
Habana 4:00 AM / Jotabarrioz
En esta Habana que va cayendo/
Esta ciudad repleta de cuerpos/
Estas calles simulan desiertos/
Gracias al arte yo no estoy muerto.
Habana 4:00 AM
La Habana despierta a las 4:00 a.m., envuelta en melodías que abrazan, en recuerdos e imágenes que nos devuelven el amor, la euforia, los miedos, las dudas y nostalgias de una generación. Una ciudad en la que, después de todo, solo queda avanzar, despojados y deshojados, pero aún vivos.
Así, ambientado en las primeras horas del amanecer y reflejándose en símbolos sonoros y versos que remiten a ese instante del día, llega este fonograma de Jotabarrioz; un disco fotográfico que recorre la ciudad en cada canción, con una voz por momentos rasgada, o enérgica, o sensual, y a través de imágenes que también hallan refugio en espacios más íntimos.
A diferencia de sus singles anteriores, Habana 4:00 AM —conformado por ocho piezas y publicado bajo el sello Puntilla Music— tiene un sonido más digital. El álbum debut en solitario de Jotabarrioz abarca géneros como el lo-fi pop, el reguetón, el neoperreo, el trap, R&B contemporáneo, la canción, la balada, el rap, y la fusión con otros elementos de la sonoridad cubana. El desamor, el desgaste de una relación que finalmente ha naufragado, la esperanza, los altibajos en las emociones, cómo continuar luego de una ruptura/despedida, y la influencia e importancia de determinadas presencias que dejan huellas en nuestras vidas, son algunas de las temáticas de este fonograma.
Salta a la vista, además, el alto número de colaboraciones, una característica que lo identifica con las tendencias de la industria musical global, y que aporta nuevos matices a un álbum cuyas letras surgen con la emergencia de los distintos estados de ánimo. En Fantasma, tercer track, Jota se hace acompañar por David Blanco, una de los músicos más talentosos de la escena pop-rock en la Isla; mientras que en el siguiente tema, Esperar, aparece Alfie, integrante de la agrupación Qva Libre. Luego, en Hot Chat, intervienen los raperos El Individuo y JD Asere, ambos con una fuerte presencia en la escena cubana del hip hop de los últimos tiempos.
Emociones o sentimientos experimentados componen una radiografía de este fonograma con una historia dividida en tres instantes: antes /durante / y después de una ruptura inevitable. Lo que se ha vivido antes del desenlace, Jotabarrioz nos lo presenta en pequeñas ráfagas, como señales, a las que vuelve desde las remembranzas: las tardes mirando el mar, los besos en la oscuridad. En tanto, en Cada foto —segunda pista— alude al dolor provocado por la añoranza de lo que ya no está (estoy segura que a más de uno de nosotros nos resultará conocida esta escena); y es que cuesta aceptar que los días pasaron y aún no llega de nuevo la primavera. El alcohol, escritos sin respuesta, otra noche de amnesia en algún lugar u otro cuerpo son puertas de escape que se nos cierran en la cara, porque el olvido que se pretende no llega: el tiempo se detiene.
Esperar, nos recuerda a alguien que —a pesar de no estar— regresa una y otra vez a nuestra memoria, cuando no se duerme junto a su desnudez y en la tempestad. En una canción que alude a intrusos, a terceros que pueden estar al acecho del mínimo desequilibrio (interpretado como oportunidad) en una relación. Sinceridad como consuelo y prisión. Las promesas incumplidas que alejan aún más… Necesidad insaciable de estar cerca. Una lejanía, a su vez, que no nos permite respirar.
En Habana 4:00 am, ese interludio, hay alusiones imposibles de pasar por alto y que aparecen como telón de fondo, entre ellas, el filme Fresa y chocolate, de Juan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea, Habáname, canción de Carlos Varela —donde también se asiste al misterio y sufrimiento por el desgaste de la ciudad— y Memorias del subdesarrollo, disco de vinilo rayándose mediante. Es muy intertextual esta quinta pista del álbum: la cohabitan también otros fragmentos de ficciones cinematográficas entrañables como Vampiros en La Habana, Habana Blues, Cuatro estaciones de La Habana, y Los sobrevivientes. Pequeñas piezas de un rompecabezas/mosaico que, en forma de guiños, reflejan una sociedad cubana compleja con problemas agudizados como piedras inamovibles.
¿Lograremos realmente desapegarnos de todo lo que sentimos? Eso intentamos, al menos desde la resignación. Mala canción de amor podría ser entonces esa última carta, el último intento para compartir más tiempo con quien nos tiene perfumado de dopamina el cerebro. No se renuncia tan fácilmente a los planes que pensamos juntos pero que ya no serán, a los abrazos que anhelábamos infinitos, a los labios acercándose.
Según Jotabarrioz, el nombre de esta producción responde a sus momentos de poca luz. Cada canción, asegura, es una fase de su noche. Sus tramas emergieron en horas de la madrugada, en los momentos donde, quizás, mejor fluye la creación. Por eso Habana 4:00 AM debe ser escuchado en su hábitat natural que es la noche, preferiblemente con el corazón roto, o al menos con una iluminación tenue que amortigüe un poco el corazón. Su disfrute implica abrirnos, buscar en nosotros desde ese no lugar donde, aunque vulnerables, somos más humanos, y dejar que las grietas permitan la entrada —al final— de la luz.
Texto hermoso! Para leer una y otra vez en la madrugada…poner el disco, y leer…leer…😍