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La historia detrás del son de la loma

Cien años después, ya sabemos de donde son los cantantes. Lo hemos escuchado en muchas oportunidades, en las tantas versiones grabadas que existen, en la loma y en el llano, susurrado por Siro, Cueto y Miguel, que lo inmortalizaron, o por cualquier otro artista de las decenas que la han reinterpretado. Son de la loma es, junto al bolero-son Lágrimas negras, y a los sones El que siembra su maíz y La mujer de Antonio, una de las obras insignes del compositor santiaguero Miguel Matamoros, nacido el 8 de mayo de 1894 y ausente desde el 15 de abril de 1971.

El mismo Miguel Matamoros, en una extensa entrevista que concedió a finales de la década del 60 al investigador y musicólogo santiaguero Alberto Muguercia Muguercia, contó la historia de su famoso son y su verdadero nombre: 

“El Son de la loma no se llama así, sino Mamá, son de la Loma. Ese número se me ocurrió en el año de 1922; fue una noche en que yo estaba dando una serenata en Trocha y San Pedro, frente al sanatorio La Colonia Española; conmigo estaba tocando y cantando Alfonso del Río. Entonces de una casa cercana salió una señora con su hija pequeñita y dice así: ʽSeñor, señor, mi hija quiere conocer a los cantantes, quiere saber de dónde son’. Me inspiré en esa pregunta y esa misma noche hice el resto de la poesía. ʽSon de la loma’ quiere decir que son de Santiago, y ʽcantan en el llano’ significa que cantan en La Habana”. 

Se conoce otra versión muy cercana a la anterior. Cuentan que después de una serenata, ya en retirada y angustiados por no tener respuesta de la destinataria, escucharon la voz de una niña que desde el interior de uno de los edificios contiguos preguntaba: “mamá, ¿esos cantantes son de La Habana?”. A lo que la aludida respondió: “No, hijita, son de aquí, de Santiago, de la loma…”. Después de terminada la serenata, Miguel compuso lo que el pueblo llamó Son de la loma

Algunos investigadores han confirmado detalles adicionales a este evento que todo parece indicar ocurrió el lunes 8 de mayo de 1922. El etnomusicólogo Jesús Blanco Aguilar, en su libro Ochenta años del son y los soneros del Caribe, señala que ese mismo año el legendario tema fue editado por primera vez por Pastor R. Lahera, en la calle Villegas No. 18, en La Habana. La canción aparece inscrita como Mamá con el No. 16 de la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo.

Curiosamente, la presencia de Mamá, son de la loma en la discografía de la música cubana no inició, como era de esperarse, con el Trío Matamoros. Según Cristóbal Díaz Ayala en su Enciclopedia Discográfica de la Música Cubana (1925-1960), el popular son fue grabado por el trío en New Jersey el 28 de mayo de 1928 (RCA Victor 81378). Cinco años antes, ya había sido grabado por el Cuarteto Cruz, de Juan Cruz, el 9 de marzo de 1923 (RCA Victor 73883), como Al son de la loma; también por el Trío Villalón, de Alberto Villalón, el 26 de septiembre de 1923 (Brunswick 40073) con el mismo nombre, y por el dúo Pablito y Luna, de Pablito Armiñán y Manuel Luna, como Mamá, son de la loma en julio de 1923 (Columbia Co 2041x). Todos, aparentemente, sin éxito. Sin embargo, no fue hasta el 8 de mayo de 1925 que el trío de los trovadores fascinantes se reunió, por primera vez, en la casa de Miguel Matamoros del barrio Los Hoyos en Santiago de Cuba, en la celebración del cumpleaños 31 de Miguel.

La letra del son también tiene sus particularidades. Por un lado, destaca la galantería de los cantantes santiagueros a los que pertenecía el propio compositor y, por otro, resalta la tensión Habana-Santiago, al adjetivar a esta última como tierra soberana: “Serán de La Habana, serán de Santiago, tierra soberana”. El orgullo santiaguero frente al centralismo habanero. 

El título de la composición también presentó complicaciones sobre si el son debería tomarse como verbo o sustantivo. El mismo Matamoros lo aclaró siempre que se le preguntaba. Díaz Ayala, en su obra ¡Oh Cuba hermosa! El cancionero político social en Cuba, nos da una certera explicación:

“Obsérvese la diferencia de títulos: Al son de la loma, al parecer el título original, es confuso: ¿Es que la loma tiene un son? Y coetáneamente, vemos como título Mamá, son de la loma, que es una estrofa del texto y que sí hace sentido, o sea, son, usado como tiempo del verbo ser, para indicar que esas personas eran de la loma, o vivían en la loma”.

Pero el equívoco continuó. Incluso muchas versiones grabadas aparecieron con el título El son de la loma, usando la palabra “son” como sustantivo o apelativo por el que se conocía un género musical. La confusión, por otra parte, era un motivo más para hablar del número musical y aumentar su fama; aunque Miguel siempre se molestaba cuando se le preguntaba sobre este asunto, sosteniendo que el “son” en el título era verbo, no sustantivo.

Más allá de la polémica, lo cierto es que Son de la loma es una de las piezas más exitosas y reconocidas en la historia de la música cubana junto con El manisero de Moisés Simons y Guajira Guantanamera de Joseíto Fernández; miles de versiones y de todos los matices certifican su acogida por el público. Cada canción tiene una historia, una inspiración diferente, pero todas son vivencias personales, crónicas de la cotidianidad, recreaciones artísticas de la vida.  La creatividad de Miguel Matamoros, en una noche de luna, propia de bohemios, en 1922, nos dejó este hermoso y sencillo son que 100 años después seguimos bailando y gozando: 

 

Mamá yo quiero saber

De donde son los cantantes

Que los encuentro muy galantes

Y los quiero conocer,

Con sus trovas fascinantes

Que me las quiero aprender.

¿De dónde serán? Ay mamá

¿Serán de La Habana?

¿Serán de Santiago?

Tierra soberana

Son de la loma 

Y cantan en llano,

Ya verás, tú verás

Mamá, ellos son de la loma,

mamá, ellos cantan en llano.

Sergio Santana Archbold Ingeniero civil e investigador musical nacido en San Andrés-Isla y residente en Medellín. Autor de los libros ¿Qué es la salsa? Buscando la melodía (1992), Yo Rubén Blades, confesiones de un relator de barrio (1997), Héctor Lavoe, la voz del barrio (2003, 2018) y El inolvidable Tito Rodríguez (2003, 2015), entre otros. Igualmente es autor de los libros Medellín tiene su salsa (2015) en coautoría con Octavio Gómez, y de Mi salsa tiene sandunga (2014). Coautor y coordinador de los libros Lucho Bermúdez, cumbias, porros y viajes (2012) y Benny Moré sin fronteras (2013). Productor de Ediciones Santo Bassilón. Más publicaciones

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  1. Antonio Mora dice:

    Radames, cuatrista octogenario del Grupo SonArte de Santiago me confesó que cuando niño el escuchó a Miguel Matamoros contar el origen de la canción en una reunión de trovadores y confirmo la historia de la pregunta de la niña y la respuesta de la madre utilizando SON del verbo ser refiriéndose a la loma en la que está la Plaza de Marte en referencia a la parte baja de la ciudad pero que lo que compuso fue un BOLERO ADELANTADO no un SON aunque luego se ha interpretado como SON y otras formas rítmicas, esta declaración se encuentra en noticiasdesantiagodecuba.com

  2. Antonio Mora dice:

    Esta es la declaración de la que hablaba en mi anterior comentario https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=3183632248548619&id=100007056244437

  3. Oswaldo Franco dice:

    No hay confusión. Ante la pregunta : de dónde son? la madre responde : son de la loma. Creo que no admite discusiones.

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