
“La conexión entre las músicas de España y Cuba siempre ha existido, solo tenemos que iluminarla y reforzarla”
Jorge Peralta Mompeler llegó a La Habana en el verano de 2018 con el cometido de encargarse de la Consejería Cultural de la Embajada de España en Cuba. Tres años después, con un pie casi en la escalerilla del avión rumbo a su próxima misión y destino diplomáticos, y en medio de una vorágine de trabajo que su naturaleza nerviosa e hiperactiva parece disfrutar, inventa el tiempo para contestarnos un grupo de preguntas con motivo del relevante rol que la música española tiene en la vigésimo cuarta edición de Cubadisco, online este año por razones harto conocidas.
¿Es la primera vez que la Consejería Cultural de la Embajada participa activamente en un evento Cubadisco, y en otros eventos organizados por el Ministerio de Cultura y sus instituciones, al menos durante su gestión?
La Embajada de España siempre ha estado vinculada, directa o indirectamente, a Cubadisco; en algunas ediciones hemos tenido más protagonismo (en las primeras, y en la de 1999 como país invitado), y en otras nos hemos limitado a dar acompañamiento institucional o a apoyar la presencia puntual de algún artista español. Pero es cierto que la implicación en la actual edición ha sido mayor, porque la música española tiene un papel especial en ella, y porque hemos logrado crear una dinámica de confianza y diálogo fluido con los organizadores del Festival.
Como Embajada, tratamos de que haya presencia española en los principales eventos culturales que tienen lugar en Cuba, y muchos de ellos están organizados —como es lógico— por el Ministerio de Cultura o sus instituciones (Festival de Ballet, Festival de Teatro, Bienal de La Habana, La Huella de España…). Pero ahí no se agota nuestro trabajo: colaboramos también con iniciativas surgidas de otras instituciones (por ejemplo, tenemos una relación muy sólida con la Oficina del Historiador de La Habana) o de la sociedad civil y sus proyectos independientes (como esta revista que constituye, a mi juicio, un modelo y un estímulo).

El documental Aute Retrato es una de las propuestas de la Consejería Cultural de la Embajada de España en este Cubadisco.
¿Cómo surgió la idea de dedicar nuevamente el evento a España?
Fueron los propios responsables de Cubadisco quienes nos hicieron llegar la propuesta, que en cualquier caso suponía la concreción de una voluntad compartida aquí y allá por recuperar un vínculo muy arraigado. Creo que todos sentíamos que, tras la intensidad de los intercambios musicales en los 80, 90 y primera parte de los 2000, se había producido un cierto parón en ese tráfico de ida y vuelta; y que había llegado el momento de tratar de recuperar, en un nuevo contexto, aquella conexión. En 2019, la Fiesta del Tambor tuvo a España como país invitado, y hubo otras actividades relevantes; en ese proceso, era lógico que el principal evento de la industria discográfica en Cuba reservara un papel destacado a mi país. Tenía que haber sido en 2020, pero la pandemia obligó a que se concretara en 2021, y aquí estamos.
¿Cuáles han sido las oportunidades y los contratiempos que la participación activa como Embajada, en un evento de esta naturaleza y en medio de una pandemia, ha traído consigo?
En realidad, desde finales de 2019 veníamos trabajando en la edición de 2020, con España como país invitado, con un formato presencial. La pandemia nos obligó a cambiar de planes, pero para la edición de 2021 ya teníamos avanzada una cierta labor de selección de contenidos.
El formato digital/audiovisual lo condiciona todo, evidentemente. Se pierde la magia de lo presencial, del contacto con los artistas, de la música en vivo; y es una pérdida notable, que no puede ser infravalorada.
Al mismo tiempo, hay que reconocer que hubiera sido complicado contar con una significativa participación presencial de músicos españoles en Cubadisco 2020 o 2021, pues exige recursos económicos que hoy resulta difícil de conseguir. En ese sentido, lo digital ha permitido incrementar el volumen, la densidad y la variedad de la oferta musical española en el evento.
Sin embargo, el formato conlleva también otras dificultades de producción: envío y descarga de archivos, compatibilidad de formatos… Pero nos ha obligado a un proceso acelerado de aprendizaje y nos ha enseñado que, pese a las limitaciones tecnológicas, no hay obstáculos insalvables.

El documental Paco de Lucía: La búsqueda es otra de las propuestas audiovisuales de este Cubadisco 2021.
¿Hay algo que le haya llamado la atención acerca de la industria musical cubana en este acercamiento inédito que como Consejero Cultural le ha tocado tener con las instituciones estatales que organizan el evento y dirigen la gestión de la música en Cuba?
Me gustaría destacar y agradecer, en primer lugar, la ilusión que han mostrado por la presencia de España como país invitado. Más allá de eso, llama la atención la capacidad de la industria musical cubana (en general: me refiero a instituciones y artistas) para superar las dificultades y las limitaciones materiales; gracias al talento artístico y al compromiso profesional las cosas salen adelante.
¿Con qué criterios se conformó la programación española dentro de Cubadisco 2021? ¿Cuáles considera que son los hitos más relevantes de la misma?
Nos hemos guiado por tres criterios fundamentales. En primer lugar, la variedad: queríamos que la programación mostrara que la música española es diversa, y que va más allá de algunos estereotipos (de los que tampoco renegamos; al contrario); por eso, hay desde música clásica hasta propuestas muy vanguardistas, pasando por el flamenco, el pop o la música lírica.
En segundo lugar, la calidad y, por así decirlo, el genio: son los grandes talentos los que, en última instancia, se quedan en la memoria de la gente, y afortunadamente la música española ha disfrutado de algunos artistas inolvidables en los últimos años; por eso nos ilusiona mucho que se vean los documentales sobre Paco de Lucía y Luis Eduardo Aute, por ejemplo.
Por último, la conexión entre la música española y la cubana: una conexión que siempre ha estado ahí (Paco de Lucía y Aute son también buenos ejemplos en este sentido), pero que queremos iluminar y reforzar; ojalá colaboraciones tan inspiradoras como la reciente entre C.Tangana y Eliades Ochoa se repitan en el futuro.
Partiendo de estas premisas, creo que hemos logrado una programación atractiva: ya he mencionado los documentales sobre Aute (Aute Retrato) y Paco de Lucía (Paco de Lucía: La búsqueda), que se inscriben en una amplia selección de documentales sobre música; todos de mucho interés, aunque en Cuba también puede resultar especialmente cercano el dedicado a la figura de Xavier Cugat (Sexo, maracas y chihuahua).

Rodrigo Cuevas ofrecerá un concierto online durante este Cubadisco 2021. Foto: Cortesía del entrevistado.
Además, me gustaría destacar los conciertos de dos creadores muy personales, muy valientes y enormemente atractivos: Christina Rosenvinge y Rodrigo Cuevas. Ambos exploran límites, se atreven a reinterpretar códigos y tradiciones, se meten de lleno en los grandes temas de hoy (feminismo, diversidad); y ambos, en mi opinión, hacen música de altísimo nivel. Junto a ellos, dos conciertos más tradicionales y también excelentes: el de guitarra clásica española de Pepe Romero y el de flamenco de Rocío Márquez y Miguel Ángel Cortés.
En resumen, creo que la gente que pueda ver estos materiales, los va a disfrutar mucho. Y me gustaría agradecer también la generosa colaboración que hemos recibido de artistas, productores, festivales e instituciones españolas, que nos ha facilitado enormemente la obtención de los contenidos.
Hemos notado una intensa actividad online desde la Consejería Cultural en el último año y medio. ¿Qué ha significado la pandemia de la COVID-19 como reto en general para la programación de actividades culturales de la Embajada de España? ¿Cuáles son las iniciativas que sienten que han tenido más impacto y les gustaría mantener en un futuro post pandémico?
Sí, hemos tratado de seguir activos y de adaptarnos al nuevo contexto, asumiendo que lo presencial es irremplazable pero asumiendo también que lo digital, que ya estaba ahí, seguirá después de la pandemia, y cada vez con más fuerza.
Nos hemos enfrentado a varios retos: en primer lugar, la necesidad de generar con cierta regularidad contenidos propios; luego, la evidencia de unos canales sobresaturados, con una súper inflación de propuestas, nos obligaba a tratar de diferenciarnos y encontrar una voz propia, no necesariamente marcada por la pandemia; por último, las propias dificultades de “producción” inherentes a lo tecnológico en un país como Cuba.
Sin embargo, estos meses han supuesto también una oportunidad. Hemos encontrado en las redes sociales un nuevo espacio, una especie de Centro Cultural virtual que nos ha permitido actuar con un alto nivel de autonomía, respetando por supuesto las limitaciones derivadas de nuestra naturaleza institucional.

Christina Rosenvinge protagoniza también la programación musical de este Cubadisco 2021. Foto: Cortesía del entrevistado.
Al mismo tiempo, creo que hemos sido capaces de establecer una fuerte vinculación con artistas jóvenes de España y de Cuba que, por cuestiones generacionales, se hallan muy cómodos en este contexto y nos han ayudado a comprenderlo mejor.
Por último, hemos tenido tiempo para conocer y compartir propuestas de mucho interés que venían desde España, desde las instituciones culturales (pienso por ejemplo en el CCCB de Barcelona, o en la Casa Encendida de Madrid) o desde los propios artistas. Creo que en ese futuro post pandémico debemos mantener y profundizar esos ejes de trabajo.
Tengo entendido que está concluyendo su período de trabajo en Cuba. ¿Qué impresiones se lleva sobre el estado actual de la música cubana y sobre el de nuestra industria musical?
En efecto, a finales de julio acabaré mis tareas en Cuba, después de tres años intensos e inolvidables…
No es fácil hacer ese tipo de valoraciones, y tampoco soy un experto, así que no me atrevo a profundizar demasiado. Comenzaré por una obviedad: el talento musical que existe en Cuba es inmenso. Y otra evidencia: la industria musical ha vivido en todo el mundo, en las últimas décadas, un cambio total de modelo, una revolución. Entonces, creo que el reto de la industria musical cubana pasa por lograr que aquel talento encuentre en ese nuevo contexto (digital, dinámico, variado, desprejuiciado) el lugar y la atención que se merece. Ojalá que, entre todos y todas, lo logréis.