
Diario de un melómano: Discografía integral de Pablo Milanés
En 2015 Pablo decidió celebrar los 50 años de su canción Mis Veintidós Años, tema bisagra y con gran influencia en la forma de hacer canción en la década del 60, al punto de ser considerado un tema fundacional del movimiento de la Nueva Trova. Para ello ofreció en el Karl Marx el concierto 50 de 22, que quedó registrado en el DVD homónimo. Este material resultó ser el número 50 en su carrera discográfica, iniciada en el ya lejano 1974. La Oficina Artística de Pablo Milanés y la disquera cubana Bis Music tuvieron el tino de celebrar este hecho con la reedición y remasterización de su discografía íntegra y lanzarla en forma de caja recopilatoria. Ante tal anuncio mi ello casi revienta de tantas pulsiones y al melómano que llevo dentro se le hizo la boca agua… o los oídos, más bien… Sabía que las cajas recopilatorias tienen por lo general precios de tres cifras, y en este caso hablamos de 50 títulos discográficos que incluyen 53 CDs y 5 DVDs, una cifra grande incluso para este tipo de productos. Y aunque el precio de salida fue más bajo que lo que esperaba, aun era imposible de pagar para mí.
Dos años más tarde Haydée Milanés lanzó su disco Amor, a dúo con su padre y compuesto por canciones del mismo. El disco, fruto de un trabajo de 2 años, es una joya en la que la joven reinventa las canciones de su padre de forma fresca y sencilla. Devorar ese disco me puso a soñar nuevamente con la dichosa caja de Pablo e hice un trato con en el melómano mediante el cual ahorraría cuotas mensuales hasta completar el costo de la colección. Durante cuatro o cinco meses fui puntual con los depósitos, luego empecé a saltármelos, a veces depositaba de una vez lo que me había saltado… otras veces no… Entre esas inconstancias llegué a finales de 2018 con el sistema de cuotas ya olvidado.
A mediados de 2019 Haydée estrena la edición deluxe de Amor que incluye un segundo disco con la colaboración de varios artistas y un tema extra en el primero. Nuevamente Haydée, con su exquisitez, me da un empujón hacia la caja y el melómano me dijo con severidad que si seguía con lo de las cuotas nunca compraría la colección. Así es que a los pocos días completé lo que faltaba y me fui caminando hasta la tienda Artex más cercana, como hago siempre que me dispongo a comprar algún disco particularmente caro… el superyó presionando con que comprar discos es un absurdo me obliga a estos pequeños autocastigos. 2.3 km más tarde la tendera me decía que no tenía bolsa que me sirviera para guardar la caja y mi mochila también se declaraba inepta para contener aquel ortoedro de 55x15x14 cm. Valoré irme en taxi de regreso, pero finalmente volví a pie, bajo las miradas de todos los que se me cruzaban que intentaban descifrar qué coño era aquella cosa cúbica que asomaba por la boca de mi mochila. A pesar de cargar con 5.5 kg extras demoré menos en la vuelta, azuzado por las ansias de disfrutar por fin la caja de marras. Después de beberme un litro de agua, quitarme el pullover todo sudado y haber encendido dos ventiladores me senté en la mesa del comedor para empezar a vacilar aquel objeto.
El diseño de la caja es bastante sobrio y elegante: una foto en blanco y negro de Pablo con esa sonrisa sincera y hermosa de siempre, sobre líneas curvas concéntricas que emulan los surcos de los vinilos, textos con el título y el contenido de la colección y la división entre la tapa y la caja adornada con franjas de colores. En el interior de la tapa una cronología de la discografía y los miembros de la banda de Pablo.
La caja incluye además un libro de 88 páginas con algunas fotografías, una guía general de toda la discografía que incluye los listados de canciones con sus autores e intérpretes y las portadas originales de cada disco, y finalmente los créditos de la colección. Las primeras páginas del libro las ocupan un texto como a los que nos tiene acostumbrado Marta Valdés. Se trata de una introducción a la obra discográfica de Pablo a propósito de la colección, que, pese a su excelencia, se hace insuficiente, como reconoce la autora, para tamaña caja. Y es que en general creo que el contenido del libro es bastante pobre. Esperaba algo como el que acompaña la caja Discovery de Pink Floyd, en el que se incluyen muchas fotografías y textos sobre cada disco. O, en vez de un libro para la colección, incluir esta información en los libritos individuales de cada disco, como sucede en las cajas mono y stereo de The Beatles lanzadas en 2009 que traen notas históricas y de grabación acompañadas de fotografías. Claro que producir un libro más grande o libritos más abundantes llevaría consigo un sustancial incremento del costo de producción, y por esa parte el bajo precio de esta caja es algo que se agradece mucho. Tal vez una solución más barata hubiese sido incluir, en vez de un libro, un disco con contenidos extras como artículos, fichas de cada disco, fotografías…
Insisto en este tema porque me parece crucial tener ese tipo de información a la mano cuando uno se encuentra frente a productos como este. Hablamos de 50 discos con alrededor de 600 canciones, compuestas y grabadas a lo largo de 41 años de búsqueda, investigación y evolución musical y poética. Por si fuera poco, la carrera de Pablo se ha desarrollado bajo tiempos convulsos, de marcados cambios sociales, políticos, culturales y económicos, no solo en Cuba y América Latina sino en todo el mundo en general, factores éstos que influyen grandemente en la obra de cualquier músico, máxime tratándose de uno de los principales exponentes de un tipo de canción al que se le han adosado apellidos como protesta, social, comprometida o política. Así es que un acercamiento a la obra de Pablo, no solo desde lo musical sino también desde el contexto histórico de cada grabación, hubiese resultado de gran ayuda para enfrentarse a estas 34 horas y media de músicas y comprender un poco mejor esas cuatro décadas de canciones.
Ahora vamos al pollo del arroz con pollo: los discos. Vienen todos en jewell case y numerados cronológicamente. De los cincuenta álbumes cinco son discos dobles , tres incluyen un DVD, dos son DVDs sencillos y los restantes cuarenta son discos sencillos. La factura de los discos no es de gran calidad: el plástico de las cajas es más endeble de lo habitual y el gramaje del papel de los libritos es bajo y esto te obliga a manipularlos con sumo cuidado y hace que muchos vengan ya con dobleces o arrugas originadas durante el proceso de ensamblaje; la calidad de impresión es buena, aunque en algunos casos se alcanzan a ver los píxeles de la impresión; los discos tienen mejor calidad que las cajas y los libros, con una impresión impecable y toda la robustez que se puede esperar de ellos. Que la calidad de los álbumes no sea la mejor no me parece algo grave teniendo en cuenta el bajo precio de esta caja cuando la comparamos con colecciones similares. Por ejemplo, la caja stereo de The Beatles contiene 14 títulos y el precio a día de hoy, diez años después de haber sido lanzada, coincide con el de esta caja. Por ello considero que esta colección tiene una relación calidad-cantidad-precio inmejorable. Y eso sin contar que hablamos de la obra íntegra del señor Pablo Milanés.
La nota más baja que se le puede dar a esta caja es en el apartado del diseño de los discos. Cuando se anunció el lanzamiento de la caja la disquera aseguraba que habían rescatado los diseños y notas discográficas originales de cada álbum. Sin embargo, esto no resultó ser exactamente así o al menos no como muchos nos lo imaginábamos. Los discos tienen un diseño genérico, en el que se incluye en la esquina inferior derecha la portada original en un tamaño bastante reducido, mientras que el grueso de la portada lo ocupa un fragmento ampliado de la carátula original y sobre esta el título de la colección, el número, título y año de publicación del disco y la lista de invitados en los casos que tienen. Con el interior de los libritos pasa igual, algunos tienen ilustraciones, pero la mayoría solo contiene las letras sobre fondo blanco con un diseño alegórico al vinilo al igual que la caja. Las contraportadas son todas iguales, el tracklist y la carátula original sobre los surcos del vinilo. Al descubrir estos empaques genéricos la verdad es que me desilusioné bastante. Incluso hubiese sido más fácil simplemente poner los diseños originales antes que rediseñar la colección. Esto mismo ya había pasado en la década de 1990 cuando se reeditaron las discografías de Juan Formell y Los Van Van e Irakere. Empaques genéricos que no aportan nada a los discos, sino que más bien creo que van en contra de la colección. Y no se trata de que el diseño sea bueno o malo, sino que por razones lógicas, afectivas e incluso históricas en este tipo de asuntos se debe respetar el diseño original. Otra deficiencia que encontré fue que en varios discos en vivo hay popurrís con dos o más canciones y en los libritos solamente aparece la letra de la primera canción. No entiendo el porqué de la omisión de las demás.
Me sorprendió encontrar en la caja discos que consideraba piratas como el Con ciertos amigos de 1989, el Piero & Pablo en vivo desde Colombia de 1993; o esa joya que es Pablo & Silvio en vivo en Argentina de 1984, registro del concierto que ofrecieran estos “mostros” en el estadio Obras Sanitarias en abril de ese año como celebración del restablecimiento de la democracia argentina, cuya asistencia fue tan masiva que amenazó con paralizar de Buenos Aires. Me sorprendió este particularmente pues había escuchado una historia, probablemente leyenda urbana, de que por problemas legales el disco nunca llegó a salir a la venta y solo circularon unos pocos cientos de cortesía. Otro punto a favor es que todos los discos pasaron por un proceso de remasterización en los primeros meses de 2016 a cargo de Adalberto “Berty” Hernández, ingeniero sonido habitual de Pablo y PM Records. Indudablemente el contenido musical y audiovisual de esta colección es invaluable y mi arrogancia no me da para tanto como para esbozar una valoración, ni aun breve, de la obra de Pablo.
Pese a los defectos que pueda tener esta caja, creo que el balance es totalmente positivo y aplaudo fuertemente esta decisión de Bis Music y la Oficina Artística de Pablo Milanés. Ojalá otras disqueras se sumen a esta idea porque es frustrante no encontrar en las tiendas musicales las discografías de agrupaciones y artistas cubanas y cubanos como Omara Portuondo, Noel Nicola, Irakere, los Van Van, Santiago Feliú, Síntesis, Chucho Valdés, Benny Moré… Músicas que, como las de Pablo, han contribuido a apuntalar la identidad cultural de la nación, hasta que al cabo se pueden considerar trozos de esta isla maravillosa que siempre conviene llevar consigo, cerquita del corazón.
Peso: 5.5 kg
Contenido físico: 50 títulos, 53 CDs, 5 DVDs, libro de 88 páginas
Contenido musical: 576 canciones, 34 horas con 21 minutos y 36 segundos
Contenido audiovisual: 5 conciertos, 4 documentales, 7 horas
Precio: 195 CUC
Puntos de venta: Tiendas Artex
Año de lanzamiento: 2016
Discográfica: Bis Music