
Cun-Cun-Prá, de Cimafunk
Pregúntese por un momento si usted ha visto a Cimafunk inmóvil. Respóndase que, seguramente, no. Atestiguar su quietud es un avistamiento raro, un privilegio de amigos cercanos, familia, banda… y de esta servidora. Una tarde de noviembre pude verlo sentado, taza de té en mano y muy dispuesto a que lo entrevistara, pero entonces aprendí algo: cuando Cimafunk mantiene sus pies y manos en calma, son sus palabras las que se desordenan, van a ritmo propio. Él habla como baila y piensa como canta. Me tocó recomponer ideas, alinear hechos, dejar a un lado mis terquedades y batirme de tú a tú para hallarle trama y fundamento a Cun-Cun-Prá, su más reciente producción, su primer EP.
Hacia la definición de EP y otros vericuetos
Si algo tiene claro Cimafunk es que para llegar al cielo de la música, en su caso, se necesita ser un artista cubano. Por eso, y aunque deba plegarse a formas del mercado que no se ajustan a la realidad de la industria musical cubana, piensa primero en su público de aquí como medidor de lo que pasará con el de allá.
“Nosotros le decimos EP porque eso es lo que más pide la prensa, pero la mayoría de la gente no sabe lo que es un EP, sobre todo mi público, que es la gente en Cuba, donde no estamos adaptados a campañas o cosas de esas. Un EP, ¿qué es un EP? Son dos o más canciones juntas que tú sueltas, con las que quieres decir algo pero es muy corto [para ser un disco], es un preview…
“Estamos adaptados a decirle a eso demo. Realmente lo que vamos a hacer con este EP es promoverlo con un single. Es muy difícil contar con un presupuesto en este momento histórico como para mover cuatro o cinco canciones a la vez, ya eso ni siquiera la gente que tiene presupuesto de verdad lo hace, todo se mueve a golpe de singles. Qué pasa, que tú necesitas un material que tenga más de una canción para poder mover con seriedad en la prensa, porque con un single no todos los medios te prestan atención, sobre todo a artistas como yo que están empezando, que no tengo una fan base tan grande ni tanto prestigio fuera de Cuba. El EP se llama Cun Cun Prá y su single más importante es el que le da título y el que se va a promocionar full time”.
El Potaje: de cómo y por qué construir un legado
Quizás lo que muchos no han entendido aún es que a Cimafunk no lo mueve el jolgorio fugaz de la fama vacua. Su piedra angular es la nostalgia por la música que fue, por sonoridades de épocas que no vivió. Habla de Bola, de Chucho Valdés y Omara como quien encontró una botija en el patio de su casa y quiere salir a repartirla.
Su desvelo es el deseo de un futuro para la música cubana en el panorama mundial, donde prime lo popular por encima de lo vulgar. Se le advierte el orgullo por la cubanía de esencias, esa que va más allá de los arquetipos fáciles del momento.
Comprende que si es cierto aquello de que ya todo está inventado, le toca a él recomponer su legado. También tiene la vanidad hermosa de aspirar a ser quien, algún día, deje esa herencia prodigiosa en manos de alguien más. No en vano quiso comenzar nuestro diálogo por El Potaje, un tema que, en medio de tanto remix, novedades y cambios, dejó casi intacto para el EP.
“Para mí esa es una canción muy importante. Yo siento que en Cuba tenemos una necesidad de saber quiénes fueron determinadas personas, y lo que hicieron por la cultura. Esas personas están ahí, haciendo música, e incluso están dispuestas a colaborar. Yo nunca pensé que iba a lograr algo así, pero lo hice.
“Es un tema que voy a llevar conmigo siempre como uno de los más especiales. En él aparecen personas a las que admiro y que han hecho mucho por la cultura cubana, por nosotros; gente que ha puesto identidad al sonido, cuando nadie estaba para eso. Lo que hizo Chucho con Irakere fue otro tipo de movimiento, de sonido, fue diferente totalmente. Lo que hizo Pancho Amat es descomunal, apoyando siempre a los jóvenes que están tratando de hacer su arte, con la inclusión del tres en las escuelas de música en Cuba. Gente como Omara, como los músicos de la Aragón, son un regalo. Entonces El Potaje se va a quedar. Decidimos hacerle un máster y lo pusimos ahí; así va a seguir dando timba”.

De Cimafunk, reparterismo y temas aledaños
Víctor Fowler26.01.2019La Papa y Parar el tiempo: música que muta
La Papa y Parar el tiempo no están casualmente incluidas en Cun-Cun-Prá. La primera es una pieza donde una muy segura Diana Fuentes vuelve con su elegante sensualidad. Es, además, un tema que, quien lo haya escuchado en La Tropical el 18 de enero de este año, sabe que cambió y para bien. Lo mismo sucede con Parar el tiempo, una canción que sirve como intermedio para no agotar al escucha, darle un minuto al bailador y mostrar al otro Cimafunk. También es un corte al que le han crecido las intenciones, con una Salma que, aunque poco conocida, esplende.
“Para mí Diana es una artista completa. Recuerdo que antes de yo empezar a hacer música, ella tuvo un disco donde cantaba aquello de ‘te quiero más que a mí, te quiero más que a mí’; cuando yo escuché eso dije: ‘no sé quién es, pero tiene tremendo swing’. Después de eso ella empezó a hacer otras cosas pero siempre he visto que, en todas en las que ha intervenido, tiene un sonido singular. Y eso, para mí, es lo más relevante: tener un sonido. Cuando tienes eso, ya ni siquiera importa que hagas este tipo de música u otro, ya eres tú, donde quiera que te pongan vas a sonar a ti y la gente va a saber que es tu voz. Va a saber que es tu signo. Cuando hice esta canción, la pensé para cantarla yo solo. La Papa en vivo tiene una duración de siete u ocho minutos, y termina incluso con un coro que dice ‘la papa ayuda… la papa’; entonces evidentemente, al incluirla en un material con otras canciones, la modifiqué un poco. Al llevar ese tema a un tiempo más corto, tuve que hacerlo prácticamente otra vez en cuanto a la composición y al orden de los textos. Incluso le pusimos textos nuevos.

Portada del EP Cun Cun Prá, de Cimafunk.
“Hay una parte —la del falsete que canta Diana: ‘yo solo quiero lo mejor pa’ ti’— que cuando la escribí dije: ‘eso sería letal que lo cantara una mujer’. Entonces me puse a ver quién podría tener no más ni menos voz, sino el swing para hacer esto natural. Cuando la llamé, ella por supuesto dijo que sí; grabamos la canción y quedó súper rica.
“Con Parar el tiempo lo que pasó fue que le comenté al productor Alfredo González: ‘Tengo esta canción que suena a mí, pero la hice experimentando y me encantaría hacer una versión diferente’. Él le hizo esa versión y empezamos a buscar una artista femenina para el featuring. Hubo par de propuestas pero Salma también tiene el swing total, tiene la voz bella. Además ella quería la canción, lo quería de verdad. Y eso es más importante —aunque creas que no— que pensar en otro artista que te pueda dar o generar más followers o vistas, pero que realmente le dé lo mismo hacer la canción o no. Eso lleva a otro resultado mágico, al flow del tema que la hace diferente. Si empiezas a pensar cuál es la mejor estrategia, por supuesto que hay muchas. Incluso para mí, hacer otro tipo de música o fusionar mi música. Pero a veces no te puedes dejar llevar por lo que sería mejor para los números, porque ahí es donde te pierdes y te pones a hacer croquetas. Si la cosa es llevarlo con el soul, está en talla; pero además es un camino largo cuando persigues un resultado y te fundes.
“Me encanta cómo quedó el tema. Fue una historia que realmente me pasó y lo hice en solo 20 minutos; luego el arreglo musical salió en una madrugada. Cuando se le empieza a hacer el arreglo, tenía el sonido original viciado. Por mucho que quisiera era muy duro adaptarme porque yo conocí Parar el tiempo con otro mood, pero al final cuando la escuché con la cabeza fría pensé ‘ño, qué bonito’. Cuando la canción salió, se la envié a una amiga y su mensaje de vuelta fue ‘creo que acabo de quedar embarazada’. Creo que si la escuchas en el momento y la situación indicada, seguro que va a funcionar”.
Caliente: todos los caminos llevan al funky
Dijo Isaac Newton que la casualidad es la forma que tiene Dios de hacerse presente. Los dioses del funk estaban de plácemes cuando hicieron coincidir a Cimafunk, Tank and The Bangas y The Soul Rebels. Como culmen de ese momento quedó Caliente.
“Nosotros llegamos por primera vez a New Orleans y tratamos de encontrar gente para compartir. Ahí apareció The Soul Rebels. Nos fuimos con ellos a una casa que había sido abandonada desde el Katrina y donde el ingeniero de Maceo Parker hizo un estudio súper letal. Ahí descargamos durísimo y, después, nos fuimos para nuestro concierto en el Tipitina’s y ellos subieron. A raíz de eso surgió la idea de que teníamos que hacer algo juntos y algo serio. Luego, cuando regresamos, sí coordinamos el estudio y empezamos a experimentar, sin tener claro que haríamos un feat. Estábamos tan relajados que ellos pensaban que solo iban a grabar los metales en una canción del disco.
“Yo tenía un tumbao en mente, el del principio, y sobre él se formó una descarga que, cuando terminamos de grabar, duraba cerca de 11 minutos. Más tarde se la envié a Tarriona y le dije ‘sería rico que pudieras hacer algo aquí’. Ella aceptó e hizo lo del spoken word, súper poeta, súper killer. El tema tiene, además, el solo súper calentón de Hilaria al final; tiene rap, New Orleans grass. Al final lo dejamos en cuatro minutos. Así salió Caliente, como tantas cosas, de improviso, sin plan. ‘¿Vamos a hacerlo?’, pues lo hacemos.
“Ciertamente el proyecto que parió Caliente fue hermoso. Tener la suerte de poder hacer la gira, de tocar en el Blue Note —por donde pasaron Ray Charles y Nina Simone—, fue muy impactante. Cada grupo tiene su sonoridad, cada cultura tiene su sonido, su sabor. Nosotros tenemos uno muy marcado y fuerte, por eso la aceptación; porque es un sonido cubano, que la gente está adaptada a escuchar. La música cubana sí está partiendo el planeta, y el respeto que tiene es increíble. Yo no soy nadie, no he estudiado música, pero la gente me mira con un respeto enorme y no es por mí, como artista, sino por la música y la cultura cubana. Eso fue lo que hizo que nos volviéramos viral con toda la locura de Ponte pa’ lo tuyo y El Potaje.
“Cuando tú observas el alimento que tienes en el gao, cultural y sonoramente, si de verdad te pones a buscarlo, está genial. Ese es el respaldo pa’ echarla donde sea. Nosotros llegamos a hacer funk en New Orleans. Uno no puede ir a bailar a casa del trompo, pero el funk que nosotros hacemos es otra cosa: es música afrocubana, y nosotros no sabíamos que había un sonido detrás de todo eso que no es el mismo de ellos, al menos no lo habían escuchado así y eso es lo que siempre impacta. Nosotros tenemos el sonido en la cabeza y en la calle”.
Cun Cun Prá: de la onomatopeya del repique y otros asuntos
“Cun Cun Prá salió de la cuarentena. Esa canción originalmente la empecé a escribir para otro artista, porque su manager me contactó diciéndome que le faltaba una canción en el álbum, que quería una canción bailable. Yo llevaba un tiempo experimentando un poco más con la cosa afro y me puse a hacer esa canción, sin embargo cuando la terminé al artista le pareció demasiado acústica. Nosotros tenemos esa enfermedad de poner y poner y poner —aun yo, pongo demasiado a veces y la canción no lo necesita. También soy muy celoso para regalar canciones, a la par de eso todos los músicos míos me decían: ‘ese tema está durísimo, hagámoslo nosotros’, y al final me decidí a soltarlo como el próximo single. A raíz de eso, llega la idea del EP.
“Me gusta mucho el flow que tiene la canción, e incluso las frases. ‘Cun Cun Prá’ es una frase que existe. Siempre he escuchado de todos los percusionistas cada vez que imitan un ritmo, como Bobby Carcassés, que cuando va a hacer una serie dice cuncuncunprá, cuntincunprá, priprá, cun-prá. De ahí saqué la idea de sintetizar cómo interpretamos los sonidos de los cueros. Por eso Cun-Cun-Prá es un estado de ánimo, es un eslogan que dice en qué lugar estamos, un lugar cultural. Normalmente cuando estás en un ambiente donde se escucha ese sonido —cuncunprá, prá, kinkinprá— hay música, fiesta, gozadera, conga y cuero. Por eso el nombre, por eso la expresión”.

Cimafunk: “Yo no quiero que mi música sea una alternativa”
Leannelis Cárdenas Díaz05.09.2018Encore: Cimafunk se explica
¿Crees que Cun-Cun-Prá llegará a dónde llegó Me Voy?
“No sé. Me voy todavía no ha llegado, tuvo un ascenso pero las canciones se quedan por mucho tiempo. Las haces y con el tiempo van pasando cosas con ellas. Me Voy causó mucha sensación en una parte; pero mi canción más escuchada en plataformas de streaming como Spotify o iTunes no es esa, sino Parar el tiempo. Me Voy tiene el ritmo afrocubano con su pilón y con su mecánica; tiene la frase alegórica a cuando te vas de un lugar —“oye, me voy”— y llega un punto en el que te aburres de la canción por eso, aunque está rico también. Me Voy creó un efecto en la gente, Parar el tiempo otro, y Paciente otro. De pronto encuentras fanáticos a Paciente o que prefieren Alabao, pero que no se saben Me voy, como nos ha pasado en muchas giras. Al final eso varía todo el tiempo.
“Con Cun Cun Prá no sabría decirte. Es siempre importante hacer algo que a uno le guste, disfrutarlo al máximo y no pensar en el resultado de la gente. Si vas a vivir pendiente con eso, con lo que la gente te regale entonces no podrás descargarle a lo que hiciste. Yo siempre trato de descargarle y ya, que coja el camino que lleva. De todas maneras es mío”.
En ese mundo posible que crean los artistas, la cohesión y coherencia (el estilo al fin) se evidencia en la sonoridad y el discurso. En tu caso, hay motivos recurrentes de lo popular: la licra, el bajichupa, la guara y otros términos afines. ¿Es intencional ese discurso?
“Yo siempre estoy hablando de lo mismo pero en diferentes contextos y con las palabras que normalmente uso al conversar con la gente. Pero hay un problema: a veces, cuando escribo una canción, me pongo a calcular mucho cómo voy a decir las cosas. Cuando entro ahí ya pierdo la espontaneidad de decirlo y ya. Por eso siempre trato de que las canciones queden como mismo yo estoy hablando contigo, con la misma composición de las palabras. En Me Voy: ‘ay cuál es la guara si tú no va a hacer na…’; lo mismo en Cun Cun Prá: ‘vamos a ripiarnos con lo lindo de la vida’. Trato, por otra parte, de decir la verdad y la verdad de cómo yo veo las cosas, de cómo yo me comunico. Por eso las palabras se repiten y hay motivos a los que siempre recurro. Bueno por lo menos a mí me cuesta mucho conectarme a decir algo y por meterle un tipo de lenguaje a la canción decir mentiras. Es algo que yo no haría. Lo digo a mi manera así sea una balada o un bolero, así sea una conversación, una discusión o una fiesta. Hay gente que le puede meter poesía, yo no, yo lo tiro como sale”.