
Jesús Pupo: “La música siempre deja ver al creador y sus intenciones”
Me gustan los discos donde la música solo es; donde no hay letras que sobrecargan la fuerza de las melodías, y esta deviene voz primera. Así sucede en Oro, álbum del pianista Jesús Pupo que vio la luz recientemente bajo el sello Egrem. Un disco pensado y grabado, en formato de jazz band, con una nómina de 23 músicos. Todos colosales. Una antología, al decir de su creador, a través de la música del proceso del Oro y (…) de las personas. Un proceso donde los cambios nos atraviesan hasta obtener una mejor versión de nosotros mismos, como seres humanos, como criaturas de Dios.
Este fonograma me ha acompañado, últimamente, mientras recorría la ciudad, en los días soleados, húmedos, en las horas grises. En cada uno de esos momentos viajaba también a través de la música, transitaba sitios que había olvidado, sanaba, me reconciliaba, renacía. Un reencuentro con mi espiritualidad desde la espiritualidad de Jesús Pupo y el resto de los músicos involucrados en cada pieza. Un álbum como refugio y reflexión. Un rayo de luz, en los pedacitos de oro —no ya coloides— que lo conforman.
Por ese viaje, decidí conversar con el pianista. En el camino, Danay Suárez —cantante, rapera, productora ejecutiva del disco, y compañera de vida de Pupo— también interviene. Voy en búsqueda, quizás, de esos procesos que los llevaron a tejer los hilos que atraviesan esta obra.
¿Cuándo decidiste que el piano es el instrumento mediante el cual prefieres expresarte? ¿Por qué?
Cuando tenía cerca de los tres años de edad visité la casa de un vecino de mis abuelos en el campo y allí había un piano vertical, un poco desafinado, pero fue un encuentro único; aún recuerdo el olor de esa madera. Desde pequeño estuve atraído por la música, el ritmo y los sonidos de instrumentos, la vida cotidiana y la naturaleza. A partir de entonces supe que el piano sería uno de mis medios de expresión, mi intérprete y lenguaje.
¿Por qué Oro? ¿Por qué ese nombre para el disco?
Jesús Pupo: La intención fue hacer una analogía entre la vida del ser humano y los procesos minerales, su violenta transformación en piedras preciosas o materiales de gran valor como el oro. El orfebre pule el oro y la joya hasta verse reflejado en ella. El hombre, de igual forma, sufre el proceso en diferentes momentos de la vida hasta reflejar la imagen y semejanza de su Creador, hasta ver dos cosas: su verdadero valor y el propósito de vivir.
¿Qué distingue esta producción de las anteriores?
Llevé todos los sonidos y estilos musicales a una misma escena: desde la música tradicional cubana, la música clásica contemporánea, el rock, el jazz, la balada, el new age y la canción. Logré que todos ellos vivieran juntos y formaran parte de una obra sin etiquetas ni paradigmas. Oro es un disco liberador, en su esencia.
¿Todo el disco es una inmersión en tus estados de ánimo? ¿Así lo concebiste? ¿Por qué ese apego a la espiritualidad?
El ánimo, las emociones y la espiritualidad representan la trinidad de la composición humana; alma, cuerpo y espíritu. No es que tenga apego a la espiritualidad, sino que todo el entendimiento siempre es más limitado que la fuente de inspiración y el poder creativo que hay en mi espíritu y mi fe.

Jesús Pupo. Foto: Cortesía del artista.
Acerquémonos un poco al proceso creativo del álbum. ¿Cómo surgió la idea? ¿Cómo transcurrió el proceso de grabación? ¿Qué aporta cada uno de los músicos que te acompañaron?
Una tarde en La Habana Vieja, mientras almorzaba con Elsida González, de la Egrem, comentaba sobre la idea de hacer grandes obras originales con formato de jazz band. Nuestra próxima cita fue para hacer una escucha de algunos demos que ya había desarrollado. La oportunidad se dio y no dudé en llamar a los ingenieros Raúl Varona y Daelsis Pena —con quienes ya había tenido experiencias de hacer grabaciones de este tipo— para buscar un sonido específico.
Los músicos fueron elegidos con toda intención, por su color en el sonido y carácter al tocar. Los primeros días llegamos a montar las bases de las canciones a trío, bajo y contrabajo, batería, pianos y teclados; pasábamos las horas repasando las partituras mientras que en cabina probaban la posición de los micrófonos. Pero esos no fueron los días más complejos musicalmente. Toda la interpretación del álbum tuvo un alto nivel de complejidad y tecnicismo, y sé que cada instrumentista se siente orgulloso del resultado final. Hacer Oro no fue fácil. Nos exigimos y pulimos hasta el máximo en cada momento interpretativo. Todo se recogió en un audiovisual que saldrá poco a poco. Las cámaras no tuvieron una dirección específica, fueron capturando todo según pasaba y esa era la idea: quedarnos con un material que habla por sí solo y que podrá verse en mis canales en las plataformas de streaming.
¿Qué retos implicó la producción general?
El mayor reto para todos fue lograr el concepto sonoro, la colocación del sonido, la masterización, la estética y la interpretación. A veces tendemos a tocar con una sonoridad determinada, según el estilo musical y, como ya comenté, hay muchos estilos en cada canción; así que definir una sonoridad fue lo más difícil. Fue un súper reto organizar a un equipo de más de 40 personas entre músicos, producción y cámaras, todos de diferentes edades y situaciones cotidianas. De manera intermitente el estudio tenía que cerrar por contagios de covid-19 y eso nos desafió en términos de planificación. Sin embargo, no cambiaría nada. Oro es un disco necesario en Cuba y necesario para mí.
¿Qué significó que Danay Suárez te acompañara desde la producción ejecutiva?
Danay es una mujer que se supera ante cualquier desafío. No creo que hubiera sido posible todo esto sin ella. Fueron tiempos difíciles y de escasez, donde encontrar algo no era fácil aún con recursos económicos. La covid-19 estaba violenta y la situación del país, más el confinamiento, hicieron que todo fuera muy complejo. Danay asumió el rol de productora ejecutiva como nadie lo hubiera hecho en ese tiempo.
Esta pregunta es para Danay. Me gustaría saber cómo fue para ti la experiencia en este rol. ¿Satisfacciones? ¿Qué cambiarías?
Danay Suárez: Tengo cierta experiencia grabando discos y sé la atención y el respeto que se debe dar al músico y al equipo de trabajo; es lo mismo que exijo para mí . Por eso me apasionó todo el proyecto e hice las gestiones con la excelencia que merecía, independientemente de que en Cuba se realicen bajo condiciones extraordinarias. Pude visualizar este álbum. Creí y creo en esta música, y en la grandeza que lleva dentro. El reto para mí, en este caso, fue haber tenido el honor de participar en un álbum que honra su nombre: Oro. No todos los días encuentro oportunidades en las que, sinceramente, puedo decir que pasé a otro nivel de realización personal. No cambiaría nada, mis oportunidades de cambiar algo se dieron mientras canté la canción En ti y producía en este maravilloso proyecto. Estoy consciente de que tenemos un tiempo para hacer las cosas y ese no vuelve.
Adentrémonos en algunas de las canciones del disco. Oro, el tema homónimo, irrumpe y lo hace no al inicio, sino en la octava pista. ¿Por qué?
Jesús Pupo: El orden se debe a la cronología de hechos que experimenté en mi vida y en las etapas que fui comprendiendo cada uno de los procesos a los que me enfrenté. Ninguna canción pudiera moverse de su posición porque alteraría la línea de tiempo de mi propia historia. El álbum es un guion que tiene principio, desarrollo, y deja abierto el camino para lo próximo que como autor voy a crear.
Tendencias alude a la exposición continuada y excesiva de “modelos a seguir” que se nos presentan y su influencia en nosotros. Como alternativa, recomiendas visión y valor para mantener la autenticidad y la libertad. Cuéntame cuáles son esas otras preocupaciones hacia las que diriges la mirada y cómo están presentes en tu creación.
Si no encuentro autenticidad y honestidad en una obra, me molesta. Creo que la superación y la exigencia deben estar siempre en un creador, quien debe encontrar el equilibrio para no ser vanidoso. La música siempre deja ver al creador y sus intenciones.
El bolero Mil congojas es la segunda pieza musical de este fonograma. Este género ha sido cultivado ampliamente en nuestro país. ¿Por qué era necesario para ti incluirlo?
Mil congojas dentro del álbum tiene la intención de redimir el desamor que carga la mayoría de los boleros. Es la única composición que no es de mi autoría, pero su fuerza hizo cambiar mi perspectiva de la intención original del compositor [Juan Pablo Miranda] y la asumí como una canción de amor propio.
En ti es una canción que compartes con Danay Suárez en la composición (melodía y letra). ¿Podría decirse que es una canción que se dedican ambos? ¿Un tema que habla de la relación que tienen?
Sí, definitivamente.
En el release de prensa se anuncia que Oro es un álbum ideal para una banda sonora cinematográfica debido al carácter programático de la obra. ¿A qué se debe esa proyección cinematográfica?
De hecho, uno de los lugares a los que me dirijo es hacia la creación para cine. En mi música trato de acercarme a emociones que generan imágenes y la conexión con el séptimo arte es imprescindible para complementarlo. Además, siempre me han cautivado las bandas sonoras y los compositores que han dejado escenas y canciones en mi memoria. Es algo que me apasiona.
A lo largo del fonograma está presente, por supuesto, el piano. Pero me percato que hay una fuerte presencia de los metales (mucho saxo, trompeta, trombón). ¿Tenías alguna intención marcada con esto?
Cada instrumento tiene su propia voz y cada formato su magia. He recurrido al formato jazz band, pero acudiendo a géneros típicos de este formato como el bolero de los años 50. El cuarteto de cuerdas tradicional es uno de los más interesantes ya que es la raíz de la orquestación sinfónica. Teniendo toda esta gama de sonidos juntos, más los sintetizadores y colores analógicos de la electrónica, la riqueza sonora es maravillosa. La intención, al final, era hacer música.