
Amores tóxicos, no
Hablar de salud mental está de moda, o al menos eso aseveran les especialistas que se alarman con el alza de personas afectadas por la ansiedad/depresión en las sociedades actuales, lo que traduce mejor el desarrollo de los métodos diagnósticos y el quiebre del sistema predominante que las “predisposiciones” generacionales. Sin embargo, la psicoterapia sigue siendo estigmatizada. Nos es difícil hablar de nuestros problemas emocionales y procurarnos ayuda.
El 40 por ciento de las consultas de Salud Mental versan sobre las consecuencias de algún “amor irracional”. Los “amores tóxicos”, sintagma tan mediático —sin estar a veces muy segures de qué significa— ha hecho padecer a muches de nosotres. Atravesados por una multitud de aprehensiones culturales, los estilos afectivos “tóxicos” son esos que nos vuelven co-dependientes, que se transforman en violencia, que dañan nuestra autoestima y quiebran nuestra funcionalidad. La cuestión no es la afluencia de conflictos sino cómo estos son manejados para que el sufrimiento no se vuelva habitual.
Parte importante de nuestro imaginario sentimental viene de la música. ¿O nunca has escuchado un bolero de vitrola mientras piensas en lo “melodramático” de la narración? La playlist es mucho más larga y variada de lo que pudimos recopilar, pero es una muestra concisa de esos amores “tóxicos”, que son mejores si nos hacen crecer como seres humanos.
Si estás involucrade en relaciones así o si lo estuviste; si te sientes emocionalmente indispueste, no dudes en pedir ayuda. Que amar bonito sea trending.
Teatro / La Lupe
Casi todos los que la escucharon en vivo concuerdan con que La Lupe tenía una forma única, desenfadada de mostrarse ante el público. Cuando ya no creamos en las palabras, bien nos haría escuchar a Yiyiyi para no volver o para al menos recordarnos por qué no deberíamos volver a un amor tóxico, aunque sintamos «la fiebre de los besos». Pónganse audífonos, o enciendan ese tocadiscos, dedíquense ese lujo, expónganse a su voz, que La Lupe lo vale.
Cierta historia de amor / Silvio Rodríguez
Una canción que se muestra alegre en sus tonalidades. Fácilmente une pudiera aprendérsela de memoria. Detrás, una historia bastante torcida de un jovenzuelo engatuzado por una treintañera. Ella le da vida cómoda, confort, y reclama su presencia —aún cuando la tiene—. Aprendió a pegarle a su mujer, y a recibir sus celos exacerbados, «era normal», dice una voz secundaria. La cierta historia acaba cuando ella se le arrima con tijeras para matarlo, en esa batalla novelesca de eres mío o no eres de nadie.
Tóxica / Wampi
Ya sabemos que el reparto no se ausenta de casi ninguna playlist. Esta no iba a ser menos y, sin pensarlo dos veces, el tema que sacó Wampi hace algo más de un año, sigue coreándose en todas las fiestas acompañado de risas, casi siempre, porque muches hemos conocido a más de una persona con amantes “controladores”: “siempre me estabas cazando, pa’ revisarme el celular…”. Wampi en la canción deja a la muchacha, con típicos rasgos de relación insana. Y tomó la decisión más adecuada, “…ya tú no me haces falta…”.
Lágrimas negras / Trío Matamoros
Este clásico del cancionero cubano que han cantado desde los más encumbrados intérpretes hasta el más humilde conjunto de “soperos” del malecón, es a la vez un ejemplo supremo de lo esquizofrénicos que pueden ser los sentimientos que se amontonan en el pecho de una persona enamorada. Acá, en este bolero son de Miguel Matamoros, el sujeto no solo se niega a dejar ir ese amor que ha muerto todas sus ilusiones, sino que está dispuesto a seguirla aunque se le vaya la vida en ello. No le hubiera venido mal una intervención por parte del entorno, pero parece que eso no se usaba en la década del 30 del pasado siglo.
Tú no puedes dejarme / Edesio Alejandro
Entre el canto y el rapeo, este personaje, que representa al clásico amante aferrado a una relación, busca convencer y convencerse de que su romance no puede terminar. El coro que repite hasta el cansancio este tema de Edesio Alejandro y que forma parte de su álbum Black Angel (1999; Virgin, TIME 2, Stella Music), se vuelve casi desagradable, como la situación misma que generan las personas incapaces de manejar con madurez una ruptura. La clave sabrosa que sostiene el ritmo no salva al enamorado de desatar un “huracán demente” de razones por las que es imposible dejarlo ir, en estado absoluto de negación. Ejemplo más que claro de cómo NO se puede reaccionar ante el desamor, si no quieres ahuyentar al otro ser, después de una canción como esta.
Por borracha / Orlando Contreras
A Orlando Contreras se le conoció, como “La Voz Romántica de Cuba”, aunque la manera cuasi acosadora en que, debido a sus despechos y desamores, observa y sigue, en esta canción, los pasos de un amor que lo rechazó podría ser considerada en una luz bien lejos de lo romántico en los estándares de este siglo. Aún siendo esta letra un reflejo de otra época y más que nada la reflexión de una persona que no entiende que su tiempo ya pasó, es un bolero bien melancólico y cadencioso que mantiene ese punto exacto entre movido y contemplativo que tanto caracteriza a la música cubana “triste”.
Usted / Elena y Malena Burke
Madre e hija se unen en este dueto que pone sobre la mesa la agonía que en ocasiones padece quien está enamorado. Es este un tema desgarrador, no solo por las potentes voces de Elena y Malena Burke, sino por una certeza: el pensar que a veces el amor provee de “dulces inquietudes y amargos desencantos”; un amor del que es (casi) imposible desprenderse. “No juegue con mis penas ni con mis sufrimientos,/, es lo único que tengo”, canta la Señora Sentimiento y algo en nosotros se resiente.
Mis impulsos sobre ti / David Torrens
Con David Torrens normalmente se baila, pero cuando se propuso hacernos llorar, lo logró con creces en su versión de la canción del mexicano Aleks Syntek. David, qué mal, la voluntad te falló rotundamente. Esta es una canción sobre la desesperanza, pero eso no la exime de belleza: es corta, silenciosa, como un lamento dulce. Sobre todo cuando la voz del cantante se torna ronca, como en un esfuerzo emocional para decir aquella frase: «yo te amo más que a nadie».
Déjala ir / Baby Lores e Insurrecto
Regresan una vez más los reyes al trono, como si fuera posible olvidar los éxitos coreados por el Clan 537 y su cubatón, que comenzó por allá por los inicios del milenio. Déjala ir puede no ser la reina de esta lista llena de toxicidades, pero sí es una de las más conocidas y recordadas, sobre todo por una generación que defiende el amor antipatriarcal en su expresión de libertad, igualdad y respeto, pero que la cantó, bailó y especula saberla de memoria —nos incluimos—. Este tema, interpretado por Baby Lores (Yoandys Lores) e Insurrecto (Leandro Medina) no se limita a contar una relación tóxica —en un juego de policía bueno y perpretador—, sino que, a través de una historia tipo triángulo amoroso, nos recuerda que la amistad también puede verse comprometida. Lejos de tratarse de una canción sobre el amor hasta la muerte, del “si no me quieres me mato”; es una fotografía de un día cualquiera en la vida de una persona (en este caso una mujer) que es maltradada y sufre de abusos físicos y psicológicos bajo la excusa del “ella se lo merece”, lo cual es algo a tomar en serio.
Cé-lame como ayé / Interactivo
Esa mezcla deliciosamente explosiva entre Francis del Río y Telmary para el Goza Pepillo de 2005 —discazo donde los haya— nos trae una “hermosa” historia de amor llena, llenita de celos; los malditos, defendidos, posesivos, impacientes, ¿justificados? celos. En un dime que te diré y coros pegajosísimos los amantes-artistas se cantan las cuarenta, se reprochan todo lo que ha salido mal en la relación y a nosotros no nos queda más remedio que mover los pies y todo el cuerpo mientras asentimos y aprobamos ese final: “celos que me matan/ que se vayan pallá, pallá”.
Tú no comprendes / Barbarito Diez
Ningún género cubano puede ofrecer mayor idealización del pasado que el danzón. Hay en este un halo de romanticismo tardío que llegó hasta el siglo XX, y que superada su etapa dorada, se ancló con diferentes revivals y reciclajes, «nuevos ritmos» incluidos; y hasta hoy nos ha llegado. Aún así, es imposible, al escucharlo, abstraerse de la Cuba colonial, con sus danzas y salones majestuosos, bailes de parejas y cortejos; es decir, cortejos entre blancos. Al día de hoy, Barbarito Diez nos ayuda con este tema a imaginar, textual y musicalmente, cómo pudiera haberse vivido en aquellos tiempos, la «toxicidad» de un amor, la dependencia, y la imposibilidad del mismo; porque no hay amor, ni en su negatividad, ni siquiera en un tiempo remoto, que no contemple una banda sonora para su historia.
Ofelia / Los Zafiros
Ofelia no comprende tanta toxicidad y nosotres tampoco. Sesenta y dos años han pasado desde que Los Zafiros lanzaron Un nombre de mujer, como parte de su primer álbum Más de Los Zafiros. Su historia es simple: el amante insiste en recuperar a Ofelia mediante una llamada telefónica; ella lo ignora y así, durante dos minutos, se narra la llamada sin aparente desenlace. Sé como Ofelia, queride, valórate.
Quién no ha dicho una mentira / Los Van Van
Olvídense del limón, la confianza es la base de todo, algo que convenientemente parece desentender el personaje de esta canción de Juan Formell, que forma parte del álbum Llegó Van Van, de la legendaria agrupación. En la canción, un amante abandonado se queja de cómo no se le perdonó un engaño, dice que por “defender la imagen de una mujer”, cuando todo el mundo en la vida ha sido un poquito mentiroso. Y sí, pero no. Gaslighting de manual, vamos. Si metemos la pata, hay que buscar mejores excusas, amigo.