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Reseñas Portada del álbum Cannonball. Portada del álbum Cannonball.

Cannonball / Polaroid Indie Band

He escuchado Cannonball (2020), el más reciente álbum de Polaroid Indie Band, unas cuatro veces ya. He vuelto a sus dos discos anteriores y, como temía desde que Juan Carlos Suárez me advirtiera que todo Cannonball era cantado en inglés, me ha costado reconocer a la banda de la que me enamoré una vez (y que entonces se llamaba Polaroid, a secas). Al final de la cuarta vuelta por las ocho pistas del fonograma, el protagonismo de las guitarras y el nuevo arreglo de Cameos es lo único que me devuelve al 2015, cuando les conocí. No quiere decir esto que el Polaroid de Cannonball sea mejor ni peor que el de Ágora La Habana (Bis Music, 2016) y Ágora Argentina (Acqua Records, 2015), no. Quiere decir que son dos bandas diferentes, y sospecho que ha sido esta precisamente la intención de Juan Carlos. De ahí el nombre del álbum.

Le pregunto y me dice, justamente, que Cannonball porque rompe con lo que había hecho en los discos anteriores. Dinamita, casi desde los cimientos, los muros sobre los cuales se había erigido su trabajo como compositor y que, después del receso que tomó la banda al desintegrarse (aunque no desaparecer) en 2016, era necesario reinventarlo todo. Y así lo hizo, al punto de componer en inglés y mutar casi por completo el sonido de la banda al indie rock y al folk. 

Es un álbum completamente artesanal e independiente, me asegura Juan Carlos, grabado y producido por él y el guitarrista Alejandro Bonzon (quien firma además todos los arreglos), los dos integrantes del grupo actualmente, y creo que en ello radica una belleza otra de Cannonball, de lo que cuenta. 

Este disco habla, sobre todo, de renacer. 

Y habla, esta vez desde una poesía menos visual y mucho más emocional, de cambio, de buscar dentro de nosotros mismos la fuerza y el amor para estar, y para lograr aquello que nos propongamos. Así lo canta en To Be Born, quinto track: “Friend, your time has come, / time of the rising song, / no matter what, / You will become a cannonball, / a cannonball”. Pero desde el opening del disco se anunciaba, quizás, el propósito de esta nueva producción; en Summoned, que quiere decir “convocado/a”, Juan Carlos canta: “It’s time to heat the stones / inside the fire, / time for shaking hands, / to love someone, to cradle”. Es tiempo de regresar a la música, escucho yo, o de dejar que ella regrese a él. Y esa voluntad está, sobre todo, en un tema como Cimarrón donde el artista asegura que aunque a veces sea necesario huir, buscar refugios lejos del dolor, no nos equivoquemos, he´ll rise again

No puedo evitar entonces sentir este disco profundamente autobiográfico. Y a la vez de transición. Pero no entre el Polaroid de Navegar y este que hoy suena en mi reproductor; sino entre este que debuta en inglés y el que vendrá. 

Como si Cannonball fuese un disco que necesitaban sacudirse de encima y dejar atrás luego. Creo que era necesario, pero no referente futuro de una banda que, ahora por esos lares de la música, debe (re)encontrar su sonido. 

Diana Ferreiro Periodista y editora casi todo el tiempo. Adicta a la tinta y al color rojo. Escribe menos de lo que quisiera y escucha más música triste de la que debería. "Café, cerveza y perreo" como mantra. Más publicaciones

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