellos puede hacer un disco donde no se repita el mismo tipo de décima. Es una fuente inagotable de creación, un misterio filológico porque todavía no hay estudios serios. La poesía clásica del Siglo de Oro tenía una treintena de formas estróficas, todas se repartieron por América Latina a través del teatro, de la iglesia, de la literatura. Todas se conocieron en México, Chile, Venezuela, y en ninguno de esos países se cultivan. La única estrofa que sigue cultivándose, tanto en la oralidad como en la escritura, tanto en la canción como en la improvisación, es la décima. Y eso no es fortuito, ese misterio trato de darlo en mis cursos: por qué la décima sí y el romance no, por qué la décima sí y el soneto no, por qué la décima sí y las otras veintitantas formas estróficas que usaban Lope de Vega, Calderón de la Barca, Sor Juana Inés de la Cruz y todas las grandes plumas, se han quedado como reliquias creativas en los libros de texto pero no están en el gusto popular y no trascienden al canto y la canción”.

Precisamente sobre esa ductilidad de la décima y sus habilidades para colarse en varios géneros de la canción, habla Alexis cuando se refiere a la experiencia de Juanes, no solo como alumno de la Academia, sino además como uno de los profesores invitados del curso La Décima y la Canción. El cantante colombiano ―quien desde hace más de un año se había acercado al poeta cubano para recibir algunos de sus cursos, lográndolo en este 2020, durante el confinamiento― fue “un regalazo para los alumnos en la segunda edición, porque la décima estaba muy cerrada al mundo de la canción de autor, y él le dio otra dimensión que se acerca más al rock y al pop en español. Le aportó dinamismo y frescura, un enfoque otro sobre cómo musicalizar la décima para hacer canción, respetando la estrofa. 

“Claro, para mí no era nada novedoso porque ya en México existe un disco que se llama Más Pimienta al rock and roll, donde alumnos y profesores de la Escuela de Música del Rock a la Palabra, dirigida por el gran roquero mexicano Guillermo Briseño, musicalizaron algunas de mis décimas. Y es que eso es lo bueno que tiene: la décima se presenta en todos los géneros, aparece en el rock, en el blues, el country, el bolero, la salsa, en la canción de autor”. 

Y cuando Alexis Díaz-Pimienta habla de la décima, menciona inevitablemente al repentismo. Recuerda, también inevitablemente, su infancia “rodeado de viejos que adoraban la décima”, con amigos como el Indio Naborí y Justo Vega, porque los niños y adolescentes de su edad ninguno se dedicaba al repentismo, sino a otras músicas. 

 “Nunca quise abandonar la décima, porque fue un regalo de mi padre. Yo nací y crecí en Centro Habana, detrás de Radio Progreso. De campesino tengo el gusto por la música rural; mis hijos, sobrinos, y muchos de mis alumnos en Cuba son de La Habana. O sea, hace años que existe un repentismo que no es rural, un repentismo urbano que respeta sus raíces, pero que por una razón geográfica representa a una realidad urbana y eso se nota en el tipo de décimas que se hacen y en los acercamientos que se tienen. 

“Entonces, eso que yo llamo el neorrepentismo se ha convertido en un movimiento incipiente que vincula la décima y la improvisación con otras artes: el teatro, la danza, las artes plásticas, el cine, la performance. Es un concepto que se amplía, que no es reduccionista. Yo tengo 54 años y comencé a hacer repentismo con cinco y en La Habana. Cuando tenía 17 o 18, me recuerdo descubriendo todo ese universo junto a grandes nombres de la cultura cubana como Osvaldo Doimeadiós, Mayito Rivera. Todos muchachos de ciudad, que descubrieron el repentismo conmigo de gira por el campo y se enamoraron de la décima para siempre. 

“Yo estaba convencido de que esto era algo que podía crecer. Me encapriché en hacer escuelas. Se nos unieron figuras importantes en Cuba y a la juventud parece que le gustaba mucho. Años después, 20 para ser exactos, hay cientos de niños en todo el país haciendo décimas, cultivándolas, estudiándolas”.

Así que lo que en un principio fue solo una semilla, un proyecto de cátedra en Cuba, sirvió también como referente de escuelas de repentismo que han surgido en América Latina. Lo que en un principio fue empuje, hoy se traduce en tesis doctorales que en torno a la décima recibe el poeta cubano en su apartamento español, desde distintas regiones del mundo. El Método Pimienta, por su parte, no solo se utiliza en Cuba, sino también en Venezuela, Puerto Rico, Colombia, Chile, España, incluso en Brasil donde se ha creado una escuela de repentismo en portugués. 

“Cuando yo era joven la décima solo tenía razón de ser dentro del repentismo, ahora te la encuentras en el rap, en la salsa, en el rock, en el pop, en el teatro. Claro, en Cuba, poco cambio ha habido; los cantautores como Silvio, Pablo, Pedro Luis Ferrer, Ray Fernández, sí la han cultivado, pero no tanto en otros géneros. En mis cursos online, solamente he tenido dos alumnos cubanos: la cantante y compositora Melvis Santa y el humorista Marcos García. 

“La literatura escrita en Cuba, por su parte, ha dado todo un movimiento de decimarios, a través del Premio Cucalambé en Las Tunas ―que es una referencia poético-literaria en el continente. La décima no solamente tuvo pasado y tiene presente, sino que tiene cada vez un futuro. Ahora mismo, mis alumnos con los que fundamos la cátedra, todos son jóvenes y cada uno está en una rama del arte distinta, pero defendiendo la décima. 

“Eso quiere decir que la décima, en vez de circunscribirse al punto guajiro, lo que ha hecho es ramificarse. Ahora tiene futuro y goza de buena salud”.

foto de avatar Lorena Sánchez Periodista antes. Editora ahora. Como a Tom Waits, le gustan las hermosas melodías que cuentan cosas terribles. Más publicaciones

Deja un comentario

Aún no hay comentarios. ¡haz uno!

También te sugerimos