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Entrevistas Carmen París en La Habana. Foto: Jorge Luis Toledo Carmen París en La Habana. Foto: Jorge Luis Toledo

Carmen París, una hereje de Zaragoza en La Habana

Un día de su año treinta, la aragonesa que nació en Catalunya, Carmen París ojos muy verdes, delgadez que esconde una fuerza temperamental, carcajada fácil decidió no actuar más a pedido en los hoteles de la costa, llenos de jubilados que tomaban el sol.

Yo hacía de todo: zarzuelas, coros para grupos de salsa, de rock & roll. Para vivir también tenía que cantar en bodas, bautizos y comuniones. Cuando llevaba cuatro veranos en lo mismo me senté y me dije: “Tú no vas a seguir de mayor cantando los éxitos del año. ¡Cada vez son peores!” Allí decidí crear mi lenguaje propio.

Me lo cuenta en La Habana, muchos años después. Es octubre de 2019 y este sábado actuará en el Museo Nacional de Bellas Artes a las tres de la tarde. Su primer concierto oficial en esta Isla. El camino la ha traído de vuelta a la capital donde vivió cuatro meses en 2007, para dar a luz a uno de los discos más asombrosos de su carrera: Incubando (Warner, 2008). Pero todavía no llegamos a este punto. Flashback

Cuando uno indaga sobre ella se entera de que estudió piano, canto y guitarra, le gusta leer sobre Egipto y otras culturas antiguas, llevó el peinado rastafari y su primera banda se llamó Jamaica. Alguna vez la etiquetaron como vocalista pop, interpretó música renacentista, cursó filología inglesa…

Es que de joven yo era muy curiosa, lo que pasa es que como dicen en España: aprendiz de todo, maestro de nada dice y ríe la primera vez de muchas durante la conversación.

Cuando se planteó hacer su propia carrera, vio natural que su estilo fuera ecléctico, una mezcla de todo, pero revindicando fundamentalmente las raíces de la cultura hispana.

Aquel cambio de dirección la llevó a su primer disco, Pa´ mi genio (2002) que vendió más de 40 mil copias en España. Deslumbró con su reinterpretación de la jota, una danza y cante español tradicional que desde entonces es el diamante oculto en el fondo de la mayoría de su trabajo. Al año siguiente le dieron el Premio de la Música 2003 a Mejor álbum tradicional; y colaboró en el fonograma homenaje a Joaquín Sabina Entre todas las mujeres. Por su interpretación de Calle Melancolía el Periódico de Aragón la llamó “la voz más desgarradoramente sabiniana” del CD.

En 2006, de nuevo se echa en el bolsillo un Premio de la Música por Jotera lo serás tú, donde ya aparecen entre el cante aragonés, los ritmos brasileños y mexicanos algunos géneros cubanos como la habanera y el chachachá. Pero esa pasión por la Mayor de las Antillas, se iría por encima del nivel en su próxima producción.

Una de las imágenes promocionales de Incubando la mostró con un peinado en forma de nido, con huevos cuya cáscara remedaba un pentagrama, con notas y todo. Era el nacimiento de una nueva Carmen. El CD abre con un tema de Raúl Paz, la canción Veinticinco años que la enamoró cuando cantó con el cubano en el Grand Rex de París. En el disco la haría a dúo con Santiago Auserón, alias Juan Perro, nunca suficientemente ponderado aquí como embajador internacional del son cubano. Para rematar, Haydée Milanés “jotea” con París un poema de José Martí dedicado a Aragón. Epílogo: Incubando fue el Mejor Álbum de Fusión de los Premios de la Música 2009.

Carmen París en La Habana. Foto: Jorge Luis Toledo

Carmen París en La Habana. Foto: Jorge Luis Toledo

Al día de hoy, además de grandes clásicos como Benny Moré, Bola de Nieve y los fichados para el Buena Vista Social Club, Carmen París tiene entre sus referentes a artistas contemporáneos como Alain Pérez, Yusa “me encanta, es maravillosa”, la banda Habana Abierta…

Por todo eso está feliz de regresar a Cuba, una tierra de la que llevaba demasiados años ausente físicamente. Desde que escogió el camino del artista independiente no le había sido posible venir. Alguna vez la invitaron al Cubadisco, “pero claro, como no hay medios y yo tampoco los tenía para haber asumido los gastos, pues no hubo manera”.

La puerta se abrió este año. Entró al catálogo de la Agencia Española de Cooperación Internacional y además recibió una de las subvenciones del Ministerio de Cultura de su país para giras en el extranjero. El concierto de La Habana inaugura su primer tour americano, que continuará con presentaciones en República Dominicana, Miami, Jamaica y México, donde cantará con Ibrahim Ferrer (hijo). 

O sea, me rodea Cuba. Vaya a donde vaya, es la protagonista—, dice.

Aclara que la influencia cubana le llegó antes de su estadía habanera en 2007. Incluso, llega a decir sobre Calle Melancolía (una de las poquísimas referencias suyas que tendría el público de la Isla durante años), que fue una buena introducción porque ella le “acubaneó” a Sabina esa canción, tan melancólica, tan triste.

¿Cómo fue posible? A los veintitantos, todavía en Zaragoza, Carmen París conoció a Liudmila Mercerón, nieta de uno de los pioneros del danzón, quien la introdujo en el estudio de las sonoridades antillanas. Cuando se mudó a Madrid frecuentó a otros músicos cubanos.  

Así aprendí de la polirritmia y toda la raíz afro.

Incluso creo que utilizas algunos tumbaos al piano… 

Que sí que sí, que los hay. Aprender a “tumbar”… ¡¿Eh?! Pa’ mí que soy como dicen ustedes: “una gallega”, eso no es fácil. Me nutro de toda la música que puedo, incluso lo último que hice fue un disco junto a la marroquí Nabyla Maan (Dos Medinas blancas, 2017). Tomo de todo lo que yo colaboro, en todo lo que participo, si no estaba antes, a partir de ese momento forma parte de mis influencias. 

Un mapa del extraordinario viaje de Carmen París por la música es En Síntesis, el espectáculo que presenta en su gira y que concibiera para celebrar sus 35 años de carrera. La acompañarán como invitados Raúl Paz y Luis Barbería, de Habana Abierta, con quien cantó Del cielo a mi vida, un hermosísimo tema de influencia brasileña.  

En el concierto hay un concepto del espectáculo mínimo, me dice, porque se trajo dos músicos: el pianista uruguayo Diego Ebbeler y el percusionista de Madrid Jorge Tejerina. 

Con ellos ofrezco una selección de mis cuatro discos oficiales. Desde hace unos años ese es mi formato habitual. Hace una década tenía una banda mayor, pero ya luego vino la crisis y empezaron a reducir todas las bandas. Yo tengo un formato que es todavía más pequeño, soy yo tocando al piano.

Pensé que era normal en la jota…

No, la jota es al revés, lleva un montón de músicos, se toca con rondalla, hay guitarras, laúdes, bandurrias y un montón de gente. Tímbricamente utilizo otros instrumentos que no son los tradicionales.   

Y en las músicas tradicionales cómo se ve: ¿es una religiosa o una hereje?  

Más de hereje que de religiosa, sí, porque no soy fundamentalista. Algo que he aprendido desde que empecé a sacar discos es que la jota ha influido en muchas músicas. Yo bromeaba con que la jota es la madre del cordero, primero se inventó la jota y luego todo lo demás. Pero realmente estoy descubriendo que ese género, el fandango y el bolero español del siglo XVII, pues han tenido mucha fuerza en el mundo. 

“Entonces me preguntan cómo puedo fusionarla con la música cubana, la uruguaya, o la mexicana, y yo digo: porque no son ajenas, no es tan raro. Si lo hice en Ejazz con jota (2013), con el jazz norteamericano que sí es más ajeno, en principio, cuanto más lo haré con las músicas hispanoamericanas. Todas están relacionadas a través el folclore ibérico”.

Esa rara cualidad de promover y a la vez subvertir su herencia, le valió que en noviembre de 2014 el Ministerio de Cultura de España le entregara el Premio Nacional de Músicas Actuales “por su valentía y su labor internacional en la difusión y renovación de la música tradicional”.

Yo la hago porque es una seña de identidad, pero ya te digo, en realidad soy hereje se confiesa—, hasta cuando canto jota, porque me interesa que se sepa que la música española por excelencia no es el famoso flamenco, sino esta. Es la única que puedes encontrar en Galicia, el País Vasco, Castilla, Aragón, Valencia, y en Cataluña aunque no lo digan también hay jotas… ¡Hasta en Portugal! Es común en toda la península ibérica. 

También es evidente que la música española está en el sustrato de toda la latina, desde más arriba de México hasta la Tierra del Fuego, incluyendo a las Filipinas, a donde llegaba el Galeón de Manila. Hubo un intercambio muy rico, que dio lugar a mucha variedad en ritmos y géneros, por eso es tan triste que hoy el reguetón sea el representante de la música latina”. 

¿Qué actualidad y futuro ve a estas músicas más tradicionales en España, en el mundo?

Cuando salí con la Warner, en 2002, estaba muy sola. Después poco a poco han ido apareciendo gente haciendo cosas similares a las mías, o actualizando el folclore de Asturias, Galicia, Extremadura… Creo que hay más artistas indagando porque, vamos a ver, lo que no podemos hacer es seguir todos los modelos homogéneos que nos impone el sistema de mercado anglosajón. En el mundo de hoy, tan interrelacionado, creo que el futuro de la música es el mestizaje, el hermanamiento”. 

Su nuevo proyecto para el 2020 es probar con un disco la tesis de que la jota se extendió por el mundo. Está investigando canciones de ese género (o cercanas a su estilo) en México, Colombia, Venezuela, Argentina, Uruguay, Chile, Filipinas… En Cuba, irónicamente, no la ha encontrado. Lo más parecido que ha escuchado es la música guajira, el acompañamiento de los repentistas que se asemeja bastante al de una rondalla aragonesa.  

Me emociona este proyecto. Me encanta encontrar elementos que unen, enfoco las cosas con un espíritu integrador. 

Y si en definitiva no encuentra jota en Cuba… ¿No aparecerá en el próximo disco? le provoco.

Ahí está el problema ¡Pero es que ya tiene un disco entero, amigo! Sin embargo, algo me inventaré: lo que no puede suceder es que Cuba se quede fuera.

Raúl Medina Orama Más publicaciones

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